Cine/ "EL INTERCAMBIO"
Este no es mi niño, que me lo han cambiao
Clint Eastwood ama el Cine; el cine con mayúsculas, el cine clásico, el buen cine. Con él, casi nunca tienen sentido los experimentos estéticos ni las veleidades estilísticas. “El Intercambio”, aunque resulte casi incomprensible tratándose de un hombre cercano a los ochenta años, no se trata de su última película sino de la penúltima (“Gran Torino” acaba de estrenarse en los USA y lo hará entre nosotros a principios del año próximo), y es que Eastwood parece empeñado en seguir dejando constantes muestras de su sabiduría, como si cada una de ellas estuviese destinada a convertirse en su testamento cinematográfico. Con respecto al film que nos ocupa, hay que empezar por decir que el título original, “Changeling”, está pésimamente traducido a nuestro idioma. No se trata de un intercambio ni de un trueque, sino de “dar gato por liebre”, de “dar el pego”… de “dar el cambiazo”. Esta última sí sería la traducción más semánticamente adecuada, pero, por estética idiomática, propondré “Suplantación”. Estados Unidos, 1928. Christine Collins (Angelina Jolie), madre soltera desde que su marido se fugó justo al dar a luz, cuida amorosamente de su hijo Walter, de 9 años. Un sábado en que sus obligaciones como supervisora de la Compañía Telefónica le exigen ausentarse de su casa, se encuentra con la desagradable sorpresa de que, al volver del trabajo, su hijo ha desaparecido. Christine pone el caso en manos de la Policía de Los Angeles, órgano sumamente corrupto en aquella época, y, al cabo de unos meses, los agentes ponen frente a ella a un niño de la edad de Walter… pero que no es Walter. ¿Quién mejor que su madre podría saberlo? Inasequible al desaliento y desafiando a la Policía aun a costa de tener que ser recluída por ésta en un terrible pabellón psiquiátrico, Christine y un pastor protestante (John Malkovich), que realiza un programa radiofónico en el que expone todos los abusos policiales, emprenden una cruzada destinada no sólo a denunciar la suplantación sino a reanudar la búsqueda del niño desaparecido. A partir de un guión urdido por el guionista de comics J. Michael Straczynski (autor de una de las últimas y mejores etapas de mi adorado Spiderman), quien buscó y rebuscó en las hemerotecas para recuperar un caso que conmovió a la opinión pública de los Estados Unidos a principios del siglo pasado, Eastwood es capaz de ilustrar no una sino dos historias, puesto que, hacia la mitad de la película, la acción se subdivide y no se circunscribe a Christine Collins, sino que también sigue la pista de Gordon Northcott (Jason Butler Harner), un pervertido asesino en serie que dio muerte a casi 20 niños, entre los cuales pudo estar el hijo desaparecido de la protagonista. Lo mejor y lo peor que puedo achacarle a “El Intercambio” tienen que ver, ambos, con Angelina Jolie. No cabe duda de que la intérprete de “Lara Croft, Tomb Rider” está de Oscar, y, desde mi punto de vista, muy probablemente podría ganarlo; ahora bien, la Jolie está tan condenadamente guapa, sus hipersensuales labios lucen tan jodidamente repintados durante todo el tiempo y su sensualidad palpita tan salvajemente incluso cuando está confinada en el manicomio, que todo ello resta algo de credibilidad a la película. Sí, esta Christine Collins de Eastwood y Jolie es demasiado sensual, demasiado amable, demasiado inteligente, demasiado íntegra y demasiado valiente: una auténtica heroína made in Hollywood. Qué pena. También pueden tacharse de maniqueos gran parte del planteamiento del film y la caracterización de los personajes, y el modo en que Christine es rescatada in extremis de loquilandia, el desenlace del juicio contra el Departamento de Policía y la ejecución del villano Northcott en presencia de los padres y madres de sus víctimas casi me hicieron temer un desenlace tan feliz y hollywoodiense como bochornoso. Por fortuna, el viejo Clint se refrena un poco en su oda a la supervivencia de la integridad y los valores (americanos) frente a la injusticia y la adversidad y podemos salir del cine con un aceptable buen sabor de boca merced a la hermosa fotografía de Tom Stern, a la primorosa ambientación y al trabajo interpretativo no sólo de Jolie y Malkovich sino también de un selecto reparto de secundarios (Jeffrey Donovan, Jason Butler Harner, Michael Kelly) que, a raíz de esta película, van mereciendo dejar de serlo.
