lunes, 29 de enero de 2018

PÍLDORAS DE CINE: Enero 2018 (y II)

Llega la semana de la investidura de Puigdemont y, para eludir las polémicas que suele conllevar últimamente la gestión política, os propongo un tema de conversación más satisfactorio:  nuestro querido Séptimo Arte:

EL CORREDOR DEL LABERINTO:  LA CURA MORTAL
La hermana pobre de las últimas distopías juveniles (las otras serían “Los juegos del hambre” y “Divergente”) llega a su fin más tarde de lo previsto, a causa de un accidente que mantuvo postrado varios meses a su protagonista Dylan O’Brien.  Tras una primera entrega que me pareció interesante y original, la segunda incidía en todos los tópicos del género (una malvada corporación, que, para más inri, se llama “CRUEL”, trata de hallar una cura para una imparable pandemia que convierte a los humanos en una especie de zombies, utilizando como conejillos de indias a los jóvenes protagonistas), y la tercera y última parte no es sino un cierre tan digno como previsible.  El director Wes Ball continúa al frente de la trilogía basada en los libros de James Dashner, y el citado Dylan O’Brien, además de Kaya Scodelario, Thomas Brodie-Sangster, Patricia Clarkson y Will Poulter (magnífico en “Detroit”, irrelevante aquí) vuelven a interpretar a los personajes principales.  Lo mejor es el tratamiento de las relaciones interpersonales, así como el matizado villano al que interpreta Aidan Gillen (“Meñique” en la serie “Juego de tronos”).  No es mucho, pero menos da una piedra…
Calificación:  6,5 (sobre 10)

EL PASAJERO
El gran Liam Neeson ya tiene 65 años, pero, en lugar de jubilarse como héroe de acción, continúa protagonizando thrillers en los que se le exige una excelente forma física.  En “El pasajero” (simplista traducción del original “The Commuter”) interpreta a un ex–policía que se enfrenta a una oscura organización que retiene secuestrados a su mujer e hijo (espera…  ¿de qué me suena esto…?)  A pesar de que el realizador catalán Jaume Collet-Serra se esfuerza bastante a la hora de imprimir una cierta originalidad a la puesta en escena, el argumento hiper convencional es un lastre insuperable:  desde el principio, uno es capaz de adivinar quién es el villano, quién va a ser el aliado último del protagonista y, por supuesto (perdonadme el mini-spoiler) que éste no va a morir.  Liam Neeson haciendo de Liam Neeson (lo cual siempre se agradece), y rodeado de unos desaprovechados Vera Farmiga, Patrick Wilson (sí, los mismísimos Warren), Sam Neill y Elizabeth McGovern, en una cinta de 105 minutos que ni siquiera me parecieron entretenidos.
Calificación:  6 (sobre 10)

EL INSTANTE MÁS OSCURO
Joe Wright, el director de la deliciosa e inolvidable “Orgullo y prejucio”, convierte en largometraje las difíciles circunstancias en que el célebre Winston Churchill accedió al poder, justo en el peor momento posible:  el estallido de la Segunda Guerra Mundial.  Británica por los cuatro costados, “El instante más oscuro” hace de la elegancia y la corrección sus mejores armas, bañadas por una luz primorosamente capturada por el operador Bruno Delbonnel.  En el lado contrario, una banda sonora que firma Dario Marianelli que parece compuesta para cualquier otro film y metida con calzador en éste:  machacona y rimbombante cuando no debe serlo, omnipresente cuando las imágenes exigían silencio…  te saca literalmente de la película.  Por suerte, la enorme interpretación de Gary Oldman acapara toda la atención del espectador mientras está en pantalla.  Mucho más que un gran trabajo de maquillaje (que también lo es), su personificación del premier más famoso es un despliegue de talento, tanto que en ningún momento vemos a Oldman en su mirada, ademanes y movimientos, sino simplemente a un Churchill casi perfecto.  El Oscar tiene propietario asegurado.

