Cine/ "EL CABALLERO OSCURO"
Villano brillante, héroe oscuro
“Batman Begins” fue, sin duda alguna, uno de los mejores films de 2005, y se convirtió inmediatamente en una de las mejores adaptaciones de un comic al cine, tan sólo superada por el primer “Superman” (Richard Donner, 1978). Las claves del éxito de una película de superhéroes ya las apunté en el artículo que escribí a cuenta de “V de Vendetta”, y las vuelvo a reproducir aquí: 1) resultar entretenida, pero dosificar las escenas de acción; 2) trabajar tan intensamente el guión como si tratase de una adaptación de teatro clásico; es un error dirigirse a un hipotético público infantil formado por niños idiotas; 3) prescindir del humor que no sea estrictamente necesario; 4) hacer al protagonista tan creíble y humano como se pueda, explicando los orígenes de su poder o destreza y haciéndolo accesible; 5) no olvidar que, para que un héroe sea digno de admiración, tiene que existir un villano no menos formidable; 6) no ceder a la tentación de supeditar la película al lucimiento de los efectos especiales, en particular aquéllos generados por ordenador. Christopher Nolan (también director) y el desigual David S. Goyer se empeñaron en restaurar la franquicia de Batman al status que legítimamente le correspondía, tras las horrendas atrocidades cómico-psicodélicas perpetradas por Joel Schumacher (“Batman Forever” y, sobre todo, la pestilente “Batman & Robin”), y lo hicieron siguiendo a rajatabla el esquema que acabo de apuntar. Todo en “Batman Begins” resultaba realista, adulto y creíble, el infantilismo no tenía lugar, el humor apenas se revelaba en contadísimas pinceladas, los diálogos rozaban la perfección y todos los (excelentes) actores realizaban una interpretación naturalista.
Tres años después, Christopher Nolan vuelve a la carga y nos presenta su segunda visión del Hombre Murciélago, que respeta escrupulosamente los postulados de la primera entrega, sólo que… magnificándolos. El resultado es de sobras conocido: han caído, uno tras otro, todos los récords históricos de recaudación, los internautas más fanáticos consideran a “El Caballero Oscuro” la mejor película de la Historia (por encima de “Casablanca”, “El Padrino” o “Ciudadano Kane”) y ya se apunta un Oscar póstumo para el recientemente fallecido Heath Ledger, que interpreta de forma impactante al villano Joker. ¿Son justificados tantos parabienes? Evidentemente, NO. Se trata, sin duda, de un buen producto (algo inferior, para mi gusto, a la insuperable “Batman Begins”), y, obviamente, los números no mienten. La recaudación estratosférica está ahí y es un hecho, pero no hace falta ser un catedrático de Cine para comprender que “Ciudadano Kane” o “Casablanca” suponen hitos históricos que “El Caballero Oscuro” ni de lejos logra eclipsar, y, en cuanto al premio al difunto Ledger, como reconocimiento quedaría muy bien, pero primero habría que conocer la calidad de las interpretaciones de los compañeros/rivales con quienes competiría. ¿Por qué, pues, tan enfática respuesta? En primer lugar, recordemos que donde ha nacido el mito es en los Estados Unidos, país de tan corta historia que todos los días surgen héroes nacionales hasta debajo de las piedras. En segundo lugar, el morbo de la muerte tiene un efecto poderoso y resulta irresistible acudir a presenciar el (pen)último trabajo de un joven, atractivo y prometedor actor que ni siquiera pudo vivir para contemplar su trabajo en pantalla. En tercer lugar, el boca a boca a través de internet ha servido de publicidad avasalladora, así como la hábil campaña llevada a cabo por Warner Bros. Pero es que, como ya dije anteriormente, la película merece la pena, y no sólo para los adeptos a los comics.
Los cuatro personajes principales (Bruce Wayne, Batman, el héroe incansable pero desilusionado; el Joker, el villano carente de pasado, escrúpulos y motivación; el teniente Gordon, el único policía honesto de la ciudad; y Harvey Dent, fiscal del distrito, cuya nobleza e idealismo sufrirán un dramático revés) están primorosamente trazados sobre el papel, y eso es muy, muy positivo, si bien en la traslación del libreto a la pantalla algo falla. Es indudable que la interpretación de Heath Ledger es extraordinaria, no seré yo quien lo discuta, pero es que el director lo ha tratado con auténtico mimo y veneración, otorgándole las mejores escenas, los mejores encuadres, la mejor iluminación posible. Paradójicamente, tanto Batman como su alter ego Bruce Wayne están bastante desdibujados, lo cual me irritó un poco. Las apariciones de Batman son casi episódicas, y son contadísimas las veces que vemos a su intérprete, Christian Bale, sin la máscara puesta. Más que una obra acerca de un héroe que debe derrotar a un villano, “El Caballero Oscuro” parece la epopeya de un villano que debe hacer frente a todos quienes se oponen a su maldad. Incluso Aaron Eckhart, que da vida al fiscal Harvey Dent, tiene más ocasiones de lucimiento que el Hombre Murciélago, y el actor las aprovecha más y mejor que un algo descafeínado Christian Bale, relegado a secundario de lujo tras haber sostenido sobre sus hombros el peso dramático de “Batman Begins”. Gary Oldman, Michael Caine, Morgan Freeman y un recuperado Eric Roberts también realizan buenos trabajos, no así la rubicunda Maggie Gyllenhaal, quien sustituye a la frágil Katie Holmes de “Begins”, que a mí me convenció más (por cierto, qué morbo: Maggie Gyllenhaal es hermana de Jake Gyllenhaal, el cowboy enamorado de Heath Ledger en “Brokeback Mountain”).
