De casamentera a “cásame entera”
Debo ser el único bicho viviente
sobre la faz de la Tierra a quien le ha gustado más “Materialistas” que la anterior película de su directora, Celine Song, la celebradísima “Vidas pasadas”. A mi “Vidas pasadas” me pareció una película
correcta pero ni me apasionó ni me cautivó ni consiguió emocionarme. Tampoco es que “Materialistas” sea la quintaesencia del arte cinematográfico, pero,
para mi, gana por goleada en dos terrenos que me resultan fundamentales: los
diálogos y las interpretaciones. “Materialistas” podría parecer, en
teoría, la historia de un triángulo amoroso que gira en torno a Lucy, una “matchmaker”
neoyorkina que se debate entre John, su ex-novio, y Harry, un millonario
aparentemente perfecto. Lo primero que
habría que preguntarse es por qué el traductor ha ignorado la palabra
castellana “casamentera”, que es la correspondencia literal en nuestro idioma
de “matchmaker”, pero claro, me diréis que en este mundo hiperconectado llega
un momento en el que las barreras idiomáticas desaparecen y bla bla bla… Lo cierto es que Lucy (estupenda Dakota Johnson) trabaja en una agencia
de citas tratando de unir a personas basándose en los variopintos requisitos
que exigen sus clientes, muchos de ellos más materialistas que estrictamente
sentimentales, y cuando acude como invitada a la boda de dos personas a las que
ella misma unió, conoce a Harry (encantador Pedro Pascal), un hombre tan rico como irresistible, al mismo
tiempo que se reencuentra con su antiguo prometido John (sorprendente Chris Evans), un tipo pobre e inmaduro
que no ha prosperado en los años en que no han estado juntos y que ahora
trabaja como camarero. Lucy, sin darse
cuenta, se convierte en casamentera y en “cásame entera” al mismo tiempo, y
toma una decisión basándose en criterios de conveniencia, ignorando el
verdadero criterio que debería prevalecer: los sentimientos… Si me gustó la película, como he dicho antes,
fue sobre todo por el reparto (no sabría decir quién está mejor de los tres
protagonistas), así como por la manera en la que los personajes se expresan,
con unos diálogos sensacionales que no me canso de reivindicar como una parte
fundamental en cualquier historia. Eso
sí, la manera en la que la historia se va desarrollando puede que no convenza a
muchos, como tampoco me convenció del todo a mi. No me acabo de creer las decisiones que toma
Lucy, ni aunque me digan que, al fin y al cabo, ella es una “matchmaker”
profesional que no puede evitar aplicarse a sí misma los mismos criterios que aplica
a sus clientas. Porque se ve a las claras
que Lucy, a diferencia de, por ejemplo, la pobre Sophie L., la clienta que le absorbe más tiempo, sí tiene un alto
concepto de sí misma y sí se sabe en condiciones de poder constituir una oferta
irrenunciable para cualquier hombre, algo que tanto Harry como el reaparecido
John le manifiestan bien a las claras. Sin
embargo, se deja convencer por la palabrería (y la ostentación) de Harry sólo para
acabar dándose cuenta de que, sin amor, el castillo de naipes se va a derrumbar,
algo que ella mejor que nadie debería haber sabido de antemano. En cuanto a John, los mismos inconvenientes
que la motivaron a dejarle parecen constituir ahora sus principales alicientes,
por lo que, como digo, el desarrollo de la trama no me convence del todo,
aunque sí me gustan, y mucho, los actores y el envoltorio estético (fotografía,
música) que hace parecer a “Materialistas”
un poco mejor de lo que realmente es.
Luis Campoy
Lo mejor: los actores, los diálogos
Lo peor: no se entienden algunas decisiones de
la protagonista
Calificación: 7
(sobre 10)
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