Calificación:  7,5 (sobre 10)

lunes, 22 de enero de 2018

Cine actualidad/ “LOS ARCHIVOS DEL PENTÁGONO”

La verdad, toda la verdad

La guerra de Vietnam ha sido al cine estadounidense lo que nuestra Guerra Civil al cine español:  un tema socorrido y recurrente, una ocasión de oro para retratar cómo era la sociedad antes, durante y después de dichas contiendas.  Cada cierto tiempo, una y otra cinematografía regresan indefectiblemente a ese filón aparentemente inagotable, narrando nuevas historias y revelándonos nuevos puntos de vista…

En 1971, los diarios The New York Times y The Washington Post se encontraron con un suculento tesoro que en realidad era una explosiva bomba de relojería:  una fuente generalmente bien informada puso ante sus ojos una serie de documentos clasificados de alto secreto en los que se narraba con pelos y señales cómo todas las administraciones y todos los presidentes de los Estados Unidos desde 1955 sabían perfectamente que la Guerra de Vietnam era una batalla perdida de antemano, que no existía ninguna posibilidad de ganarla, y aun así continuaron enviando al frente a miles de jóvenes soldados con un destino tan incierto como injusto.  Cuando el Times fue obligado a callar por el Gobierno presidido por Richard Nixon, el Post se halló en una difícil tesitura, de la cual dependería incluso su propia subsistencia…

Es bien sabido que, a partir de su lacrimógena “El color púrpura” (1985), el considerado durante años “Rey Midas de Hollywood”, Steven Spielberg (n. 1946) decidió que su carrera debía emprender derroteros un poco más “serios”, de modo que, en su triunfal curriculum lleno de éxitos descomunales (“Tiburón”, “En busca del Arca perdida” y su primera secuela, “Encuentros en la tercera fase”, “E.T. El Extraterrestre”), se fueron sucediendo las películas “ligeras” y las “dramáticas”, logrando su cénit en 1993 cuando se estrenaron casi simultáneamente “Parque Jurásico” y “La lista de Schindler”, la cual le permitió obtener por fin la ansiada estatuílla como Mejor Director.  En la última década, diríase que el maestro ya no goza del mismo fervor popular que hace 25 años, pero aun así su producción no deja de incrementarse, siendo los films con pretensiones de trascendencia los que más han proliferado.  Para el inicio de este año 2018, en el que más adelante veremos un proyecto más liviano, “Ready Player One”, Spielberg nos reserva su más reciente obra solemne, “Los archivos del Pentágono”, en la que vuelve a contar con su último actor fetiche, Tom Hanks, y la veteranísima Mery Streep.

“Los archivos del Pentágono” es no sólo un homenaje a la profesión periodística, sino a todo un negocio en vías de extinción:  los grandes periódicos de inmensas redacciones, concurridas plantillas e incansables rotativas.  Naturalmente, el gran referente formal es “Todos los hombres del presidente” (Alan J. Pakula, 1976), que de hecho también tenía al citado Washington Post como escenario principal, pero lo que consigue Spielberg es algo mucho más ambicioso:  reconstruir minuciosamente la forma de hacer cine en los años setenta, reproduciendo a la perfección la textura y tonalidad de la fotografía, la paleta de color, las técnicas de montaje y la edición de sonido, además de recuperar con asombrosa precisión el mobiliario, el vestuario y los peinados de la época.  En cuanto a la historia en sí, es justo precisar que al guión redactado por Liz Hannah y Josh Singer le sobran unas cuantas páginas, que pueden concretarse muy directamente en ciertas escenas más bien innecesarias cuyo único objetivo es forzar una nueva nominación para Meryl Streep (quien, por otra parte, siempre se lo merece).  Asímismo, el espectador acaba perdiéndose en un amasijo de personajes secundarios que desempeñan la misma función (los reporteros, oficinistas y accionistas tanto del Washington Post como del New York Times), que fácilmente podrían haberse aligerado o fusionado.