Intensa, larga pero nunca aburrida, asfixiante en su descripción realista de la suciedad moral que socava los cimientos de una gran ciudad, “El Caballero Oscuro” hubiera necesitado, en contra de mi propia teoría, algo más de humor (negro) en las escenas a cargo del Joker, más protagonismo a cargo del supuesto protagonista (Batman) y, ya poniéndome quisquilloso, menos secuencias diurnas como la del principio, que chirrían un poco. En fin, son pequeños detalles que privan a esta estupenda película de haberse convertido en una obra maestra capaz de arrastrar al cine incluso a los que se burlan de quienes continuamos leyendo comics.
Luis Campoy
Lo mejor: el guión, los diálogos, Heath Ledger, Aaron Eckhart, Gary Oldman
Lo peor: el poco protagonismo del Hombre Murciélago, las secuencias filmadas a la luz del sol, que en una película del Batman hacen daño a la vista
El cruce: “Batman Begins” + “Batman” (de Tim Burton) + “El Silencio de los Corderos”
Calificación: 8,75 (sobre 10)
“Batman Begins” fue, sin duda alguna, uno de los mejores films de 2005, y se convirtió inmediatamente en una de las mejores adaptaciones de un comic al cine, tan sólo superada por el primer “Superman” (Richard Donner, 1978). Las claves del éxito de una película de superhéroes ya las apunté en el artículo que escribí a cuenta de “V de Vendetta”, y las vuelvo a reproducir aquí: 1) resultar entretenida, pero dosificar las escenas de acción; 2) trabajar tan intensamente el guión como si tratase de una adaptación de teatro clásico; es un error dirigirse a un hipotético público infantil formado por niños idiotas; 3) prescindir del humor que no sea estrictamente necesario; 4) hacer al protagonista tan creíble y humano como se pueda, explicando los orígenes de su poder o destreza y haciéndolo accesible; 5) no olvidar que, para que un héroe sea digno de admiración, tiene que existir un villano no menos formidable; 6) no ceder a la tentación de supeditar la película al lucimiento de los efectos especiales, en particular aquéllos generados por ordenador. Christopher Nolan (también director) y el desigual David S. Goyer se empeñaron en restaurar la franquicia de Batman al status que legítimamente le correspondía, tras las horrendas atrocidades cómico-psicodélicas perpetradas por Joel Schumacher (“Batman Forever” y, sobre todo, la pestilente “Batman & Robin”), y lo hicieron siguiendo a rajatabla el esquema que acabo de apuntar. Todo en “Batman Begins” resultaba realista, adulto y creíble, el infantilismo no tenía lugar, el humor apenas se revelaba en contadísimas pinceladas, los diálogos rozaban la perfección y todos los (excelentes) actores realizaban una interpretación naturalista.
Tres años después, Christopher Nolan vuelve a la carga y nos presenta su segunda visión del Hombre Murciélago, que respeta escrupulosamente los postulados de la primera entrega, sólo que… magnificándolos. El resultado es de sobras conocido: han caído, uno tras otro, todos los récords históricos de recaudación, los internautas más fanáticos consideran a “El Caballero Oscuro” la mejor película de la Historia (por encima de “Casablanca”, “El Padrino” o “Ciudadano Kane”) y ya se apunta un Oscar póstumo para el recientemente fallecido Heath Ledger, que interpreta de forma impactante al villano Joker. ¿Son justificados tantos parabienes? Evidentemente, NO. Se trata, sin duda, de un buen producto (algo inferior, para mi gusto, a la insuperable “Batman Begins”), y, obviamente, los números no mienten. La recaudación estratosférica está ahí y es un hecho, pero no hace falta ser un catedrático de Cine para comprender que “Ciudadano Kane” o “Casablanca” suponen hitos históricos que “El Caballero Oscuro” ni de lejos logra eclipsar, y, en cuanto al premio al difunto Ledger, como reconocimiento quedaría muy bien, pero primero habría que conocer la calidad de las interpretaciones de los compañeros/rivales con quienes competiría. ¿Por qué, pues, tan enfática respuesta? En primer lugar, recordemos que donde ha nacido el mito es en los Estados Unidos, país de tan corta historia que todos los días surgen héroes nacionales hasta debajo de las piedras. En segundo lugar, el morbo de la muerte tiene un efecto poderoso y resulta irresistible acudir a presenciar el (pen)último trabajo de un joven, atractivo y prometedor actor que ni siquiera pudo vivir para contemplar su trabajo en pantalla. En tercer lugar, el boca a boca a través de internet ha servido de publicidad avasalladora, así como la hábil campaña llevada a cabo por Warner Bros. Pero es que, como ya dije anteriormente, la película merece la pena, y no sólo para los adeptos a los comics.
