PÍLDORAS DE CINE (Enero 2018)

Un musical como los de antes, una interminable partida de cartas y una trepidante aventura selvática conforman las primeras PÍLDORAS DE CINE que os traemos en este año 2018…

EL GRAN SHOWMAN
A pesar de que todos le conocemos por su carismática personificación del irascible mutante Lobezno, el australiano Hugh Jackman tiene tras de sí un jugoso bagaje en lo que se refiere a teatro musical, destacando en cine su papel protagonista en “Los Miserables” de Tom Hooper (2012).  Al finalizar un año marcado por el éxito de “La La Land”, Jackman aceptó convertirse en el mítico P.T. Barnum en “El gran showman”, un nuevo acercamiento hollywoodiense al género del musical clásico, que contiene canciones originales del dúo Pasek & Paul.  Con los rasgos de Jackman, Barnum se convierte en un idealista que ansía hallar el modelo de espectáculo definitivo, exhibiendo ante los ojos asombrados de la sociedad de su tiempo a todo tipo de personajes estrambóticos.  El circo que fundó ha venido prolongando su actividad desde 1870 hasta mayo del pasado año, y lo que de él nos cuenta “El gran showman” es, obviamente, una versión edulcorada e idealizada, como no podía ser de otra manera.  Con un exquisito diseño de producción y funcionales coreografías, la película te conquista apelando a las emociones más primarias, y obviamente, en esta epopeya de triunfo y derrota, de caída y redención, no podía faltar la glorificación de la familia, tanto la tradicional (la que forman Barnum, su esposa y sus hijas) como la profesional (la constituída por los freaks circenses).  Michelle Williams, Zac Efron, Zendaya y una rutilante Rebecca Ferguson completan el reparto de un film que complacerá sin fisuras a los amantes de los musicales.
Calificación:  7 (sobre 10)
 
MOLLY’S GAME
Aaron Sorkin (56 años) se ha venido labrando una prestigiosa reputación como guionista de films como “Algunos hombres buenos”, “La red social” o “Steve Jobs” y series televisivas como “El ala oeste de la Casa Blanca”.  “Molly’s Game” es su debut como director de cine, y para tal iniciación se ha basado en el libro autobiográfico de Molly Bloom, ex esquiadora olímpica reconvertida en organizadora de partidas de poker clandestinas.  En el más puro estilo Sorkin, el inicio de la película es simplemente extraordinario, con un monólogo de ésos que te dejan boquiabierto.  La pena es que, tras ese primer y extraordinario flashback, viene otro, y otro, y otro….  y a una partida de cartas le sucede otra, y otra , y otra, y otra…  Sus pasadísimos 140 minutos de metraje se me hicieron eternos, y ello a pesar de una rutilante y maravillosa Jessica Chastain, a cuyo alrededor bascula toda la ingeniería del film.  Un desaprovechadísimo Idris Elba, un aburrido Kevin Costner repitiendo su papel en “El hombre de acero” y un risible Michael Cera arropan a la Chastain en una demostración de que, cuando un escritor de talento no tiene experiencia como realizador, se aferra como tabla de salvación a la seguridad de un libreto que ha podido desarrollar a su antojo, con lo cual la imagen queda totalmente supeditada a la palabra.
Califiación:  7 (sobre 10)

JUMANJI:  BIENVENIDOS A LA JUNGLA
22 años después de su estreno, “Jumanji” de Joe Johnston nos parece casi un clásico del cine de aventuras, a pesar de que en su momento recibió no pocas críticas, centradas sobre todo en sus pretenciosos efectos visuales, en una época en la que la revolución del pixel estaba apenas despuntando.  Lo cierto es que ahora mismo se la considera una película familiar y entrañable, de la que sobre todo se recuerda al llorado Robin Williams en su papel de un hombre atrapado durante años en un peligroso juego de mesa.  Obviamente sin Williams, los tambores de Jumanji vuelven a sonar para invitarnos a disputar una nueva partida en el universo creado por Chris Van Allsburg y que ya tuvo una secuela en la reivindicable “Zathura” (2005).  Sin embargo, la nueva “Jumanji” que ha dirigido Jake Kasdan, hijo del ilustre Lawrence Kasdan, resulta una decepción considerable una vez leídas ciertas críticas entusiastas que uno no acaba de comprender.  Un humor de baratillo, un tono excesivamente pueril y unas peripecias carentes de interés constituyen la cruz de una película con apariencia de telefilm y de la que sólo se salvan las interpretaciones de Jack Black y Alex Wolff, muy por encima de un Dwayne Johnson con el piloto automático y un villano de pacotilla encarnado por Bobby Cannavale.

Calificación:  6 (sobre 10)

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