Crisis informática
Cuando los chicos de Microsoft comunicaron, hace unos meses, que su entrañable XP no se iba a actualizar más a partir de Abril de 2014 (con lo cual quedaría expuesto a todo tipo de amenazas), comencé a tragar saliva dolorosamente. Cuando, algunas semanas después, en el trabajo nos instalaron el ya desfasado Windows 7 (sustituído no hace mucho por su hermano mayor, el 8), comprendí que el progreso es imparable. Permanecer adicto al XP no sirve de nada, y lo más sensato era asumirlo y abrazar su sistema operativo sucesor. Para ello, un lunes desmonté mi torre y la llevé a una de esas tiendas de informática que últimamente proliferan por Lorca casi tanto como las fruterías marroquíes. Les dejé bien claro (y por escrito) lo que quería que me hicieran, y qué programas necesitaba que me instalaran, en sus versiones aptas para Windows 7. Exactamente siete días después (con un largo y aburrido fin de semana por en medio), me llamaron del taller preguntándome si necesitaba algún prog