Los cuatro personajes principales (Bruce Wayne, Batman, el héroe incansable pero desilusionado; el Joker, el villano carente de pasado, escrúpulos y motivación; el teniente Gordon, el único policía honesto de la ciudad; y Harvey Dent, fiscal del distrito, cuya nobleza e idealismo sufrirán un dramático revés) están primorosamente trazados sobre el papel, y eso es muy, muy positivo, si bien en la traslación del libreto a la pantalla algo falla. Es indudable que la interpretación de Heath Ledger es extraordinaria, no seré yo quien lo discuta, pero es que el director lo ha tratado con auténtico mimo y veneración, otorgándole las mejores escenas, los mejores encuadres, la mejor iluminación posible. Paradójicamente, tanto Batman como su alter ego Bruce Wayne están bastante desdibujados, lo cual me irritó un poco. Las apariciones de Batman son casi episódicas, y son contadísimas las veces que vemos a su intérprete, Christian Bale, sin la máscara puesta. Más que una obra acerca de un héroe que debe derrotar a un villano, “El Caballero Oscuro” parece la epopeya de un villano que debe hacer frente a todos quienes se oponen a su maldad. Incluso Aaron Eckhart, que da vida al fiscal Harvey Dent, tiene más ocasiones de lucimiento que el Hombre Murciélago, y el actor las aprovecha más y mejor que un algo descafeínado Christian Bale, relegado a secundario de lujo tras haber sostenido sobre sus hombros el peso dramático de “Batman Begins”. Gary Oldman, Michael Caine, Morgan Freeman y un recuperado Eric Roberts también realizan buenos trabajos, no así la rubicunda Maggie Gyllenhaal, quien sustituye a la frágil Katie Holmes de “Begins”, que a mí me convenció más (por cierto, qué morbo: Maggie Gyllenhaal es hermana de Jake Gyllenhaal, el cowboy enamorado de Heath Ledger en “Brokeback Mountain”).
Intensa, larga pero nunca aburrida, asfixiante en su descripción realista de la suciedad moral que socava los cimientos de una gran ciudad, “El Caballero Oscuro” hubiera necesitado, en contra de mi propia teoría, algo más de humor (negro) en las escenas a cargo del Joker, más protagonismo a cargo del supuesto protagonista (Batman) y, ya poniéndome quisquilloso, menos secuencias diurnas como la del principio, que chirrían un poco. En fin, son pequeños detalles que privan a esta estupenda película de haberse convertido en una obra maestra capaz de arrastrar al cine incluso a los que se burlan de quienes continuamos leyendo comics.
Luis Campoy
Lo mejor: el guión, los diálogos, Heath Ledger, Aaron Eckhart, Gary Oldman
Lo peor: el poco protagonismo del Hombre Murciélago, las secuencias filmadas a la luz del sol, que en una película del Batman hacen daño a la vista
El cruce: “Batman Begins” + “Batman” (de Tim Burton) + “El Silencio de los Corderos”
Calificación: 8,75 (sobre 10)
Comentarios
Ha mi me ha gustado la película en general. Pero como indica Luis parece más Jocker El Villano Oscuro que el título original. El Jocker está genialmente interpretado, lástima que actor descanse ya en paz. No voy a decir que mejor que Jack Nicolson por que es distinto, interpretado de otra manera, pero nada que envidiar. Lo que si he notado que no pareció que estábamos en Gotham. Estábamos en Nueva York. Para mi gusto le ha faltado el ambiente gótico que siempre rodea a Batman. Esa oscuridad, esos edificios, esas estatuas,... ese ambiente a Gotham no a una gran ciudad actual. Un saludo. JA desde Alicante.
"Casablanca" hito histórico de qué? Una notable película dentro del industrial sistema de estudios americano, nada más. Ponerla al lado de "Ciudadano Kane" o de "El caballero oscuro" es un insulto a dos autores como era Welles y como es Nolan.