Lo que no reviste ninguna duda es la maestría de Steven Spielberg a la hora de ubicar la cámara y planificar cada secuencia, con especial mención al maravilloso momento en que el periódico decisivo entra en prensa, ejemplo de ritmo y montaje al que acompaña una efectiva banda sonora nuevamente firmada por el octogenario John Williams.  Con esta hermosa carta de amor al Cuarto Poder, el más famoso cineasta judío-americano (con permiso del denostado Woody Allen) vuelve a demostrarnos que el Cine, además de una inocente distracción, puede llegar a ser una poderosa arma de comunicación masiva.

Luis Campoy

Lo mejor:  la secuencia que transcurre en la rotativa del periódico;  la recreación del cine de los años setenta
Lo peor:  el film hubiera ganado prescindiendo de algunas escenas y algunos personajes
El cruce:  “Todos los hombres del Presidente” + “Primera plana” + “Spotlight”

Calificación:  8 (sobre 10)

lunes, 15 de enero de 2018

Cine actualidad/ “TRES ANUNCIOS EN LAS AFUERAS”


Llega la gran favorita a los Oscar

La nueva película de los famosos Hermanos Coen…  no la dirigen los Hermanos Coen.  Ni siquiera la escriben, ni tampoco la producen.  La única conexión de hecho entre “Tres anuncios en las afueras” y la filmografía de los artífices de “Fargo” o·”Barton Fink” es la presencia ante las cámaras de la actriz Frances McDormand, protagonista de la citada “Fargo” y que, por cierto, está casada con Joel Coen, el mayor de los célebres hermanos.

Pero lo cierto es que “Tres anuncios en las afueras” (“Three Billboards Outside Ebbing, Missouri”, 2017) transita los mismos caminos que anteriormente recorrieron algunas de las más celebradas ficciones coenianas;  no sólo físicamente (en cuanto a la ubicación de la acción en sí) sino también temática y tonalmente.  Su director, el británico Martin McDonagh (47 años) ya había dado muestras de su peculiar estilo en la encantadora “Escondidos en Brujas” (2009), así como en la posterior y menos conocida “Siete psicópatas” (2012), pero en esta su tercera película hasta la fecha, alcanza un grado de madurez y saber hacer simplemente asombroso.

En las afueras del pueblo ficticio de Ebbing, sito en el condado de Missouri, existen tres vallas publicitarias en desuso.  Un día, una mujer de la localidad, Mildred Hayes, las contrata para publicar sendos anuncios criticando la negligente actitud de la policía local en la investigación de la violación y asesinato de su hija, acaecidos siete meses atrás.  La exteriorización del conflicto no dejará indiferente a nadie, y desencadenará una serie de acontecimientos totalmente inesperados…

Como he dicho anteriormente, el condado de Ebbing no existe en los mapas, pero el director y guionista McDonagh no ha escogido un nombre al azar:  en inglés, “ebbing” vendría a significar “decaimiento” o, aun mejor, “decadencia”.  Se trata de un lugar (el típico pueblo del medio oeste norteamericano) en el que nunca o casi nunca pasa nada y en el que todos o casi todos se conocen entre sí, un sitio donde el progreso y los problemas no son bienvenidos.  Por eso, ante la tragedia sufrida por la familia Hayes, la primera reacción de los habitantes de Ebbing es solidarizarse con la familia de la fallecida pero, cuando la madre decide tomar la iniciativa, los lugareños optan por cerrar filas en torno a la autoridad competente, porque, al fin y al cabo, todos son miembros de una pacífica e idílica comunidad en la que los unos y los otros deben protegerse entre sí.

