En el Balneario de Archena
Ayer, en plan “broche de oro” a mis ya casi extintas vacaciones de verano, fui con los niños al famoso Balneario de Archena. Resultaba casi imperdonable vivir tantos años en Murcia y no haber ido todavía a tan prestigioso lugar de disfrute y descanso, y lo cierto es que merece realmente la pena. Si se trata de una excursión de ocio y placer, hay sobradas ocasiones para pasárselo de miedo, pero, si acaso existen motivos terapéuticos, no hay nada como un buen remojón en sus aguas termales, de las que sales hecho una sopa pero relajado y revitalizado. Como es lógico, los peques no querían salir de las piscinas, y he de reconocer que yo tampoco estaba muy deseoso de ello. Solamente los motivos económicos me obligaron a pensármelo dos veces, ya que al llegar te dan un reloj que cronometra el tiempo que permanec es en la instalación y, cuanto más rato estás, más tienes que cotizar al salir. Aunque el día era espléndido y daba gustito dejarte bañar por el sol mientras te chapuzabas en la enor