Mi comentario sobre "SALVAJE"
Desconozco si los ejecutivos de Dreamworks, el estudio propiedad de Steven Spielberg, Jeffrey Katzenberg y David Geffen recién absorbido por Paramount habrán presentado una demanda contra Disney, por haber plagiado de forma escandalosa su éxito del pasado verano, “Madagascar”….. pero motivos tienen.
Lejos han quedado, perdidos en el túnel del tiempo, los tiempos en que Walt Disney Pictures era pionera tanto en ejecución de películas animadas como, sobre todo, a la hora de marcar estilos y tendencias. La animación tradicional en dos dimensiones está prácticamente muerta y enterrada, y los chicos del estudio de Tío Walt se confiaron en exceso limitándose a distribuir las maravillas digitales de Pixar, el estudio de John Lasseter y Steve Jobs, quienes crearon “Toy Story”, “Buscando a Nemo” y “Los Increíbles” (por citar tan sólo las obras que me parecen más destacables). Recientemente, y tras anunciarse que “Cars” (de próximo estreno) iba a ser la última colaboración en amor y compaña del tándem Disney/Pixar, los primeros han adquirido a los segundos por más de 7 mil millones de dólares.
Pero centrémonos en “Salvaje” (“The Wild”), el film que se supone que estamos comentando. Su argumento, con mucho de “Madagascar” y “Buscando a Nemo” y, asimismo, notables influencias de “El Rey León”, nos devuelve al ya conocido zoo de Central Park en Nueva York, en el cual viven, extraordinariamente bien avenidos, un grupo de amigos formado por la ardilla Benny, la jirafa Bridget, la anaconda Larry y el koala Nigel, además del majestuoso león Sansón y Ryan, el cachorrillo hijo de este último. Todo se pone patas arriba cuando, accidentalmente, Ryan va a parar a la selva de verdad y su padre y amigos se ven obligados a acudir a su rescate, dándose cuenta de que hace demasiadas generaciones que dejaron de ser animales salvajes………….
Ya en el reparto de personajes, por no decir en la brevísima reseña argumental que acabo de trazaros, se percibe una inequívoca y casi irritante similitud con “Madagascar”. Recordemos que en aquella ocasión los protagonistas eran un hipopótamo, una cebra y… ¡oh, casualidad!, un león y una jirafa, que vivían en el zoo de Nueva York y también emprendían un largo viaje con destino a la selva ¿virgen? (¿realmente quedan selvas vírgenes en nuestro planeta?). Con los datos apuntados (coincidencia de punto de partida y destino final, así como de dos de los protagonistas principales), la sensación de “deja vu” se me hizo evidente desde el mismo momento en que ví el trailer, aunque, más que las reminiscencias para con “Buscando a Nemo” (padre que recorre medio mundo en pos de su hijo desparecido), lo que más me ha llamado la atención es el descarado autoplagio de Disney con respecto a su magistral “El Rey León”. No sólo por cuanto se analiza (muy trivialmente en “Salvaje”, por cierto) la relación entre el Rey de la Selva y su vástago, sino por lo que respecta al “look”, al aspecto formal: toda la parte en la que aparecen los villanos de turno, los ñus comandados por un especimen tuerto llamado Kazar, está calcada, casi plano a plano, de la secuencia en que el pérfido Scar (también con una mutilación en su rostro: la cicatriz de la que tomaba su nombre) arenga a las hienas para que destruyan al Rey león Mufasa. El colorido, la coreografía y parte de la música son hijos ilegítimos de aquel ya clásico film, y esto hubiera sido menos sonrojante si se hubiera tratado de una especie de “vendetta” entre estudios rivales, pero fastidia un poco que a la antaño infalible Disney se le haya secado tanto el cerebro como para recurrir a tamaño ejercicio de análisis umbilical.
Por lo demás, “Salvaje” constituye un divertimento menor que “Madagascar”, cuyos personajes estaban mejor definidos y su humor era más cínico y poblado de gags brillantes, si bien admito que la animación y el acabado formal de “Salvaje” es soberbio, quizás porque, como ya dije en mi comentario acerca de “Ice Age 2”, la tecnología ha avanzado tan rápido que en sólo un año se han podido conseguir resultados visuales sorprendentes. De todas formas, la balanza sigue decantándose a favor de “Madagascar”, por ser la original, la que creó escuela y, asimismo, porque incluso la vertiente musical estaba más conseguida; la música de Hans Zimmer y John Barry, con toques de “Carros de fuego” y “Hawai 5-0” me convenció más que la de hoy, con Alan Silvestri y Coldplay intentando navegar en la misma nave.
Para finalizar, un aspecto en el que “Salvaje” es superior a “Madagascar” (y ya sé que ésto lo he dicho anteriormente, en otros artículos) es en el doblaje al español, y es que las voces de Miguel Angel Montero y Claudio Serrano de este film de Disney suenan muchísimo mejor que las de Alexis Valdés, Belén Rueda y, sobre todo, Paco León, que destrozaba sistemáticamente a su personaje, el león Alex de “Madagascar”.
