El miedo, el peor remedio
No entiendo muy bien la advertencia que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, lanzó ayer a los cuatro vientos: ETA no está muerta (éso ya lo sabíamos), ni siquiera está derrotada (también lo intuíamos) y muy posiblemente está preparando una acción a gran escala, ya sea un atentado espectacular o un secuestro mediático con los que hacerse notar internacionalmente ahora que España va a presidir la Unión Europea. Que una organización terrorista como la vasca sigue activa es algo que todos sabemos y que, para empezar, deben tener especialmente presente quienes tienen la obligación y los medios para controlarla y combatirla. En cuanto al pueblo llano, que yo sepa, nadie (todavía) se ha jactado eufóricamente de que el demonio etarra ya ha sido exorcizado, por lo que la opinión pública (especialmente la vasca, aunque también la clase política y el estamento militar) no creo que se haya lanzado en masa a los bares y tascas para agotar todas las reservas de champán y txacolí con