Toreado por Movistar
Dicen las estadísticas que las mayores quejas de los españoles se centran en las compañías de telefonía móvil. Yo, desde mi habitual modestia, quiero sumar la mía personal a ese montón de reclamaciones no siempre satisfechas. Mis actuales problemas con Movistar comenzaron a finales del año pasado, cuando sucumbí a la infantil ilusión del iPhone. Como creo que ya conté en su momento, esos capos del hampa celular me dieron prácticamente como única opción para conseguirlo, la de realizar una portabilidad desde otra compañía, así que tuve que adquirir una tarjeta SIM de color rojo (a buen entendedor...) y a continuación pedir que fuese portada y, subsiguientemente, teñida de azul. De repente, me encontré con un iPhone nuevo y un Nokia "viejo", y, detrás de cada uno de ambos, una línea con cuyos gastos tenía que correr... hiciese uso de ella o no. Con todo el dolor de mi corazón, decidí que lo mejor era dar de baja la línea antigua y quedarme tan sólo con la nueva,