Cine actualidad/ "LOS PECADORES"

 



Blues y sangre

Estoy convencido de que determinadas películas ganarían muchos enteros de cara a sus potenciales espectadores si sus trailers e incluso sus notas de prensa fueran mucho más comedidas a la hora de revelar sus interioridades.  Se me ocurren títulos como “Parabellum”, “La trampa”, “Abigail”, “La acompañante” o “Amenaza en el aire” como ejemplos de que no siempre es bueno saber mucho acerca de lo que vas a ver, y este mismo mal aqueja a la recién estrenada “Los pecadores”.  Pero bueno, como estoy seguro de que ya lo conoceréis a través de la publicidad y las reseñas de prensa, me permito recordaros que “Los pecadores” es un divertido crisol de géneros que mezcla con habilidad el cine social de denuncia del racismo, el musical y el terror, en su vertiente vampírica.  Los protagonistas son dos hermanos gemelos, Stone y Stack, que en 1932 regresan a su pequeño pueblo de Mississippi después de haber trabajado en Chicago para Al Capone.  De vuelta a su hogar, compran un viejo aserradero para convertirlo en un local de música blues destinado a la comunidad negra, pero la noche de la inauguración aparecen tres blancos deseando que se les invite a entrar para chuparles la sangre (literalmente) a todos los negros presentes…

 

Los pecadores” es una producción de Warner Bros. que ha sido dirigida por el afroamericano Ryan Coogler, conocido por su trilogía de “Creed”, el heredero de la saga de Rocky, y por su díptico de “Black Panther” para Marvel, películas todas ellas en las que el protagonismo lo ostentan personas y personajes de color, con el actor Michael B. Jordan apareciendo en todas ellas.  Coogler y Jordan vuelven a unir fuerzas en “Los pecadores”, donde este último interpreta a los dos gemelos gracias a las técnicas de duplicación de imágenes, y vuelve a demostrar la habilidad del director para facturar cine de evasión con marchamo de calidad, siendo éste, probablemente, su mejor trabajo hasta la fecha.  Por lo que a mi respecta, tengo que reconocer que la primera mitad de la película me gustó tanto que incluso me molestó un poco que se produjera el tan cacareado giro hacia el terror.  El mundo del blues de los años treinta, del que se decía que constituía la “música del Diablo”, con el caso del guitarrista Robert Johnson siempre presente, está tan bien recreado, fotografiado con tanta calidad y dotado de una banda sonora tan extraordinaria que los aditivos vampíricos y sangrientos se me antojaron innecesarios.  Se trata de un cocktail evidente entre los sones del club de jazz de “El color púrpura” y los mordiscos en la yugular de “Abierto hasta el amanecer”, filmado con proliferación de planos secuencia, con una estética (fotografía, diseño de producción y vestuario) dignos de Oscar, un sonido de lo mejor que se ha escuchado en años y una banda sonora espectacular compuesta por un sueco, Ludwig Goransson, que es un regalazo para los amantes del mejor blues.

 

Si somos capaces de obviar cierta secuencia que traspasa los límites de lo ridículo, en la que surgen como por arte de magia un puñado de músicos del pasado y del futuro, y somos un poco benevolentes con la interpretación de Michael B. Jordan, que necesita del vestuario para matizar la diferencia entre los dos gemelos a los que da vida, encontraremos en “Los pecadores” a una película valiente y novedosa sobre la música y el racismo, sobre la violencia y la redención, sobre la fe y la inmortalidad, con una puesta en escena alucinante y grandes actores personificando a secundarios inolvidables con apenas un par de pinceladas.  Muy recomendable si no eres alérgico a la hemoglobina.


Luis Campoy

Calificación: 7,5 (sobre 10)

 


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