Cine en la retina/ “GRUPO 7”

 


 

Guardianes de la Expo

 

El estreno de “Los Tigres”, la nueva película del realizador andaluz Alberto Rodríguez (Sevilla, 1971), me ha hecho recordar uno de sus primeros (y mejores) films, la espectacular “Grupo 7”, de la que no había hablado hasta ahora.

 

Aunque el guión de “Grupo 7” (2012) aparee escrito por Rafael Cobos, con aportaciones del propio Alberto Rodríguez, lo cierto es que la historia que nos cuenta no es para nada original, sino que está basada, como suele decirse, en hechos reales.  Concretamente, los verdaderos inspiradores de “Grupo 7” fueron una unidad de la policía de Sevilla, conocida como el Grupo 10, que, entre 1986 y 1992, asumieron la misión de limpiar las calles de drogadictos, yonquis, camellos y prostitutas, con el fin de lavar la imagen de la ciudad de cara a la Expo ’92.  Se ha llegado a decir que fue un auténtico juez quien hizo llegar al futuro director una serie de actas de diversos procesos judiciales que llegaron a celebrarse contra los integrantes del Grupo 10, cuyos métodos eran tan expeditivos que solían traspasar a menudo las fronteras de la legalidad.  En este sentido, también han sido cruciales algunos artículos periodísticos publicados por la edición andaluza del extinto Diario 16, que hablaban asímismo de los métodos poco o nada éticos de los citados policías.

 

El caso es que “Grupo 7” nos presenta a los cuatro miembros de esa unidad de élite policial que están tan acostumbrados a lidiar con criminales, que a menudo se comportan igual o incluso peor que ellos.  El más joven de los agentes es Angel (Mario Casas), que al principio se muestra más idealista pero poco a poco se va volviendo más y más violento, proceso inverso al que sigue Rafael (Antonio de la Torre), duro donde los haya pero que se va ablandando en el devenir del film.  El equipo lo completan Miguel (José Manuel Poga) y Mateo (Joaquín Núñez); nótese la pequeña curiosidad de que tres miembros del grupo tienen nombre de ángeles y arcángeles y el cuarto, de apóstol.  En torno a ellos, pululan diversos personajes como el confidente Joaquín (Julián Villagrán) la prostituta Caoba (Estefanía de los Santos), el violento traficante Amador (Alfonso Sánchez), el jefe de la policía sevillana (Alberto Olalla), la esposa de Angel (Inma Cuesta) y la yonqui Lucía, de la que se enamora Rafael (Lucía Guerrero).  De entre todos ellos, me llaman muchísimo la atención las composiciones de Antonio de la Torre (bueno, esto no es una novedad, este hombre es un maestro de la expresividad sin tener que recurrir a los “innecesarios” diálogos), Joaquín Núñez (tan natural que siempre parece que no está actuando) y la fabulosa Estefanía de los Santos, que en todos sus trabajos (y mira que varía de registro de “Sevillanas de Brooklyn” a “La mesita del comedor”) logra cautivarme.  En cuanto a Mario Casas, pues bueno, en aquel momento (año 2012) todavía era muy joven, tenía poco bagaje como actor de cine y es evidente que intenta que su físico trate de compensar sus carencias interpretativas.

 

Grupo 7” tiene una factura técnica espectacular, sus escenas de acción están filmadas con profusión de medios y montadas a la manera de la saga “Bourne”.  La fotografía está cuidadísima, el diseño de producción también, y sólo habría que darle un par de collejas a los responsables de que los diálogos en muchas secuencias resulten prácticamente ininteligibles.  A veces es causa de que los ruidos sofocan las voces, a veces de que actores como (¿adivináis?) Mario Casas no saben vocalizar y a veces de que el acento andaluz tan cerrado se antoja indescifrable; en las últimas ocasiones que la he visto, he utilizado el truco de poner subtítulos para personas con discapacidad auditiva, el cual os recomiendo si queréis enteraros de todo.  Pero, en líneas generales, esta película, que se alzó con dos premios Goya (Mejor Actor de reparto para Julián Villagrán y Mejor Actor Revelación para Joaquín Núñez), me parece de lo mejorcito que se ha rodado dentro del género policíaco español, y, si me lo permitís, a ratos me resulta un respetuoso homenaje a una obra maestra como “Los intocables de Eliot Ness” (tenía que decirlo y lo dije).

 

Luis Campoy

Calificación: 7,5 (sobre 10)

Comentarios