Políticamente incorrectos
A poco que uno se fije, el mar de la política es un hervidero de noticias y cotilleos bastante apasionantes. En concreto, el Congreso de los Diputados y todo lo que le rodea suele ser fuente de la que manan frases lapidarias como el “Se sienten, coño” del teniente coronel Tejero, el “Váyase, señor González” de José María Ansar, el “Manda huevos” de Federico Trillo o, más recientemente, el “Miembros y miembras” de Bibiana Aído. Hace unos días, un diputado nacionalista, de nombre Joan Tardá, ofendió a media España con una eufórica arenga pronunciada en catalán que terminaba con un muy poco democrático “¡Viva la República! ¡Muerte al Borbón!”. La clase política y los periodistas se le echaron encima, y el hombre se vio tan acongojado que llamó al presidente (del Congreso) Bono para pedirle disculpas. El ex-Ministro de Defensa, demasiado condescendiente, aceptó las excusas y dijo que Tardá era “un tipo muy primario y visceral”, que se exaltaba enseguida, y que lo de desear la muerte a los borbones era tan sólo una entelequia forjada en una mente republicana, no la intención consciente y premeditada de guillotinar a Juan Carlos, Sofía y la real prole. El propio Bono también tiene cabida en este artículo por méritos propios, y me viene a la cabeza el cabreo que pilló cuando los diputados socialistas votaron en contra de la colocación en el Hemiciclo de un retrato de la inefable Sor Maravillas, lo cual desagradó sobremanera al orgulloso trasplantado capilar, que masculló ante la prensa que incluso en su propio partido había “mucho hijo de puta”. En cualquier caso, salidas de tono como las de Joan Tardá casi justifican la no menos memorable réplica de Manuel Fraga, el bañista de Palomares, quien, al preguntarle por el peso real de los nacionalistas, argumentó que, para ponderarlo, “habría que colgarles de algún sitio”. Tampoco hay que dejarse de lado la simpática declaración de Pedro Castro, presidente de la FEMP, que se sorprendió de que todavía quedaran muchos “tontos de los cojones” que votaran a la Derecha. A Esperanza Aguirre, que es más de derechas que la segunda estrella que indicaba el camino al País de Nunca Jamás, le fastidió sobremanera tal declaración, y por éso exigió la dimisión del interfecto, y aún se quedó tan jodida que se resarció insinuando que el PSOE había vuelto a negociar con ETA bajo cuerda. Rajoy, su jefe de filas, al que le gusta más un vaso de buen vino que un “coñazo” de desfile militar, la desautorizó ipso facto, pero éso no aplacó los bríos de la ascendente Rosa Díez, líder y casi única militante de Unión, Progreso y Democracia, que ha consagrado sus esfuerzos a presionar al Gobierno para que ilegalice a ANV (Acción Nacionalista Vasca) y la desaloje de cualesquiera ayuntamientos en los que gobierna, algo parecido a lo que ya se hizo con el PCTV (Partido Comunista de las Tierras Vascas); si yo fuera dirigente del PNV (Partido Nacionalista Vasco) me aprestaría a eliminar la palabra “Vasco” de la denominación, no fuera que a continuación vinieran a por mí. Con razón el veterano Pedro Solbes sueña despierto con jubilarse y escapar de este infierno ardiente y maloliente que es la Política, pero Zapatero le ata en corto alegando que Solbes es “un gran gestor de las cuentas públicas” y que su elevado sentido de la responsabilidad le impediría dejar cojo al Ejecutivo en un momento como éste. Pues no sé si cojos o mancos podrían desempeñar igual sus funciones públicas, pero a la mayoría de estos politicastros lo que no les vendría nada mal sería quedarse mudos de vez en cuando…
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