¿Hacia dónde va España?

Con cierta incredulidad y con mucha indignación leí en los periódicos y escuché en la radio la crónica de los sucesos acaecidos en Lorca (ciudad en la que vivo) el pasado Domingo día 4 de Marzo, con motivo de la visita del Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.

Hace algunos meses todavía había quien me tachaba de “zapaterista”, porque en aquel entonces mi natural tendencia hacia el librepensamiento se sentía satisfecha ante algunas decisiones tomadas por el Ejecutivo, como la salida de las tropas de Iraq o la muy igualitaria legitimación del matrimonio entre personas del mismo sexo. Sin embargo, determinadas actuaciones como la pésima gestión del Alto el Fuego etarra o de la huelga de hambre del terrorista De Juana Chaos me han hecho perder totalmente la ilusión y la confianza en el actual Gobierno, llegando hasta el punto de que uno de mis lectores no dudó en preguntarme, tras leer uno de mis últimos artículos, si acaso me había vuelto “facha”.

Pues no, queridos amigos, no me he vuelto fascista de repente (honestamente, pienso que los “fachas” o los “rojos”, los de verdad, en ambos casos, no SE HACEN, sino que NACEN; si no, se trataría de lo que comúnmente se denomina “veletas” o “chaqueteros”, aquéllos cuya ideología varía cual varía su señalización una veleta que el viento mece), sino que me siento lo bastante libre como para tener mi propia opinión en el seno de mi propia ideología, más parecida a un signo que otro, más cerca de un espectro político concreto que del opuesto, pero MÍA al fin y al cabo.

Ayer alguien me saludó preguntándome jocoso si tenía conocimiento de cómo había sido recibido mi “jefe de filas” el Domingo en Lorca, y en seguida repliqué que el señor Zapatero no era mi jefe en ningún sentido (como mucho, lo sería el señor Tortosa, y con éste ya tengo bastante… pero ésa es otra historia), aunque sí, era y soy plenamente consciente de cuál había sido el recibimiento que don José Luis se encontró al ir a dirigirse al Ayuntamiento de la Ciudad del Sol. Concretamente, lo que sucedió fue que trescientas personas, persona más, persona menos, cuyo pensamiento no era del todo coincidente con el ideario socialista, respondieron a una convocatoria realizada mediante mensajes SMS, según la cual debían estar concentrados a las once y media de la mañana del susodicho domingo en la Plaza de España de Lorca, lugar donde se halla ubicada la Casa Consistorial. Los manifestantes, lejos de actuar con prudencia y sutileza, profirieron todo tipo de virulentas consignas en contra del Presidente y su política, con especial atención al caso De Juana. Entre las “lindezas” que allí se dijeron o pudieron leerse en las inevitables pancartas, podríamos destacar cosas como “Agua para todos”, “Zapatero en Lorca y De Juana en su casa”, “Zapatero, en mi nombre, no”, “Zapatero, embustero”, “Zapatero, traidor” y la más pintoresca, “Zapatero, anticristo”.

Lo que parecía iba a ser una jornada tranquila para el Presidente (acudía a Lorca para la clausura de la asamblea general de la organización agraria COAG) pudo convertirse en un verdadero infierno, por lo cual los asesores del líder socialista tomaron la decisión de que éste no acudiese finalmente al Ayuntamiento de la ciudad, dejando con un palmo de narices a su improvisado “club de fans”, quienes, por otra parte, tuvieron que vérselas (pacíficamente, según creo) con un grupito de militantes del PSOE que enarbolaban una pancarta que rezaba “ZP, gracias por devolvernos la ilusión”. Hombre, ni una cosa, ni otra. Ni tanto odio, ni tanta devoción. Que Zapatero ha hecho mal muchas cosas es bastante evidente. Que otras cosas las ha hecho regular, no creo que sea imposible de admitir. Y estoy seguro de que, incluso, en estos tres años se puede decir que algo habrá hecho bien. ¿O no?. Lo importante es tratar de tener la cabeza fría y serena y pensar que estamos en una democracia, y que, muy probablemente, lo que a mí no me gusta, habrá a otros a quienes les encante. Por otra parte, y dándole la vuelta a la tortilla, me parece poco menos que un disparate, tal y como se está viviendo el momento presente a todos los niveles, la ocurrencia de agradecer al máximo responsable de la situación actual que nos esté salpicando con tantas y tan “ilusionantes” meadas fuera de tiesto.

Como decía al principio, tengo mis propias ideas y el hecho de que la mayoría de ellas me acerquen un poco más a la izquierda que a la derecha es sólo circunstancial, pues ello no me obliga a aplaudir a un presidente que hace mucho tiempo que perdió el rumbo, al menos, según mi opinión. Pero tampoco quisiera caer, por mucho que mis opiniones puedan discrepar de las de los demás, en algo tan poco constructivo como confundir al líder del partido rival con el mismísimo hijo de Satanás. ¿”Zapatero, anticristo”?. Joder, cuántas películas deben haber visto estas personas, muchas más que yo, y eso que el Cine es mi gran pasión. Y digo yo: la condición satánica que se le imputa a ZP es debida a lo de ETA y De Juana? ¿A lo de la cancelación del Trasvase? ¿A la retirada de las tropas de Iraq? ¿Al nombramiento del nuevo Ministro de Justicia? Ah, no, ahora caigo, supongo que se debe a lo de las bodas entre homosexuales y, tal vez, a ciertos aspectos relacionados con la enseñanza religiosa en los colegios. Puedo aceptar que a algunos les moleste que dos personas que se quieren contraigan matrimonio (sólo civil, por supuesto), y sé que la clave está no en los sentimientos sino en el hecho de que las dos compartan el mismo género (el mismo sexo, para entendernos). También me consta que hay quienes consideran que la enseñanza religiosa está seriamente amenazada, y con ella, el poder o la influencia de la Iglesia Católica. Pero… ¿anticristo? ¿El Anticristo no era quien iba a precipitar el Fin de los Días, el Juicio Final? ¿Realmente alguien piensa que porque los homosexuales puedan casarse o porque se impartan menos horas de Religión se va a acabar el mundo?. ¿?.

No sé, no sé, pero creo que estamos llevando las cosas a un terreno muy, muy peligroso. Tanta crispación se nos está yendo de las manos, y éso no es bueno para nadie. A mí Zapatero hace tiempo que dejó de caerme bien, pero he visto “La Semilla del Diablo”, “El Exorcista” y las dos versiones de “La Profecía” y os puedo asegurar que no salía en ninguna de ellas, ni siquiera como secundario o como extra. A mí lo que me quita el sueño no es el advenimiento del Maligno, sino el punto sin retorno hacia el que determinados dirigentes políticos están guiando a España, esta España que no es de unos ni de otros, sino de todos, mal que les pese a quienes se ufanan considerándose los Padres de la Patria (uy, me han aparecido espontáneamente las siglas “PP”, debe ser por obra y gracia del Demonio, sin duda).

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
...ESQUE LA POLÍTICA ES TAN ABURRIDA...

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