Cine/ "Millennium 2: LA CHICA QUE SOÑABA CON UNA CERILLA Y UN BIDÓN DE GASOLINA"
Los productores que soñaban con hacer una película pero hicieron un telefilm
Luis Campoy
Lo mejor: Noomi Rapace
Lo peor: la estética de telefilm europeo, la banda sonora, el maquillaje y la cojera del “superespía” Zala
El cruce: “Los hombres que no amaban a las mujeres” + “Rocky III” + “Regreso al futuro 2”
Calificación: 5 (sobre 10)
Cuando acabé de leer el segundo episodio de la trilogía “Millennium”, “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina”, hace cosa de un mes, eché el freno y me negué a continuar con la lectura del tercero, “La reina en el palacio de las corrientes de aire” hasta que no hubiese visto en cine la adaptación de la segunda parte. Quizás hoy mismo, antes de acostarme, eche mano del libro y continúe descubriendo las aventuras de Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist justo donde han quedado al final de la más bien decepcionante película que acabo de ver. Como ya conté en su momento, el éxito internacional de las novelas de Stieg Larsson me pilló un poco fuera de onda, y sólo me animé a unirme al distinguido club de sus millones de lectores tras descubrir que la intriga sueca que desvelaba el primer film, “Los hombres que no amaban a las mujeres” no estaba nada, pero nada mal. Claro que también acerca de ésto ha habido multitud de opiniones. Mi respeto a quienes opinan que la película anterior era una visualización torpe y confusa, pues, después de haberla revisado por segunda vez en DVD, yo me reafirmo en que se trata de un thriller duro, morboso y estimulante, en el que un gran personaje (la citada Lisbeth Salander, la hacker de los piercings y los tatuajes) hallaba a una gran actriz (Noomi Rapace) capaz de darle vida con indiscutible soltura. Pero, ay, el avispado productor de la saga ha considerado que el primer director, Niels Arden Oplev, se merecía un innecesario descanso y ha contratado para sustituirle a un torpón Daniel Alfredson, que a punto está de lograr que la afamada trilogía novelística se quede en díptico cinematográfico, cosa que los potenciales espectadores del tercer film, que, obviamente, son los acérrimos fans de las novelas, no podrían consentir. Lo peor es que la tercera entrega también la ha firmado el tal Alfredson, lo cual es un pésimo augurio. El caso es que en “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina”, la película, tenemos ocasión de disfrutar nuevamente de una estupenda actuación de Noomi Rapace y de una, como mucho, correctita composición de Michael Nykvist como su partenaire periodista. Uno de los “logros” de los guionistas del film es despojar a Lisbeth Salander del enorme protagonismo que adquiere en el segundo libro (que, por cierto, es ostensiblemente mejor que el primero), y ello deviene un producto bastante gris y descafeínado en el que aparecen y desaparecen demasiados personajes que no tienen peso específico y confunden al espectador. Se nota demasiado el loable empeño de los responsables de la cinta a la hora de pretender complacer a la legión de lectores respetando en lo posible la mayoría de subtramas de la novela, pero la sobredosis de información que intentan suministrar es más bien anticinematográfica, además de servida por algunos actores que provocan bastante decepción. Sucede con la actriz (Lena Endre) que interpreta a Erika Berger, la socia y amante de Mikael Blomkvist; con el actor que encarna al anterior tutor de Lisbeth, Holger Palmgren (Per Oskarsson); y, sobre todo, con el "aterrador" villano Zala (Georgi Staykov), cuyas "terribles" quemaduras literarias han sido tan mal trasvasadas al cine que el pobre parece el padrastro de Michael J. Fox en “Regreso al futuro 2” con un hilarante toque de Freddy Krueger. Por cierto, el actor que interpreta al boxeador Paolo Roberto, que en la ficción fue entrenador personal de Lisbeth, se llama… Paolo Roberto; resulta que se trata de un personaje real, un deportista famoso en Suecia que Larsson incluyó en su libro, y que en la peli ha accedido a interpretarse a sí mismo. Demasiado ambiciosa pero demasiado esquemática, demasiado esclava de su propio intento de ser provocadora (la escena lésbica entre Lisbeth y Miriam se eterniza sin ton ni son), “La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina” es un thriller más bien aburrido que, si yo hubiese visto sin haber leído el libro, probablemente hubiera conseguido que huyera de Stieg Larsson como de la peste. Y éso hubiera sido muy, muy triste.
Luis Campoy
Lo mejor: Noomi Rapace
Lo peor: la estética de telefilm europeo, la banda sonora, el maquillaje y la cojera del “superespía” Zala
El cruce: “Los hombres que no amaban a las mujeres” + “Rocky III” + “Regreso al futuro 2”
Calificación: 5 (sobre 10)
Comentarios
Alburkerke
ME GUSTARÍA QUE ME ENVIARAS LA CRÍTICA DE “AGORA”, QUE ESTUVE A VERLA EL SÁBADO, Y… QUE EL CINE NO ES EL SÉPTIMO ARTE, NI NÁ DE NÁ.
UN ABRAZO.
Pedro J.
y también me gustaria saber tu critica mi querido amigo y admirado Luis.
un beso
MARISA