Luis Campoy
Lo mejor: la interpretación de Angelina Jolie y la secuencia del hallazgo de la fosa de los niños asesinados
Lo peor: la imperturbable perfección del maquillaje y pintura labial de la Jolie
El cruce: “Al final de la escalera” (cuyo título original era también “The Changeling” y asímismo narraba una suplantación) + “Frances” + “Titanic”
Calificación: 8,5 (sobre 10)
Clint Eastwood ama el Cine; el cine con mayúsculas, el cine clásico, el buen cine. Con él, casi nunca tienen sentido los experimentos estéticos ni las veleidades estilísticas. “El Intercambio”, aunque resulte casi incomprensible tratándose de un hombre cercano a los ochenta años, no se trata de su última película sino de la penúltima (“Gran Torino” acaba de estrenarse en los USA y lo hará entre nosotros a principios del año próximo), y es que Eastwood parece empeñado en seguir dejando constantes muestras de su sabiduría, como si cada una de ellas estuviese destinada a convertirse en su testamento cinematográfico. Con respecto al film que nos ocupa, hay que empezar por decir que el título original, “Changeling”, está pésimamente traducido a nuestro idioma. No se trata de un intercambio ni de un trueque, sino de “dar gato por liebre”, de “dar el pego”… de “dar el cambiazo”. Esta última sí sería la traducción más semánticamente adecuada, pero, por estética idiomática, propondré “Suplantación”. Estados Unidos, 1928. Christine Collins (Angelina Jolie), madre soltera desde que su marido se fugó justo al dar a luz, cuida amorosamente de su hijo Walter, de 9 años. Un sábado en que sus obligaciones como supervisora de la Compañía Telefónica le exigen ausentarse de su casa, se encuentra con la desagradable sorpresa de que, al volver del trabajo, su hijo ha desaparecido. Christine pone el caso en manos de la Policía de Los Angeles, órgano sumamente corrupto en aquella época, y, al cabo de unos meses, los agentes ponen frente a ella a un niño de la edad de Walter… pero que no es Walter. ¿Quién mejor que su madre podría saberlo? Inasequible al desaliento y desafiando a la Policía aun a costa de tener que ser recluída por ésta en un terrible pabellón psiquiátrico, Christine y un pastor protestante (John Malkovich), que realiza un programa radiofónico en el que expone todos los abusos policiales, emprenden una cruzada destinada no sólo a denunciar la suplantación sino a reanudar la búsqueda del niño desaparecido. A partir de un guión urdido por el guionista de comics J. Michael Straczynski (autor de una de las últimas y mejores etapas de mi adorado Spiderman), quien buscó y rebuscó en las hemerotecas para recuperar un caso que conmovió a la opinión pública de los Estados Unidos a principios del siglo pasado, Eastwood es capaz de ilustrar no una sino dos historias, puesto que, hacia la mitad de la película, la acción se subdivide y no se circunscribe a Christine Collins, sino que también sigue la pista de Gordon Northcott (Jason Butler Harner), un pervertido asesino en serie que dio muerte a casi 20 niños, entre los cuales pudo estar el hijo desaparecido de la protagonista. Lo mejor y lo peor que puedo achacarle a “El Intercambio” tienen que ver, ambos, con Angelina Jolie. No cabe duda de que la intérprete de “Lara Croft, Tomb Rider” está de Oscar, y, desde mi punto de vista, muy probablemente podría ganarlo; ahora bien, la Jolie está tan condenadamente guapa, sus hipersensuales labios lucen tan jodidamente repintados durante todo el tiempo y su sensualidad palpita tan salvajemente incluso cuando está confinada en el manicomio, que todo ello resta algo de credibilidad a la película. Sí, esta Christine Collins de Eastwood y Jolie es demasiado sensual, demasiado amable, demasiado inteligente, demasiado íntegra y demasiado valiente: una auténtica heroína made in Hollywood. Qué pena. También pueden tacharse de maniqueos gran parte del planteamiento del film y la caracterización de los personajes, y el modo en que Christine es rescatada in extremis de loquilandia, el desenlace del juicio contra el Departamento de Policía y la ejecución del villano Northcott en presencia de los padres y madres de sus víctimas casi me hicieron temer un desenlace tan feliz y hollywoodiense como bochornoso. Por fortuna, el viejo Clint se refrena un poco en su oda a la supervivencia de la integridad y los valores (americanos) frente a la injusticia y la adversidad y podemos salir del cine con un aceptable buen sabor de boca merced a la hermosa fotografía de Tom Stern, a la primorosa ambientación y al trabajo interpretativo no sólo de Jolie y Malkovich sino también de un selecto reparto de secundarios (Jeffrey Donovan, Jason Butler Harner, Michael Kelly) que, a raíz de esta película, van mereciendo dejar de serlo.
Luis Campoy
Lo mejor: la interpretación de Angelina Jolie y la secuencia del hallazgo de la fosa de los niños asesinados
Lo peor: la imperturbable perfección del maquillaje y pintura labial de la Jolie
El cruce: “Al final de la escalera” (cuyo título original era también “The Changeling” y asímismo narraba una suplantación) + “Frances” + “Titanic”
Calificación: 8,5 (sobre 10)
Comentarios