Cine actualidad/ "LA GRAN APUESTA"
Números que avasallan Nunca he sido un tipo presuntuoso. No presumo de tener un exquisito gusto cinematográfico ni vacilo de que mis conocimientos sobre el Séptimo Arte son superlativos e inacabables. En absoluto. Soy un simple aficionado al que le encantan las películas, que disfruta en una sala de cine como en ningún otro lugar y que, en mi ingenuidad, aspiro a dejarme llevar, a emocionarme, a apasionarme y, sobre todo, a entretenerme o, lo que es lo mismo, a no aburrirme. Sirva lo anteriormente expuesto para preparar el terreno para mi comentario sobre “La gran apuesta”, una de las principales favoritas para los Oscar de este año. El film, que ha dirigido Adam McKay, acaba de erigirse en triunfadora de los premios del gremio de productores estadounidense, los prestigiosos PGA, con lo cual crecen sus opciones frente a rivales como “El renacido”, “Spotlight” o “Marte”. La historia que narra “La gran apuesta” puede entenderse como una exposición dramatizada de los h