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Mostrando entradas de diciembre, 2008

Cine/ "AUSTRALIA"

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Lo que Pearl Harbor se llevó Hay dos motivos por los que la duración de una película puede aproximarse a las tres horas: uno, que exista tanto que contar que un metraje convencional no sea suficiente; y dos, que sus responsables estén tan convencidos de la respuesta del público y de la crítica van a ser ten abrumadoras que piensan que en 180 minutos pueden caber el doble de taquillaje y de premios que en 90. Un ejemplo: Peter Jackson, el director neozelandés de “ El Señor de los Anillos ”, triunfó en Hollywood con su maravillosa adaptación de la voluminosa saga de J.R.R. Tolkien, y cada uno de los tres episodios lograba mantener el ritmo y se hacía sumamente entretenido, porque había realmente muchas cosas que narrar; sin embargo, el mismo Jackson se estrelló estrepitosamente en su siguiente proyecto, una nueva versión de “ King Kong ” que pecó de grandilocuencia y megalomanía y a la que le sobraban, de largo, no menos de cincuenta minutos llenos de alardes tecnológicos inútiles y esce

Cine/ "EL INTERCAMBIO"

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Este no es mi niño, que me lo han cambiao Clint Eastwood ama el Cine; el cine con mayúsculas, el cine clásico, el buen cine. Con él, casi nunca tienen sentido los experimentos estéticos ni las veleidades estilísticas. “ El Intercambio ”, aunque resulte casi incomprensible tratándose de un hombre cercano a los ochenta años, no se trata de su última película sino de la penúltima (“ Gran Torino ” acaba de estrenarse en los USA y lo hará entre nosotros a principios del año próximo), y es que Eastwood parece empeñado en seguir dejando constantes muestras de su sabiduría, como si cada una de ellas estuviese destinada a convertirse en su testamento cinematográfico. Con respecto al film que nos ocupa, hay que empezar por decir que el título original, “ Changeling ”, está pésimamente traducido a nuestro idioma. No se trata de un intercambio ni de un trueque, sino de “ dar gato por liebre ”, de “ dar el pego ”… de “ dar el cambiazo ”. Esta última sí sería la traducción más semánticamente adecua

Cine/ "CREPÚSCULO"

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Vampiros románticos Cada cierto tiempo, el Cine, como la Literatura, tiende a renovase a sí mismo. Así se entienden los remakes y, en general, las corrientes revisionistas, que adaptan conceptos o temáticas más o menos clásicos a la idiosincrasia propia de cada momento. Nada es nuevo y todo ya está inventado; es cuestión de rehacer lo viejo y ya conocido con texturas fácilmente asimilables por los nuevos espectadores. “ Crepúsculo ” es, en este sentido, una película que podría denominarse “generacional”: dejando aparte su teórica adscripción al género terrorífico, confluyen en ella los mismos propósitos de, por ejemplo, “ Rebelde sin causa ”, “ West Side Story ”, “ Grease ” o “ Romeo + Julieta ” (versión Baz Luhrmann). Se trata de crear un nuevo punto de partida común desde el que los jóvenes puedan proveerse de nuevos modelos estéticos, nuevos ejemplos de comportamiento, todo ello alrededor de una romántica historia de amor. Isabella ( Kristen Stewart ), a quien todo el mundo llama si

Cine/ "DÍ QUE SÍ"

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Imposible negarse ¿Especie de prematuro e innecesario remake de “ Mentiroso compulsivo ”…? Si en aquel film de 1997 Jim Carrey hacía de abogado embustero que, tras formular su hijo un deseo de cumpleaños, se veía obligado a decir siempre la verdad, ahora, 11 años después, Carrey da vida a un empleado de banca bastante negativo que, tras realizar un pacto con una especie de profeta del positivismo, se ve obligado a decir que sí a todo lo que le propongan. Floja, floja, floja. Te ríes, sí, casi siempre a causa de la apabullante gestualidad de Carrey, un tipo que, en el terreno de la comedia, es casi “Como Dios”, pero, por otra parte, por debajo de las risas, da algo de pena que un actor como él, que apuntaba muy prometedoras maneras dramáticas en “ El show de Truman ”, " Man on the Moon " y “ Olvídate de mí ”, acepte seguir volviendo una y otra vez a realizar los mismos papeles recurriendo al mismo repertorio de muecas. No hay mucho más que contar acerca de “ Dí que sí ”, que,

