Desangrado
Durante muchos años he estado (mal)acostumbrado a disfrutar de la Sanidad privada en todas sus facetas, y sin necesidad de contratar uno de esos seguros sanitarios que hoy tanto se han extendido. Sin embargo, a raíz tanto de ciertos cambios operados en mi empresa como de mi traslado a otra localidad, de un tiempo a esta parte todo ha cambiado y mi médico pasa consulta, como el de la mayoría de la gente, en el Ambulatorio o Centro de Salud del pueblo en el que vivo. El hecho de no disfrutar de los susodichos privilegios me ha hecho tomar conciencia de un aspecto de la realidad que tenía equívocamente superado, como es el contacto directo con la enfermedad, con la humildad de quienes no pueden costearse una compañía aseguradora privada. Eran poco más de las ocho de la mañana cuando llegaba a mi Centro de Salud. Las calles a mi paso estaban todavía casi desiertas, pero la sala de espera bullía inquieta. Al cabo de un nada aséptico instante, una enfermera coloniza una mesa vacía con toda u...