Este
verano he vuelto a leer (releer) el libro.
Lo hice por primera vez en 1993, pocas semanas antes de que se estrenara
la película que dirigió el gran Steven
Spielberg. Me estoy refiriendo a “Parque Jurásico” (“Jurassic Park”),
de Michael Crichton, fallecido de
cáncer en 2008, a los 66 años de edad.
Pero volvamos al libro que originó la película que nos atañe. Ya en 1976, Crichton imaginó la existencia de
un parque temático poblado por robots que acababan volviéndose en contra de los
visitantes; sucedió en “Westworld, almas
de metal” película que escribió y además dirigió. 23 años después, a nuestro visionario escritor
se le ocurrió la idea de otro parque, pero esta vez lleno no de robots sino de
dinosaurios. Los dinosaurios se
extinguieron hace millones de años pero nunca habían desaparecido de nuestro imaginario
colectivo, gracias a las frecuentes excavaciones y a películas como “Hace un millón de años” o “Cuando los dinosaurios dominaban la tierra”. La teoría esgrimida por Michael Crichton para
traerlos de vuelta se basaba en la pujante ingeniería genética: un astuto
empresario contrata a un equipo de científicos genetistas para obtener ADN de
dinosaurio, algo que encuentran en mosquitos que los habían mordido y chupado
sangre y posteriormente quedaron fosilizados en ámbar. Una vez clonadas las fascinantes criaturas,
se construye en Costa Rica, en el mayor de los secretos, un parque prehistórico
cuya entrada se cobrará a precio de oro, pero el recelo de los inversores
obliga a que un comité de expertos (formado por un paleontólogo, una
paleobotánica, un matemático defensor del caos y un asesor financiero)
supervise sobre el terreno la fascinante atracción, durante un fin de semana
que resultará de todo menos plácido y divertido… Incluso antes de que el libro se publicara,
sus derechos fueron vendidos a Universal
Pictures y el citado Steven Spielberg, quienes superaron en la puja a
Paramount y James Cameron. Según era su
costumbre por aquel entonces, para no
restar protagonismo a las auténticas estrellas del film (los dinosaurios,
naturalmente), Spielberg no quería a actores excesivamente famosos, si bien el
desdén de William Hurt para interpretar a Alan Grant le hizo considerar
brevemente a Harrison Ford, aunque el elegido fue Sam Neill. Para la doctora Sattler, la decisión estaba
clara: Laura Dern, hija de Bruce Dern y que había despuntado en “Corazón
salvaje” de David Lynch. Para el
matemático del caos Ian Malcolm, los candidatos fueron Jim Carrey y Jeff
Goldblum, optando por el inolvidable Seth Brundle de “La mosca”. Como quiera que el escritor Michael Crichton
confesó que había escrito la novela imaginando al empresario John Hammond con
los rasgos del actor y director Richard Attenborough, se le ofreció el
papel al oscarizado artífice de “Gandhi”, quien estuvo encantado de
aceptar el reto. El rodaje de “Parque
Jurásico” dio comienzo oficialmente en Agosto de 1992, aunque lo cierto es
que la preproducción había arrancado en Octubre de 1989, justo cuando Universal
y Spielberg tuvieron firmado el contrato que les otorgaba los derechos sobre el
libro. A pesar de que la acción
transcurre, supuestamente, en una paradisíaca isla de Costa Rica, la filmación
de exteriores tuvo lugar principalmente en Kauai, en el archipiélago de
Hawai. El maestro John Williams,
el más fiel colaborador de Spielberg, compuso las melodías del film, que van
desde lo terrorífico hasta lo bucólico pasando por los sonidos habitualmente
asociados a la aventura (con la base rítmica de los inevitables tambores
africanos). Pero el apartado en el que “Parque
Jurásico” sería, incluso más que una revolución, un punto de referencia y
un modelo a seguir para todo lo que vendría después, fue, naturalmente, el
referido a sus asombrosos e increíbles efectos especiales. Si bien es cierto que en “Terminator 2”
(1991) se había oficializado la puesta de largo de los efectos digitales (CGI o
Imágenes Generadas por Computadora), Universal decidió que su epopeya debía ser
lo más rompedor visto jamás en una pantalla.
Combinando las técnicas más artesanales con la tecnología más puntera,
los dinosaurios (tiranosaurio, velocirraptores, triceratops, dilofosaurios,
braquiosaurios…) resultaron fascinantes y terroríficos, gracias a los equipos
coordinados por Stan Winston (animatronics),
Phil Tippet (maquetas de stop-motion), Dennis Muren
(modelos digitalizados) y Michael Lantieri (efectos mecánicos), que se
iban repartiendo las múltiples tareas a realizar. Sin duda, las criaturas de “Parque
Jurásico” alcanzaron cotas de realismo jamás imaginadas, convirtiendo al
film en un hito histórico… o, mejor dicho, prehistórico.
Luis Campoy
Calificación: 7,5 (sobre 10)
Nota: este artículo lo publiqué originalmente en el número de Septiembre de 2025 de la revista "El Eco del Guadalentín"
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