Calificación: 5 (sobre 10)
Luis Campoy
Lejos han quedado, perdidos en el túnel del tiempo, los tiempos en que Walt Disney Pictures era pionera tanto en ejecución de películas animadas como, sobre todo, a la hora de marcar estilos y tendencias. La animación tradicional en dos dimensiones está prácticamente muerta y enterrada, y los chicos del estudio de Tío Walt se confiaron en exceso limitándose a distribuir las maravillas digitales de Pixar, el estudio de John Lasseter y Steve Jobs, quienes crearon “Toy Story”, “Buscando a Nemo” y “Los Increíbles” (por citar tan sólo las obras que me parecen más destacables). Recientemente, y tras anunciarse que “Cars” (de próximo estreno) iba a ser la última colaboración en amor y compaña del tándem Disney/Pixar, los primeros han adquirido a los segundos por más de 7 mil millones de dólares.
Pero centrémonos en “Salvaje” (“The Wild”), el film que se supone que estamos comentando. Su argumento, con mucho de “Madagascar” y “Buscando a Nemo” y, asimismo, notables influencias de “El Rey León”, nos devuelve al ya conocido zoo de Central Park en Nueva York, en el cual viven, extraordinariamente bien avenidos, un grupo de amigos formado por la ardilla Benny, la jirafa Bridget, la anaconda Larry y el koala Nigel, además del majestuoso león Sansón y Ryan, el cachorrillo hijo de este último. Todo se pone patas arriba cuando, accidentalmente, Ryan va a parar a la selva de verdad y su padre y amigos se ven obligados a acudir a su rescate, dándose cuenta de que hace demasiadas generaciones que dejaron de ser animales salvajes………….
Ya en el reparto de personajes, por no decir en la brevísima reseña argumental que acabo de trazaros, se percibe una inequívoca y casi irritante similitud con “Madagascar”. Recordemos que en aquella ocasión los protagonistas eran un hipopótamo, una cebra y… ¡oh, casualidad!, un león y una jirafa, que vivían en el zoo de Nueva York y también emprendían un largo viaje con destino a la selva ¿virgen? (¿realmente quedan selvas vírgenes en nuestro planeta?). Con los datos apuntados (coincidencia de punto de partida y destino final, así como de dos de los protagonistas principales), la sensación de “deja vu” se me hizo evidente desde el mismo momento en que ví el trailer, aunque, más que las reminiscencias para con “Buscando a Nemo” (padre que recorre medio mundo en pos de su hijo desparecido), lo que más me ha llamado la atención es el descarado autoplagio de Disney con respecto a su magistral “El Rey León”. No sólo por cuanto se analiza (muy trivialmente en “Salvaje”, por cierto) la relación entre el Rey de la Selva y su vástago, sino por lo que respecta al “look”, al aspecto formal: toda la parte en la que aparecen los villanos de turno, los ñus comandados por un especimen tuerto llamado Kazar, está calcada, casi plano a plano, de la secuencia en que el pérfido Scar (también con una mutilación en su rostro: la cicatriz de la que tomaba su nombre) arenga a las hienas para que destruyan al Rey león Mufasa. El colorido, la coreografía y parte de la música son hijos ilegítimos de aquel ya clásico film, y esto hubiera sido menos sonrojante si se hubiera tratado de una especie de “vendetta” entre estudios rivales, pero fastidia un poco que a la antaño infalible Disney se le haya secado tanto el cerebro como para recurrir a tamaño ejercicio de análisis umbilical.
Por lo demás, “Salvaje” constituye un divertimento menor que “Madagascar”, cuyos personajes estaban mejor definidos y su humor era más cínico y poblado de gags brillantes, si bien admito que la animación y el acabado formal de “Salvaje” es soberbio, quizás porque, como ya dije en mi comentario acerca de “Ice Age 2”, la tecnología ha avanzado tan rápido que en sólo un año se han podido conseguir resultados visuales sorprendentes. De todas formas, la balanza sigue decantándose a favor de “Madagascar”, por ser la original, la que creó escuela y, asimismo, porque incluso la vertiente musical estaba más conseguida; la música de Hans Zimmer y John Barry, con toques de “Carros de fuego” y “Hawai 5-0” me convenció más que la de hoy, con Alan Silvestri y Coldplay intentando navegar en la misma nave.
Para finalizar, un aspecto en el que “Salvaje” es superior a “Madagascar” (y ya sé que ésto lo he dicho anteriormente, en otros artículos) es en el doblaje al español, y es que las voces de Miguel Angel Montero y Claudio Serrano de este film de Disney suenan muchísimo mejor que las de Alexis Valdés, Belén Rueda y, sobre todo, Paco León, que destrozaba sistemáticamente a su personaje, el león Alex de “Madagascar”.
Calificación: 5 (sobre 10)
Luis Campoy
Comentarios
Me gustan las películas de dibujos. Siempre creo que no las hacen para niños, sino para adultos con alma de cántaro y sentido del humor.
Desde que el pequeño ya tiene 13 años no es tan propicio ir a ver ese tipo de cine. pero creo que me plantearé empezar a verlas de nuevo. Tu escrito me ha animado.
Un besote ...
P.D. Las procesiones también me gustaban, cuando era pequeña, en Orihuela con mis primas, pero eso lo tengo peor, es decir, más lejos para disfrutarlo.
Un saludo.
La peli de Disney lo que copia es Hamlet.