Fueron varias las cosas que me sorprendieron y maravillaron de “Tres anuncios en la afueras”.  En primer lugar, la habilidad de Martin McDonagh para pergeñar una historia en la que, como en la vida misma, incluso en la peor tragedia afloran inesperados atisbos de comedia.  La facilidad con la que surgen los brotes de humor (negro, pero humor al fin y al cabo) deja al espectador favorablemente impresionado, y por ello capaz de entregarse sin resistencia a los hábiles tejemanejes de McDonagh.  El guión, que bebe no sólo de las fuentes de los Coen sino también de cierta corriente tragicómica explorada por Capra, Ford e incluso Allen, es capaz de reproducir secuencias de la vida cotidiana pero revistiéndolas de unas dosis extra de ironía y cinismo o de ternura y compasión, según el caso, servidas mediante unos diálogos aparentemente simples pero extraordinariamente eficaces.  Muchas veces me gusta reivindicar la importancia del diálogo en una creación literaria, y los que escribe McDonagh no tienen que ver nada con los que caracterizan a Aaron Sorkin, de quien hace unos días comentaba su libreto para “Molly’s Game”;  mientras los de Sorkin son una constante explosión de inventiva y genialidad, los que enriquecen “Tres anuncios en las afueras” aspiran a reflejar la llana naturalidad de lo corriente.  Pero me atrevería a afirmar que el aspecto del excelente guión de la película que más me cautivó fue la maravillosa creación de personajes, todos ellos con su propia alma y su propia voz, con peso específico en la trama, y caracterizados con apenas una afortunada pincelada.  También ayuda, y no poco, la sublime dirección de actores de McDonagh, que logra unas extraordinarias composiciones no sólo del estupendo trío protagonista (Frances McDormand, incomparable;  Woody Harrelson, entrañable;  Sam Rockwell, memorable) sino de prácticamente todos los miembros del elenco, desde la flamante nueva compañera del ex-marido hasta el pretendiente enano al que borda el gran Peter Dinklage de la serie “Juego de Tronos”, pasando por el dentista, el cura, la viuda del sheriff, el empleado de la agencia de publicidad o el pegador de carteles.

Si a todos los méritos de guión e interpretación hasta ahora reseñados, añadimos una dirección de corte clásico, una banda sonora llena de melancolía pero que jamás roba protagonismo y una espléndida fotografía, concluiremos que “Tres anuncios en la afueras” no es sólo una seria favorita a alzarse con los Oscars principales de la próxima edición (sus cuatro Globos de Oro recién conquistados son un buen aval), sino también y sencillamente una de las mejores películas estrenadas en los últimos años.  Una película absolutamente recomendable para todos aquéllos que saben que el Cine es mucho más que efectos especiales, explosiones y aventuras super heroicas.

Luis Campoy

Lo mejor:  el guión, en el que todos los personajes son memorables y se combinan a la perfección el drama y el humor;  la dirección de actores,  la interpretación del trío protagonista
Lo peor:  nada
El cruce  “Fargo” + “El hombre tranquilo”

Calificación:  9 (sobre 10)

jueves, 11 de enero de 2018

PÍLDORAS DE CINE (Enero 2018)

Un musical como los de antes, una interminable partida de cartas y una trepidante aventura selvática conforman las primeras PÍLDORAS DE CINE que os traemos en este año 2018…

EL GRAN SHOWMAN
A pesar de que todos le conocemos por su carismática personificación del irascible mutante Lobezno, el australiano Hugh Jackman tiene tras de sí un jugoso bagaje en lo que se refiere a teatro musical, destacando en cine su papel protagonista en “Los Miserables” de Tom Hooper (2012).  Al finalizar un año marcado por el éxito de “La La Land”, Jackman aceptó convertirse en el mítico P.T. Barnum en “El gran showman”, un nuevo acercamiento hollywoodiense al género del musical clásico, que contiene canciones originales del dúo Pasek & Paul.  Con los rasgos de Jackman, Barnum se convierte en un idealista que ansía hallar el modelo de espectáculo definitivo, exhibiendo ante los ojos asombrados de la sociedad de su tiempo a todo tipo de personajes estrambóticos.  El circo que fundó ha venido prolongando su actividad desde 1870 hasta mayo del pasado año, y lo que de él nos cuenta “El gran showman” es, obviamente, una versión edulcorada e idealizada, como no podía ser de otra manera.  Con un exquisito diseño de producción y funcionales coreografías, la película te conquista apelando a las emociones más primarias, y obviamente, en esta epopeya de triunfo y derrota, de caída y redención, no podía faltar la glorificación de la familia, tanto la tradicional (la que forman Barnum, su esposa y sus hijas) como la profesional (la constituída por los freaks circenses).  Michelle Williams, Zac Efron, Zendaya y una rutilante Rebecca Ferguson completan el reparto de un film que complacerá sin fisuras a los amantes de los musicales.
Calificación:  7 (sobre 10)
 
