Cine actualidad/ "RANGO"

Pixelando el viejo Oeste




Como he dicho alguna que otra vez, el haber sido un padre que ha ejercido un lógico fomento de la cinefilia sobre sus retoños, en ocasiones me ha pasado factura. O sea, de tanto ir al cine a ver cientos de películas de dibujos animados, algunas buenas, la mayoría regulares y no pocas malas, uno se siente tan saturado de este tipo de films que en ocasiones se le escapan títulos interesantes. Esto es lo que me sucedió con "Enredados", según dicen, uno de los mejores productos de la factoría Disney, y de la que me zafé hábilmente sin darme cuenta de que podía estar cometiendo un error. Por fortuna, no me ha sucedido lo mismo con "Rango".



Precedida por un primer trailer divertido e irreverente pero, sobre todo, realizado con inusitada pericia técnica, "Rango" es la historia de un camaleón urbano que, en un accidente automovilístico, cae de su pecera y, sin comerlo ni beberlo, acaba convertido nada menos que en sheriff de un polvoriento pueblo del lejano Oeste.



Quiera o no quiera, me paso la vida viendo westerns. Las televisiones autonómicas más cercanas (La 7 murciana y el Canal 9 valenciano) emiten uno cada tarde, y tal proliferación podría resultar adictiva o intimidatoria. En mi caso, siempre me he declarado moderado admirador del género (norte)americano por excelencia, que ha producido muchísimas obras maestras pero que, en las últimas décadas, ha ido cayendo paulatinamente en el olvido. Títulos como "El tren de las 3:10", "Appaloosa" o la reciente "Valor de Ley" se estrenan de uvas a peras, y sólo el éxito de esta última podría, sólo podría, contribuir a la resurrección de una mitología que "Rango" recicla con una clarividencia asombrosa.



Dirigida por un Gore Verbinski al que conocemos sobre todo por la primera trilogía de "Piratas del Caribe" pero que ya había dado muestras de su gran talento en "El hombre del tiempo" o "Un ratoncito duro de roer", "Rango" te deja clavado en la butaca desde la primera secuencia hasta la última. Un poco a semejanza de lo que dije con respecto a "Cisne negro" y salvando las lógicas distancias, con "Rango" vuelve la concepción del Cine como obra sensorial, en la que a una imagen subyugante se superponen un sonido espectacular y una banda sonora simplemente magnífica. El guión, obra de John Logan ("Gladiator"), bebe sin pudor de todos y cada uno de los westerns que conservamos en nuestra memoria, sobre todo de los que realizó el gran Sergio Leone muy cerquita de aquí, en Almería, y que conocemos bajo el epíteto de "spaghettis". Ingredientes como el pueblo de calles polvorientas (nunca mejor dicho, porque la localidad se llama simplemente así, "Dirt", "Polvo"), el saloon hiperpoblado, el sheriff abnegado, el juez corrupto, el pistolero pérfido pero con cierto sentido del honor, las grandes cabalgadas en espacios abiertos y el consabido duelo final no faltan en este guiso que, con todo, no serán precisamente los niños quienes saborearán con mayor fruición. Para apreciar y valorar "Rango" en su justa medida hay que prestar atención no sólo al fantástico envoltorio, sino a los ingeniosos diálogos repletos de referencias políticas y culturales de todo tipo (en ésto me recordó a la maravillosa "Aladdin" de Disney). A todo ésto, y ya que se trata de un film netamente cómico que entra a saco en el mundo del Far West, merece mención especial la música creada por el gran Hans Zimmer, que no tiene pudor alguno en plagiar todo lo plagiable en cuanto a este tipo de bandas sonoras se refiere, recuperando melodías fácilmente reconocibles pero con una orquestación apoteósica. En cuanto a personajes, Verbinski ha contado con la participación del actual número uno, Johnny Depp, que no sólo pone la voz al camaleón protagonista, sino que es evidente que condiciona su comportamiento y actitudes, en una actuación fácilmente reivindicable por el pirata Jack Sparrow. El juez paralítico que mueve los hilos de Dirt recuerda poderosamente a los personajes de Lionel Barrymore, e incluso en los rasgos del pistolero enlutado se percibe la sombra de Lee Van Cleef. Pero lo mejor de lo mejor se produce en una secuencia onírica en la que el protagonista se enfrenta al Espíritu del Oeste, que es nada menos que... ¡Clint Eastwood!. Se trata de un momento sencillamente inolvidable, rodado entre brumas polvorientas y rubricado por una música enervante. Eso sí, entre los (pocos) defectos atribuíbles a la película hay que destacar la innecesaria proliferación de personajes secundarios, tantos y, en muchos casos, tan mal encarados que dificultan un poco la progresión de la acción principal.



No sé si confiáis en mí lo bastante como para hacer caso de otro de mis humildes consejos, pero, si os gusta el Cine y, sobre todo, si os gustan las películas del Oeste, no dejéis de ver esta pequeña obra maestra de la animación, de la que se puede referir aquel viejo axioma que rezaba que "el Western es el género cinematográfico por antonomasia".



Luis Campoy



Lo mejor: la animación, la fotografía, la música, el montaje, la persecución en el desierto, el cameo de Clint Eastwood, la serpiente con los rasgos de Lee Van Cleef


Lo peor: el exceso de personajes secundarios


El cruce: "Por un puñado de dólares" + “Australia” + "Mad Max 2"


Calificación: 9 (sobre 10)

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