Mi Navidad

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Feliz Navidad a todos. Ho ho ho. ¿Cómo han transcurrido estos primeros días navideños? Por lo que a mí respecta, y, dado que este año mis niños están en compañía de su madre durante este primer período de sus vacaciones, todo ha sido muy minimalista y hogareño. Y no lo digo con ira ni acritud, aunque sí, como es habitual, con algo de tristeza. Desde siempre, he añorado la existencia de uno o varios hermanos, sobre todo en estas fechas entrañables, máxime ahora que mis padres son mayores y cualquier decisión acerca de ellos tengo que tomarla yo solo, consultándome a mí mismo. Pero no cabe duda de que la NocheBuena es tanto más buena cuanto más cariño y amor se palpa en el ambiente, y, en este sentido, no puedo quejarme. Es cierto que nuestra Cena, tras el mensaje del Rey (que yo, como siempre, decliné contemplar) y antes del consabido show de Raphael, se desarrolló en términos muy poco pantagruélicos (apenas unas angulas congeladas, gambas asadas, langostinos cocidos y pierna de cordero

Coquus

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¡Coquus…! Había ido tan sólo una vez a este restaurante de Alhama al que podríamos calificar como “de lujo”. “ Coquus ”, se llama. Me encantó la exquisitez de su comida, sobre todo una deliciosa cebolla caramelizada que iba de guarnición, tan rica que resultaba adictiva. ¡Coquus…! El garito en cuestión era pequeño; el comedor principal apenas tenía cabida para 6 ó 7 mesas, si bien aún existía otra estancia, una especie de reservado para la celebración de comidas de empresa y similares. Los camareros, que eran educadísimos y atentísimos, se las veían y se las deseaban para sortear los obstáculos humanos e inanimados que se encontraban al paso, pero el contenido de sus bandejas merecía con creces el pequeño agobio de la estrechez e, incluso, la elevada cifra que figuraba al final del ticket. ¡Coquus…! Como suele suceder en estos casos, los platos eran grandes, muy grandes, y la cantidad de comida, pequeña, bastante pequeña, aunque, éso sí: deliciosa. Todo el mundo sabe que el mejor p

Mis películas/ "EL BUTANERO SIEMPRE LLAMA DOS VECES" (1992)

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Mi mayor hazaña Para mucha gente podría resultar inconcebible que una modesta película rodada en video doméstico, con mala resolución de imagen y peor calidad de sonido, sea para mí una de los mayores logros de mi vida, tal vez aquéllo de lo que estoy más orgulloso. Con sus efectos especiales patateros y su argumento a veces algo ininteligible por la inaudibilidad de algunos diálogos, constituye no sólo el triunfo del tesón y la voluntad sobre mil y una adversidades, sino la culminación de un viejo sueño y ¿por qué no decirlo? la satisfacción, tal vez no total (¿cuándo lo es?) pero sí muy reconfortante ante la obra conseguida y realizada. “ El Butanero Siempre Llama Dos Veces ” nació en mi mente allá por 1982, cuando aún vivía en mi Alicante natal, y no fue una realidad hasta 11 años más tarde. Probablemente, todos los que aman el Cine, los que son capaces de amar algo tan intensamente como para formar parte de ese concepto amado, han soñado alguna vez con rodar

"¿Es usted Luis?"

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Cuando alguien con quien tengo cierta confianza de repente deja de hablarme de “ tú ” para volver a llamarme de “ usted ”, como cuando no nos conocíamos ni de vista, me pongo a temblar. “ Algo malo me va a decir ”, pienso en lo más recóndito de mi subconsciente. El caso es que ayer volví a quedarme en Lorca al acabar mi jornada laboral, y ¿qué mejor sitio para comer que el mismo bar en el que desayuno todas las mañanas?. “ Where Everybody Knows Your Name ”, decía el estribillo de la canción de cabecera de la maravillosa serie “ Cheers ”, en la que Ted Danson daba vida al dueño de una taberna tan acogedora que los clientes que entraban en ella se sentían como en casa, ya que “ todo el mundo conocía su nombre ”. Eso mismo me sucede a mí en el Bar La Aldea , donde almuerzo cada día desde más de un año. Eran las tres y media y estaba inmerso en la finalización del menú, cuya composición nominal, por cierto, era incapaz de recordar. “¿Qué era eso tan rico cubierto de tomate frito?” “Huevo

