Cine: mi comentario sobre "CASINO ROYALE"
Coches que vuelan, disparan misiles y rayos láser e incluso pueden hacerse invisibles; hazañas y proezas más propias de un superhéroe de comic que de un agente secreto; situaciones tan inverosímiles que a veces provocaban no sólo la risa sino también el sonrojo… Estas eran algunas de las características distintivas de las películas de James Bond, el Agente 007 con licencia para matar. Personalmente, he de confesar que, desde que empecé a ir solo al cine, hace ya mucho tiempo, no he faltado una sola vez a la cita con el personaje creado hace 50 años por el ya fallecido Ian Fleming, él mismo agente secreto al servicio de Su Graciosa Majestad. Desde “La espía que me amó” (la primera que ví en cine) hasta hoy han transcurrido prácticamente 30 años de mi vida, en los que he podido sonreir a costa de Roger Moore (el Bond más cómico y más “british”… y el menos creíble), maravillarme ante el tardío regreso del original e inigualable Sean Connery (en la estupenda “Nunca digas nunca jamás”), ent