jueves, 14 de noviembre de 2019

Cine actualidad/ “TERMINATOR: DESTINO OSCURO”


Volver a terminar

Desde que Arnold Schwarzenegger pronunció por primera vez su icónica frase “I’ll be Back” (“Volveré”) en “Terminator” (1984) han pasado nada menos que 35 años, pero aquella promesa de regresar se ha convertido en una letanía ineludible que ya ha provocado 5 secuelas.  En todas ellas, el ya septuagenario actor austríaco ha aparecido de una u otra manera, como protagonista o como secundario o simplemente realizando un cameo inesperado, haciendo de malo malísimo o de bueno heroico y entrañable.  Muy posiblemente, la consabida (re)aparición del intérprete de “Conan” podría considerarse como lo mejor o lo peor de esta añeja franquicia, como el punto álgido de cada capítulo o como el lastre insoslayable que los condena a la mediocridad.

Terminator: Destino oscuro”, al frente de cuya producción vuelve a estar el creador de la saga, James Cameron, supone una continuación directa de la última entrega que Cameron dirigió, “Terminator 2: El juicio final” (1991).  Es decir, los sucesos acaecidos en “Terminator 3: La rebelión de las máquinas”, “Terminator Salvation” y “Terminator: Genysis” NUNCA existieron, y, para empezar, Sarah Connor (Linda Hamilton) está vivita y coleando, eso sí, con unas cuantas arrugas de más.  Esta vez Sarah tiene que ayudar a un cyborg femenino, Grace (Mackenzie Davis) a proteger a una joven, Daniella Ramos (Natalia Reyes) de quien, sin ella misma saberlo aún, dependerá el futuro de la Humanidad, la cual está siendo amenazada por un malvado y aparentemente indestructible robot también futurista (Gabriel Luna).  Para echarles una mano, surgirá de la nada cierto antiguo terminator con complejo de culpabilidad (Arnold Schwarzenegger)…

Como puede verse, el argumento descrito es tan (inmensamente) original que podría decirse que “Terminator: Destino oscuro”, más que una enésima secuela, no es sino un nuevo remake del film de 1984, algo que, por otra parte, viene siendo consustancial a la totalidad de la saga (con la excepción, quizás, de “Terminator Salvation”).  De verdad, ¿hacía falta que James Cameron volviera, con tanto bombo y platillo, para volver a producir y co-escribir lo mismo que hace más de tres décadas?  La sensación de deja-vu hace acto de presencia desde el inicio, aunque el (evidente) avance los efectos especiales consigue que algunos momentos se resuelvan de forma ciertamente impactante (esa violencia explícita que tanto gusta al realizador Tim Miller, quien ya la había ensayado en “Deadpool”).  De todas formas, a poco que nos paremos a analizarlo, todo lo que “Terminator: Destino oscuro” ofrece es un continuo e inacabable refrito de situaciones ya vistas y conocidas, jalonado con puntuales añadidos que, si llaman la atención, no es por su desarrollo argumental sino por su indiscutible poderío tecnológico.

Me pasa que, mientras veía “Terminator: Destino oscuro” en aquella sala de cine aceptablemente concurrida, la disfruté sin paliativos y gocé tanto sus escenas de acción como, sobre todo, la sabiduría de Hamilton y la campechanía de Schwarzenegger...  pero, al ir transcurriendo las horas y posteriormente los días, el recuerdo que se me ha posado en el cerebro es el de un espectáculo que se difumina en sí mismo y que es casi imposible de diferenciar de todos los espectáculos similares que le precedieron.  Para finalizar, quiero reseñar como aspectos positivos, además de la reaparición de los maduros intérpretes de la primera parte, la selección de la joven Mackenzie Davis (32 años) como cyborg bueno, pero también deplorar la designación de la sosísima Natalia Reyes para encarnar a la salvadora del género humano;  en más de una ocasión, dan ganas de que el terminator la liquide con tal de quitarnos de en medio a tan poco carismática heroína.
Luis Campoy

Lo mejor:  Arnold Schwarzenegger y Lindas Hamilton, los efectos visuales
Lo peor:  Natalia Reyes, el constante y mimético deja-vu, el absurdo "destino oscuro" de cierto destacadísimo personaje
El cruce:  “Terminator” + “Terminator 2” + “Terminator 3” + “Terminator 4” +  “Terminator 5”
Calificación:  6 (sobre 10)

lunes, 11 de noviembre de 2019

Cine actualidad/ “EL CUENTO DE LAS COMADREJAS”



Cineastas porteños

Si Norma Desmond fuese argentina, se llamaría…  Mara Ordaz.

