Cine actualidad/ "LA GRAN APUESTA"

Números que avasallan

Nunca he sido un tipo presuntuoso.  No presumo de tener un exquisito gusto cinematográfico ni vacilo de que mis conocimientos sobre el Séptimo Arte son superlativos  e inacabables.  En absoluto.  Soy un simple aficionado al que le encantan las películas, que disfruta en una sala de cine como en ningún otro lugar y que, en mi ingenuidad, aspiro a dejarme llevar, a emocionarme, a apasionarme y, sobre todo, a entretenerme o, lo que es lo mismo, a no aburrirme.

Sirva lo anteriormente expuesto para preparar el terreno para mi comentario sobre “La gran apuesta”, una de las principales favoritas para los Oscar de este año.  El film, que ha dirigido Adam McKay, acaba de erigirse en triunfadora de los premios del gremio de productores estadounidense, los prestigiosos PGA, con lo cual crecen sus opciones frente a rivales como “El renacido”, “Spotlight” o “Marte”.

La historia que narra “La gran apuesta” puede entenderse como una exposición dramatizada de los hechos que desembocaron en la terrible crisis económica que se desató en 2008 cuando la burbuja inmobiliaria estalló en mil pedazos y, de repente, todos descubrimos que éramos unos auténticos pardillos en materia financiera.  Como casi todas las grandes películas que presumen de tener algo importante que contar, “La gran apuesta” tiene una base literaria, concretamente un libro redactado por Michael Lewis, del que la reseña de Reuters llegó a decir que era “el mejor relato de periodismo financiero de la historia”.

Ví “La gran apuesta” el pasado sábado y, desde el primer momento, traté de encauzar mis sentidos a la apreciación de sus virtudes técnicas e interpretativas, ya que daba por hecho que el sustrato argumental, por sí solo, no iba a acaparar mi interés.  Hay que reconocerle a Adam McKay que sabe cómo situar la cámara, que encuadra bien y que utiliza con maestría la steadycam.  Asímismo, actores como Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling o Brad Pitt saben encontrar sus segundos de gloria y cuajan, a ratos (especialmente Bale) unas interpretaciones bastante decentes.  Ahora bien, ni mentalizándome ni concienciándome ni esforzándome pude yo disfrutar esta película.

A mí, “La gran apuesta” me resultó prácticamente ininteligible de principio a fin.  No me interesaba la trama (eso ya lo sabía), y en cuanto a la forma de desarrollarla, me pareció que iba claramente dirigida a un público joven, inquieto y sobradamente preparado.  O sea, y para que conste en acta:  yo me aburrí indescriptiblemente y sin paliativos (justo lo que detesto que me pase en una sala de cine).  Para mí, es un ejemplo perfecto de película petulante cuyos artífices son eminencias pitagóricas, de modo que los neófitos nos sentimos tan avasallados como minusvalorados.  Me parecerá fantástico que se hinche a ganar premios (por mí, como si se los dan todos), pero que no cuenten conmigo para estar allí aplaudiéndola.

Luis Campoy

Lo mejor:  Christian Bale
Lo peor:  te hace sentir como un jodido estúpido que no tiene ni puta idea de economía (lo cual, en mi caso, no es precisamente falso)
El cruce:  “Wall Street” + “El lobo de Wall Street” + “Margin call”

Calificación:  7 (sobre 10)

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