MOLLY’S GAME
Aaron Sorkin (56 años) se ha venido labrando una prestigiosa reputación como guionista de films como “Algunos hombres buenos”, “La red social” o “Steve Jobs” y series televisivas como “El ala oeste de la Casa Blanca”.  “Molly’s Game” es su debut como director de cine, y para tal iniciación se ha basado en el libro autobiográfico de Molly Bloom, ex esquiadora olímpica reconvertida en organizadora de partidas de poker clandestinas.  En el más puro estilo Sorkin, el inicio de la película es simplemente extraordinario, con un monólogo de ésos que te dejan boquiabierto.  La pena es que, tras ese primer y extraordinario flashback, viene otro, y otro, y otro….  y a una partida de cartas le sucede otra, y otra , y otra, y otra…  Sus pasadísimos 140 minutos de metraje se me hicieron eternos, y ello a pesar de una rutilante y maravillosa Jessica Chastain, a cuyo alrededor bascula toda la ingeniería del film.  Un desaprovechadísimo Idris Elba, un aburrido Kevin Costner repitiendo su papel en “El hombre de acero” y un risible Michael Cera arropan a la Chastain en una demostración de que, cuando un escritor de talento no tiene experiencia como realizador, se aferra como tabla de salvación a la seguridad de un libreto que ha podido desarrollar a su antojo, con lo cual la imagen queda totalmente supeditada a la palabra.
Califiación:  7 (sobre 10)

JUMANJI:  BIENVENIDOS A LA JUNGLA
22 años después de su estreno, “Jumanji” de Joe Johnston nos parece casi un clásico del cine de aventuras, a pesar de que en su momento recibió no pocas críticas, centradas sobre todo en sus pretenciosos efectos visuales, en una época en la que la revolución del pixel estaba apenas despuntando.  Lo cierto es que ahora mismo se la considera una película familiar y entrañable, de la que sobre todo se recuerda al llorado Robin Williams en su papel de un hombre atrapado durante años en un peligroso juego de mesa.  Obviamente sin Williams, los tambores de Jumanji vuelven a sonar para invitarnos a disputar una nueva partida en el universo creado por Chris Van Allsburg y que ya tuvo una secuela en la reivindicable “Zathura” (2005).  Sin embargo, la nueva “Jumanji” que ha dirigido Jake Kasdan, hijo del ilustre Lawrence Kasdan, resulta una decepción considerable una vez leídas ciertas críticas entusiastas que uno no acaba de comprender.  Un humor de baratillo, un tono excesivamente pueril y unas peripecias carentes de interés constituyen la cruz de una película con apariencia de telefilm y de la que sólo se salvan las interpretaciones de Jack Black y Alex Wolff, muy por encima de un Dwayne Johnson con el piloto automático y un villano de pacotilla encarnado por Bobby Cannavale.

Calificación:  6 (sobre 10)

jueves, 4 de enero de 2018

Cine actualidad/ “WONDER WHEEL”

De norias, teatros y gangsters

La maravillosa rueda de talento del ya venerable Woody Allen (acaba de cumplir 82 añazos) gira y gira ininterrumpidamente desde 1968, cuando debutó en la dirección con “Toma el dinero y corre”.  Desde entonces, sus millones de fans de todo el mundo tienen obligatoriamente una cita anual con este judío bajito y neurótico de cuya máquina de escribir han brotado no pocos guiones memorables.