Como sombras de un pasado glorioso recluídas en un inmenso caserón campestre, una gran dama del cine argentino, su marido actor ahora paralítico, el guionista que escribió sus mejores papeles y el director que realizó sus películas más gloriosas viven juntos en una especie de microcosmos opresivo, que un día se rompe al producirse la llegada de dos extraños dispuestos a que todo cambie para siempre.

La nueva película de Juan José Campanella, el realizador de “El hijo de la novia” y “El secreto de sus ojos” me deslumbró desde que el otro día vi el tráiler.  La composición de los planos, los decorados, las voces de esos veteranos (y extraordinarios) actores argentinos…  Una vez en el cine, las 2 horas de metraje no han hecho sino entusiasmarme aún más.

El cuento de las comadrejas” tiene todo lo que disfruto en una buena película:  excelentes interpretaciones, fabulosa e imaginativa dirección, sólido guión, acerados diálogos, gran diseño de producción, adecuada banda sonora, gran tratamiento del color, modélica edición de sonido y un humor negro  cautivador.  La insigne Graciela Borges hace poco menos que de sí misma y, evidentemente, lo borda;  Oscar Martínez (que ya me dejó boquiabierto en “El ciudadano ilustre”) está inconmensurable, y Luis Brandoni y Marcos Mundstock tampoco desentonan.  En cuanto a los más jóvenes, decir que Nicolás Francella. como su apellido indica, es hijo del prestigioso Guillermo Francella (”Corazón de león”, “El clan”) y hasta la aportación española (Clara Lago, “Ocho apellidos vascos”) resulta acertada y convicente.

Poblada por personajes que o bien sienten nostalgia de su pasado triunfal o bien pretenden triunfar en el futuro sin importar a quién tengan que destruir para ello, “El cuento de las comadrejas” es un remake del film también argentino “Los muchachos de antes no usaban arsénico” (1976) y, desde mi humilde punto de vista, constituye un entretenimiento tan disfrutable como admirable que merece muy mucho la pena.

Luis Campoy

Lo mejor:  la dirección, los actores, los diálogos, el diseño de producción, el colorido…
Lo peor:  no se me ocurre nada objetivamente malo
El cruce:  El crepúsculo de los dioses” + “La huella” + “El golpe
Calificación:  8,5 (sobre 10)

jueves, 7 de noviembre de 2019

Cine actualidad/ “DOCTOR SUEÑO”


Hotel, dulce hotel

El mismo día de su publicación en España, compré ansioso el nuevo libro de Stephen King, “Doctor Sueño” (2013), que leí entre clínicas y hospitales durante un período particularmente delicado de la salud quebradiza de mi madre.  El día antes, domingo, había leído una reseña en El País Semanal en la que se anunciaba que “Doctor Sueño” era el apodo que recibía un Danny Torrance ya adulto, por lo que la novela no era sino una muy tardía continuación de “El resplandor”…

Dan Torrance, alias “Doc”, el niño del triciclo y el flequillo, ya es un cuarentón que, sin embargo, continúa viviendo traumatizado por los sucesos acaecidos más de tres décadas atrás.  También sigue sufriendo el misterioso don al que llama “el resplandor”, que, entre otras habilidades, le permite conocer sucesos pasados o futuros y comunicarse sin tener que despegar los labios.  Es de esta manera como traba conocimiento con Abra Stone, una niña que también “resplandece” y que revela a Dan la existencia de una misteriosa comuna de vampiros espirituales que, en lugar de sangre, se alimentan del “vapor” que obtienen al torturar y asesinar a niños con poderes precognitivos.  Sólo Dan y Abra podrán hacerles frente, y sólo en un determinado lugar en el que habitan poderosas fuerzas sobrenaturales:  cierto hotel situado en las montañas de Colorado…