Políticamente incorrectos

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A poco que uno se fije, el mar de la política es un hervidero de noticias y cotilleos bastante apasionantes. En concreto, el Congreso de los Diputados y todo lo que le rodea suele ser fuente de la que manan frases lapidarias como el “ Se sienten, coño ” del teniente coronel Tejero , el “ Váyase, señor González ” de José María Ansar , el “ Manda huevos ” de Federico Trillo o, más recientemente, el “ Miembros y miembras ” de Bibiana Aído . Hace unos días, un diputado nacionalista, de nombre Joan Tardá , ofendió a media España con una eufórica arenga pronunciada en catalán que terminaba con un muy poco democrático “¡Viva la República! ¡Muerte al Borbón! ”. La clase política y los periodistas se le echaron encima, y el hombre se vio tan acongojado que llamó al presidente (del Congreso) Bono para pedirle disculpas. El ex-Ministro de Defensa, demasiado condescendiente, aceptó las excusas y dijo que Ta rdá era “ un tipo muy primario y visceral ”, que se exaltaba enseguida, y que lo de desea

Nueva singladura

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A todo se acostumbra uno, a lo bueno y a lo no tan bueno. Quizás por éso no deja de sorprenderme esta nueva relación con alguien que comparte conmigo los mismos gustos musicales. Durante un viaje a Roquetas de Mar, escuchamos a Abba, a Elton John y, brevemente, a Luis Miguel. En nuestra última excursión, a Boney M, The Police y Roxy Music. Un poco de todo, y lo que ya casi me asombra es que, en la mayoría de los casos, se trate de música cantada en inglés y, aun así, mi acompañante y co-piloto no dude en soltarse el pelo y descolgarse con gorgoritos que se parecen a sonidos anglosajones. Pero también se defiende en la lengua de Cervantes y García Márquez. Recuerdo un día en que, viendo un telediario, nos convertimos en improvisados comentaristas de la actualidad, y de cada noticia teníamos algo que aportar, algo que opinar. También influye el hecho de haber nacido en el mismo país (cosa que uno valora solamente después de haber frecuentado otras compañías) y habernos educado en los mis

Precursor

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Acabo de leer en el periódico que los jóvenes comienzan a preferir las nuevas tecnologías al entretenimiento clásico basado en la televisión. Yo no sé si puedo o debo considerarme “joven”; para mi madre, no sólo sigo siendo el niño pequeño al que ella llevaba de la manita, sino que (seguramente a causa de las cataratas) dice que desde que cumplí los treinta apenas he envejecido; por el contrario, para mis hijos soy una especie de matusalén con el cabello perlado de canas (y lo de “volver” a tener algo de cabello ya tiene su mérito, después de lo angustiado que llegué a estar semanas atrás). El caso es que hace mucho que yo empecé a dedicar menos tiempo a la tele y más a mis hobbies, lo cual no siempre ha sido bien recibido por mis ocasionales compañeras de piso. Quienes critican, por ejemplo, que la televisión esté encendida mientras se come, sí ven con buenos ojos que la familia orbite en torno a ella una vez ha concluido el almuerzo. Francamente, me parece una bobada. Nada hay más he

Cine/ "BOLT"

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El último gran héroe... canino Ni una Navidad sin Disney. Disney vuelve a casa por Navidad. La verdad es que, sin tratarse de un producto indigno ni una mala película, poco más puede decirse de "Bolt". La historia versa acerca de un famoso perro actor (¿alguien dijo Rin Tin Tin?) que, de tanto actuar en películas y series de televisión, ha llegado a creer que posee auténticos superpoderes y, por ende, a confundir la fantasía con la realidad. Cuando se extravía, una gata y un hamster le ayudarán a volver a los Estudios cinematográficos a tiempo de salvar heroicamente a su partenaire infantil. No llega ni mucho menos a las cotas de excelencia de las grandes obras maestras de la compañía, pero es obvio que tal no era la pretensión de esta simpática película, sino simplemente propiciar un rato de diversión haciendo hincapié en valores tan necesarios como la amistad, el respeto y la tolerancia. Cine sobre cine, con una correcta animación digital y un perfecto estudio de las textur

Cestas que ilusionan... demasiado

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¿Por qué llamamos “cesta” a lo que no es sino una caja de cartón? Etimológicamente, la costumbre proviene de tiempos poco menos que inmemoriales, en los que algunos privilegiados recibían, llegada la Navidad, una cesta o canasta que podía contener dulces o botellas o incluso algún producto cárnico que solía ser un pollo, un pavo o, más recientemente, una pata de cerdo (léase “jamón”). Con el transcurso de los años, las artesanales cestas trenzadas en esparto, macramé o materiales similares han ido dando paso a esas enormes cajas rectangulares con asa de plástico cuyo contenido, en esencia, no se diferencia mucho del que albergaban sus arcaicas predecesoras. Los que tenemos la fortuna de compartir nuestra actividad laboral con personas generosas y desprendidas, acabamos por acostumbrarnos (malacostumbrarnos) a que, al finalizar cada año, llegarán a nuestras casas una o varias de estas cajas a las que, inconscientemente, continuamos refiriéndonos como “cestas”. Tales recipientes tienen l

