Eurocampeones

En un día como el de hoy es obligado hablar de fútbol. El llamado “Deporte Rey”, el que más emociones y pasiones desata a lo largo y ancho del Orbe terráqueo, hizo que anoche las calles, plazas y fuentes públicas de toda España se llenaran de miles de personas que, en su mayoría, volvieron a confundir la alegría y la euforia con el puro gamberrismo. En Alhama de Murcia, donde vivo, fui testigo de un sinfín de actuaciones que ni siquiera el nerviosismo previo o la dicha posterior pueden ni deben excusar. Comportarse como auténticos energúmenos en un pub abarrotado de gente, entablando un absurdo duelo decibélico con el disc jockey del establecimiento (los clientes soplaban sus bocinas y, paralelamente, el pinchadiscos subía el volumen de los Celtas Cortos hasta límites impensables e insoportables) no creo que tenga nada que ver con el deporte, como tampoco que, una vez concluido el trascendental encuentro frente a Alemania, los coches y, nuevamente, las bocinas, sometieran a un castigo ...