Nada más publicarse “Doctor Sueño”, los ejecutivos de Warner Bros. se hicieron con los derechos cinematográficos de la novela, con la intención de poner en marcha una muy demorada secuela de la maravillosa “El resplandor” (1980) de Stanley Kubrick, una de las películas de terror más famosas, admiradas e influyentes de toda la Historia.  Lo primero que tuvieron que hacer fue convencer a Stephen King, que, como todo el mundo sabe, acabó airadamente enfrentado con Kubrick a causa de los cambios que introdujo con respecto al argumento original.  Por suerte, el director asignado al proyecto, Mike Flanagan (n. 1978) enseguida supo ganarse a King prometiéndole que la película no sólo sería razonablemente fiel al libro sino que recuperaría parte de los elementos que el director de “2001, odisea del espacio” profanó al llevar a cabo su personalísima adaptación.

Después de leer el libro en 2013 y revisar “El resplandor”, el film, hace apenas un par de semanas, vi por fin “Doctor Sueño” el sábado por la noche, advertido por un par de amigos que se me habían adelantado y a quienes se les había atragantado bastante.  Con todo, he de decir que a mi me encantó la película casi de principio a fin, con algunos puntuales titubeos compensados (y recompensados) con algunas secuencias excelentemente resueltas.  Doctor Sueño” se permite la licencia de re-rodar las escenas más mitificadas de “El resplandor”, haciendo gala de un trabajazo épico en materia de diseño de producción, decoración, vestuario, iluminación, fotografía y sonido;  sólo por eso se merece, de entrada, todo mi respeto y admiración.  Pero hay más.  Bastante más.

En el inicio de “Doctor Sueño”, el espectador tiene la oportunidad de conocer cómo se está desarrollando la existencia adulta de Dan Torrance (correcto Ewan McGregor), heredero del frenesí alcohólico que arrasó a su padre Jack, pues sólo el alcohol consigue aletargar los poderes que tanto le incomodan y traumatizan.  Pero también conocemos a los terríficos integrantes del “Nudo verdadero”, los bebedores de almas cuya iconografía nos remite inevitablemente a la de la celebrada “Los viajeros de la noche” de Kathryn Bigelow.  Es en esta pintoresca secta donde se integran dos personajes que fascinan y aterrorizan a partes iguales:  su bellísima pero letal lideresa, Rose la Chistera (descomunalmente bella Rebecca Ferguson) y su segundo de a bordo y ocasional amante, Papá Cuervo (el televisivo Zahn McClarnon).  La verdad es que, comenzando por una presentación que homenajea al “Frankenstein” de James Whale, todas las escenas del Nudo están filmadas con una mezcla de horror y lirismo que remite al romanticismo oscuro del siglo XIX.  Completando el elenco de personajes protagónicos, la niña Kyliegh Curran (13 años) interpreta a Abra con bastante soltura y desparpajo.

A pesar de alguna que otra arriesgada (y fallida) decisión (traer de vuelta a ciertos personajes pero interpretados por actores que no siempre dan el pego), “Doctor Sueño” sabe reflejar muy bien el infierno al que es capaz de descender un persona aterrorizada por un don que nunca pidió tener, pero también el modo en que otros poseedores de ese mis poder pretenden utilizarlo para sus propios y maléficos fines.  Drama, tragedia y no pocas dosis de terror, que han conseguido que el escritor más adaptado de la actualidad se reconcilie por fin con el Séptimo Arte.

Luis Campoy

Lo mejor:  la recuperación de los momentos más icónicos de “El resplandor
Lo peor:  el intento fallido de recuperar los personajes más icónicos de “El resplandor
El cruce:  El resplandor” + “Los viajeros de la noche” + “La furia
Calificación:  8 (sobre 10)