Cine actualidad/ "LA CHICA DANESA"
De
Einar a Lili
En estos tiempos de tanta
indecisión (política), una película como “La chica danesa” puede ser recibida
como una hermosa y triste metáfora acerca de la libertad y del precio que está
dispuesto a pagar cada uno para conseguirla….
En 1930, el pintor danés Einar
Wagener tomó la decisión de ir un paso más allá en su deseo de acceder a su
auténtica condición sexual, la de mujer.
Apoyado en todo momento por su esposa Gerda, Einar quiso convertirse quirúrgicamente
en “Lili Elbe”, su alter ego femenino, y se erigió en el primer transexual de
la Historia…
El caso de Lili Elbe, modelo y
bandera de no pocos colectivos de personas transgénero, había sido recogido por
el escritor y profesor norteamericano David Ebershoff en su libro “La chica
danesa”, publicado en 2000. El encargado de convertirlo en película ha sido el
británico Tom Hooper, al que tanta gratitud le tengo por haberse atrevido a
llevar al cine mi musical favorito, “Les Miserábles”. Triunfador en los Oscar correspondientes a
2010 con la correcta “El discurso del Rey”, Hooper ha echado mano de uno de los
intérpretes más en forma de los últimos años, Eddie Redmayne, oscarizado por “La
teoría del todo” y al que ya había dirigido en la citada “Los Miserables”.
He leído algunas críticas a·”La
chica danesa” y, una vez vista, he de decir que me sorprende la virulencia o
incluso el desprecio con el que se la está tratando. Hablan sobre todo de que es una película que sólo tiene
razón de ser en una temporada tan cercana a la concesión de los principales
galardones cinematográficos como ésta, y me pregunto si esos señores críticos no habrán mirado “La chica danesa” con
ojos muy diferentes de los míos. Porque lo
que yo vi fue un relato llevado a cabo con sensibilidad, honestidad y respeto,
acerca de una persona noble y bondadosa que lucha por enmendar un error
congénito ocasionado por la madre Naturaleza.
También es verdad que, incluso en este siglo XXI, continúa habiendo
muchísima gente de mentalidad prehistórica, reacia a valorar positivamente una
obra cuyo protagonista es un “invertido”.
En este sentido, en no pocos momentos sentí la necesidad imperiosa de
levantarme y aplaudir ante la sensacional interpretación a cargo de Eddie Redmayne.
Más allá de los mohínes y “posturitas”
que algunos tanto le reprochan, Redmayne me maravilló por la riqueza gestual
que otorgan sus ojos y sus músculos faciales.
Me parece inaudito que haya quien no sepa apreciar una composición tan
sutil y tan entregada, que, por supuesto, merece mucho más el Oscar que su
facilona fotocopia de Stephen Hawking en “La teoría del todo”. Ahora bien, si Redmayne está fantástico, es
justo reconocer que su partenaire Alicia Vikander no le anda muy a la zaga,
dando vida no sólo a una compañera y cómplice entregada, sino a toda una mujer
enamorada hasta el tuétano de su hombre, llegando a quererle tanto que accede a
perder al hombre con tal de conservar a la persona.
Elegante y bella en su puesta en
escena, “La chica danesa” ilustra el viaje de ida de un ser humano hacia un
destino al que ya no podrá renunciar, y, como mucho, sólo se me ocurre
reprocharle algún pequeño error a nivel de guión, como por ejemplo pretender
convencernos de que un hombre que aparenta ser una máquina sexual insaciable
luche, un par de escenas después, por defender con vehemencia su derecho a
transformarse en mujer. Ligeras incongruencias
aparte, me parece una película hermosa y necesaria (aunque también muy, muy
triste) que no pocos intolerantes deberían visionar.
Luis Campoy
Lo mejor:
los actores (Redmayne y Vikander, ambos extraordinarios); la elegancia de la puesta en escena
Lo peor: algunas inconsistencias narrativas; la desfachatez del compositor Alexandre Desplat,
fusilando su partitura para “La joven de la perla”
El cruce: “Victor o Victoria” + “Cambio de sexo” + “Tootsie”
Calificación: 8 (sobre 10)
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