Malo para el barcelonismo

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Ayer se produjeron dos malas noticias para el barcelonismo. La primera, según nos la cuentan los periódicos deportivos catalanes, no es preocupante y ni siquiera merece nuestra frustración: el Barça perdió por fin. La segunda sí lleva implícitas unas mayores dosis de inquietud y amargura: Bernd Schuster ya no es entrenador del Real Madrid. Que el Barcelona tenía que perder antes o después era un hecho incuestionable, pues nadie gana eternamente. Mirándolo desde cierto punto de vista, esta derrota es muy poco dolorosa, porque la verdad es que quienes se enfrentaron al Shakthar Kapur no fueron los jugadores habituales que han hecho del “Pep Team” una auténtica máquina de jugar al fútbol, sino un puñado de suplentes reforzado con un manojo de chavales del filial. En cualquier caso, no sólo estaba asegurado el pase a la siguiente ronda, sino que, pasase lo que pasase, se iba a hacer como primeros de grupo, con todas las ventajas que ello conlleva. Pensemos, pues, que el amigo Guardiola qui

Comida global

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¿Crisis…? ¿Qué crisis…? Ese era el título de un famoso LP de Supertramp en cuya portada se veía a un flemático inglés tomando el sol en un entorno hipercontaminado y con una central nuclear al fondo. Lo mismo podría decirse de la situación actual de esta España nuestra, en la que, mientras cada día pierden su empleo miles de personas, vas de compras en fechas pre-navideñas y ni a codazos puedes abrirte paso. Este domingo, día de apertura de muchas grandes superficies por su condición de sándwich entre dos jornadas festivas, habíamos elegido para comer el Kentucky Fried Chicken sito en el complejo del Centro Comercial Thader de Murcia, pero ¿qué demonios?, las colas que nacían en su interior rivalizaban con las del McDonald’s, el Lizarrán o el Pans & Company. Ya me había pasado algo similar el fin de semana anterior, concretamente en el Dos Mares de San Javier, con la diferencia de que, entonces, pudimos comer decentemente en una mesa. Lo de anteayer en el Thader murciano fue mucho

Regalos que ilusionan

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Si tuviera que hacer un listado de los regalos menos ilusionantes que a lo largo de mi vida he recibido, la palma se la llevarían los calcetines. Sí, es cierto que todos los hombres solemos usar tales prendas (yo, incluso en verano), pero desgarrar un papel de regalo cuidadosamente elegido sólo para hallar en su interior un par (o dos) de calcetines siempre me ha parecido casi tan deprimente como encender la radio sólo para escuchar que el Barça ha palmado en el Camp Nou. Vale, estoy exagerando y un regalo siempre es un regalo y “A caballo regalado, no le mires el dentado”, pero es que casi prefiero que no me regalen nada a recibir algo tan manido y tan poco original. Pienso que, para hacer un buen regalo, un regalo que de verdad conlleve acierto asegurado y auténtica ilusión, sólo existen dos caminos: uno, preguntarle directamente al destinatario qué le hace falta o, mejor aún, qué le gustaría recibir; y dos, averiguarlo sutilmente y sorprender gratamente al afortunado o afortunada. C

Cine/ "APPALOOSA"

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Dos pistoleros y un western “Appaloosa” es la segunda película como director del (estupendo) actor Ed Harris, uno de esos calvos cinematográficos que hace de su alopecia un motivo de orgullo del que prácticamente nunca reniega. Tras la dramática “Pollock”, en la que Harris se dirigía a sí mismo para dar vida al controvertido pintor Justin Pollock, ahora prueba fortuna en el género más inequívocamente norteamericano: el western. Si el sheriff que interpreta el Harris actor resulta peligroso y temible por su sangre fría y casi infalible manejo del revólver, el Harris director de “Appaloosa” tiene un peligro todavía mayor: si te lo dejas de lado un minuto, se pone a rodar y rodar y rodar y no para. “Appaloosa” tiene cosas muy buenas, pero está llena de secuencias demasiado largas, de situaciones superfluas, de personajes innecesarios. Personalmente, me encanta el western, y siempre procuro ver en cine todos aquéllos que consiguen hacerse un hueco en las pantallas españolas. Disfruté mucho