Como cinco soles
Había tenido la precaución de reservar una mesa en el bar en el que cada fin de semana veo jugar a "mi" Barça, pero, sinceramente, llegué a considerar la posibilidad de no ir a presenciar el duelo ante el Madrid. Esta clase de partidos congregan a una muchedumbre todas y cada una de las veces, y la racha goleadora del equipo merengue y el clima tenso creado por las provocaciones del entrenador José Mourinho y la megaestrella Cristiano Ronaldo me hacían pensar que esta vez nos tocaba perder, y no me apetecía nada hacerlo en compañía de una horda de madridistas eufóricos y, sobre todo, anticatalanistas. Finalmente pudo más mi amor hacia los colores blaugranas que mi temor ante el espectro blanco, pero, cuando ya decidido, iba a empezar a arreglarme, de repente lo ví todo negro. La luz se había ido, y no sólo en mi casa y en mi calle, sino en todo el barrio. Media Lorca se quedó a oscuras en los minutos previos al más grande espectáculo futbolístico de cada temporada. A pesar...