Woody Allen empalma una película con otra, la finalización de un rodaje con el inicio del siguiente, de modo que es más que lógico que, sobre todo en estos últimos años, no todos sus trabajos sean geniales o redondos.  Con todo, un cineasta de su envergadura siempre es capaz de un insuflar a sus obras una pizca de su inmensa sabiduría…

Ginny, una antigua actriz venida a menos, se ha casado en segundas nupcias con el irascible Humpty, el encargado de la noria del parque de atracciones de Coney Island.  Son los años 50, y la aparente tranquilidad del matrimonio se ve alterada cuando ella conoce a un vigilante de la playa con pretensiones de dramaturgo, y Humpty recibe la visita de su díscola hija, con la que no se habla desde que ella se casó con un peligroso gangster…

Cuenta la leyenda que, de un tiempo a esta parte, Woody Allen nos brinda una de cal y otra de arena:  a una película excelente le sigue otra más bien mediocre, lo cual no resultaría extraño, de ser cierto, debido a la referida costumbre del maestro de estrenar invariablemente una película cada año.  En el caso de “Wonder Wheel”, la película que hoy nos ocupa, no tengo muy claro si tocaría una de las “buenas” o una de las “malas” (la anterior, “Café Society” no se decantaba muy claramente en un sentido o en otro…  como tampoco la penúltima, “Irrational Man”).  Lo que sí es cierto es que durante casi todo el (excesivo) metraje me pareció muy poco “alleniana”, ni buena ni mala sino impersonal.  O, mejor dicho, creí percibir que la autoría del film no se debe tanto a su guionista y realizador como a su insigne director de fotografía.

Vittorio Storaro (77 años) es, sin duda alguna, uno de los mejores cinematógrafos de la historia del Cine, un especialista en brindar belleza a través de la luz.  Allen ya había trabajado con él en “Historias de Nueva York” y “Café Society”, pero diríase que en “Wonder Wheel” la aportación de Storaro ha ido muchos pasos más allá, ya que es la fotografía y el tratamiento de la luminosidad y el color lo que eleva la categoría del film por encima de un guión un tanto anodino.  En no pocos momentos, el ritmo decae y los espacios cerrados, aun a pesar del colorido preciosista de Storaro, resultan irreales, poco creíbles.  Los tiempos muertos nos sumergen en la monotonía, y el desarrollo de la trama se vislumbra claramente desde el principio.  Una cosa que eché mucho de menos fueron los habituales diálogos ácidos tan típicos de Allen, quien en esta ocasión tiene su consabido alter-ego en el personaje del salvavidas a cargo de Justin Timberlake, errada elección a mi parecer, ya que el cantante-actor (a quien tampoco ayuda un doblaje desganado) compone un personaje soso y carente de empatía.  Ni siquiera el humor hace acto de presencia en los momentos en que hubiera sido necesario (la caracterización de los mafiosos), y el conjunto está a un paso por debajo del nivel esperado.

Sin embargo, cuando el film está llegando a su fin, emerge la figura de una gigantesca Kate Winslet y Allen le brinda un pedazo de monólogo que la protagonista de “Titanic” borda magistralmente, alcanzando una intensidad imprevista que te deja con enormes ganas de aplaudir.  ¡Pido y demando una nueva nominación al Oscar para este pedazo de actriz!  Completan el cuarteto protagonista un recuperado James Belushi (un poco sobreactuado para mi gusto) y la joven Juno Temple, que deja en mal lugar al personaje de Justin Timberlake por enamorarse de la mujer equivocada…

Luis Campoy

Lo mejor:  la fotografía de Vittorio Storaro y la enorme Kate Winslet, no necesariamente por ese orden
Lo peor:  la falta de diálogos chispeantes, la carencia del “toque Allen” tan característico
El cruce:  “La rosa púrpura de El Cairo” + “Café Society” + “El corazón del Angel”

Calificación:  7 (sobre 10)