El miedo, el peor remedio
No entiendo muy bien la advertencia que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, lanzó ayer a los cuatro vientos: ETA no está muerta (éso ya lo sabíamos), ni siquiera está derrotada (también lo intuíamos) y muy posiblemente está preparando una acción a gran escala, ya sea un atentado espectacular o un secuestro mediático con los que hacerse notar internacionalmente ahora que España va a presidir la Unión Europea. Que una organización terrorista como la vasca sigue activa es algo que todos sabemos y que, para empezar, deben tener especialmente presente quienes tienen la obligación y los medios para controlarla y combatirla. En cuanto al pueblo llano, que yo sepa, nadie (todavía) se ha jactado eufóricamente de que el demonio etarra ya ha sido exorcizado, por lo que la opinión pública (especialmente la vasca, aunque también la clase política y el estamento militar) no creo que se haya lanzado en masa a los bares y tascas para agotar todas las reservas de champán y txacolí con las que brindar por la instauración de la Paz. Es decir, aunque es posible que quienes están más expuestos a convertirse en víctimas de ETA puedan relajar sus medidas de seguridad ante un relativamente largo período de bonanza, me parece una temeridad y una estupidez que, para recordarles que aún están en peligro, salga a la palestra todo un superministro y aterrorice a toda la nación. No sólo eso: es como si el Gobierno pretendiera excusarse por anticipado ante la posibilidad de ser golpeado; si realmente el atentado o el secuestro se produjeran, bastará con que Rubalcaba se limite a decir “Lo siento, pero ya lo avisé”. Pilatos también se lavó las manos, pero éso no le libró de su parte de culpa: la impasibilidad, la apatía y la inacción deberían constituir un delito moral de omisión. Claro que no es el caso, espero, pues Interior y los cuerpos de Seguridad no detienen jamás su maquinaria preventivo-represora. Luego ¿a qué viene proferir tan negros vaticinios como el de ayer? ¿Saldría don Alfredo de una copiosa comida navideña y los periodistas le pillaron con alguna copichuela de más? Ante la posibilidad de que algo malo suceda, me parece que lo último que un gobernante debería hacer sería efectuar un llamamiento al horror como lo que ayer perpetró Rubalcaba. Para una tragedia más o menos previsible, el miedo es siempre el peor remedio.
Comentarios
Esta gente parece que en vez de preocuparse por lo que tienen encima, se preocupan de todo menos de lo que ya digo tienen encima, mas de cuatro millones de parados, y la gente intentando salir de esto, no se sabe como...aunque viendo la cara del presidente, parece que todo va bien.
besos y Feliz Año Nuevo.
Marisa