PÍLDORAS DE CINE: Enero 2018 (y II)

Llega la semana de la investidura de Puigdemont y, para eludir las polémicas que suele conllevar últimamente la gestión política, os propongo un tema de conversación más satisfactorio:  nuestro querido Séptimo Arte:

EL CORREDOR DEL LABERINTO:  LA CURA MORTAL
La hermana pobre de las últimas distopías juveniles (las otras serían “Los juegos del hambre” y “Divergente”) llega a su fin más tarde de lo previsto, a causa de un accidente que mantuvo postrado varios meses a su protagonista Dylan O’Brien.  Tras una primera entrega que me pareció interesante y original, la segunda incidía en todos los tópicos del género (una malvada corporación, que, para más inri, se llama “CRUEL”, trata de hallar una cura para una imparable pandemia que convierte a los humanos en una especie de zombies, utilizando como conejillos de indias a los jóvenes protagonistas), y la tercera y última parte no es sino un cierre tan digno como previsible.  El director Wes Ball continúa al frente de la trilogía basada en los libros de James Dashner, y el citado Dylan O’Brien, además de Kaya Scodelario, Thomas Brodie-Sangster, Patricia Clarkson y Will Poulter (magnífico en “Detroit”, irrelevante aquí) vuelven a interpretar a los personajes principales.  Lo mejor es el tratamiento de las relaciones interpersonales, así como el matizado villano al que interpreta Aidan Gillen (“Meñique” en la serie “Juego de tronos”).  No es mucho, pero menos da una piedra…
Calificación:  6,5 (sobre 10)

EL PASAJERO
El gran Liam Neeson ya tiene 65 años, pero, en lugar de jubilarse como héroe de acción, continúa protagonizando thrillers en los que se le exige una excelente forma física.  En “El pasajero” (simplista traducción del original “The Commuter”) interpreta a un ex–policía que se enfrenta a una oscura organización que retiene secuestrados a su mujer e hijo (espera…  ¿de qué me suena esto…?)  A pesar de que el realizador catalán Jaume Collet-Serra se esfuerza bastante a la hora de imprimir una cierta originalidad a la puesta en escena, el argumento hiper convencional es un lastre insuperable:  desde el principio, uno es capaz de adivinar quién es el villano, quién va a ser el aliado último del protagonista y, por supuesto (perdonadme el mini-spoiler) que éste no va a morir.  Liam Neeson haciendo de Liam Neeson (lo cual siempre se agradece), y rodeado de unos desaprovechados Vera Farmiga, Patrick Wilson (sí, los mismísimos Warren), Sam Neill y Elizabeth McGovern, en una cinta de 105 minutos que ni siquiera me parecieron entretenidos.
Calificación:  6 (sobre 10)

EL INSTANTE MÁS OSCURO
Joe Wright, el director de la deliciosa e inolvidable “Orgullo y prejucio”, convierte en largometraje las difíciles circunstancias en que el célebre Winston Churchill accedió al poder, justo en el peor momento posible:  el estallido de la Segunda Guerra Mundial.  Británica por los cuatro costados, “El instante más oscuro” hace de la elegancia y la corrección sus mejores armas, bañadas por una luz primorosamente capturada por el operador Bruno Delbonnel.  En el lado contrario, una banda sonora que firma Dario Marianelli que parece compuesta para cualquier otro film y metida con calzador en éste:  machacona y rimbombante cuando no debe serlo, omnipresente cuando las imágenes exigían silencio…  te saca literalmente de la película.  Por suerte, la enorme interpretación de Gary Oldman acapara toda la atención del espectador mientras está en pantalla.  Mucho más que un gran trabajo de maquillaje (que también lo es), su personificación del premier más famoso es un despliegue de talento, tanto que en ningún momento vemos a Oldman en su mirada, ademanes y movimientos, sino simplemente a un Churchill casi perfecto.  El Oscar tiene propietario asegurado.

Calificación:  7,5 (sobre 10)

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