Cine actualidad/ "LOS JUEGOS DEL HAMBRE: Balada de pájaros cantores y serpientes"
“Los juegos del hambre:
Balada de pájaros cantores y serpientes” (diría que es más largo el título
que la película… pero no, no es así) transcurre 64 años antes de la trilogía
original y cuenta cómo fueron los décimos Juegos del Hambre, esa bárbara
competición anual en la que los “tributos” procedentes de los doce distritos
tenían que viajar a la capital de Panem, el Capitolio, para batirse en un duelo
mortal que generaba estratosféricas audiencias televisivas. El joven actor Tom Blyth, de 28 años, debe aparentar diez menos y sólo a medias lo
logra, pero sí es cierto que se parece a un joven Donald Sutherland cruzado con
un no menos joven Jude Law. La que no
logra eclipsar para nada la ausencia de la hasta ahora estrella de la
franquicia, Jennifer Lawrence, es Rachel
Zegler, que interpreta a la tributo del Distrito 12 Lucy Gray, una heroína
que ni por un segundo hace olvidar a Katniss Everdeen; ¡miedo me da su
encarnación de Blancanieves en el remake que prepara Disney!. Lo mejor del reparto son los ilustres
secundarios, entre los que destacan Peter
Dinklage. Viola Davis, Jason Schwartzman y el estupendo Josh Andrés Rivera, que ya había
trabajado con Rachel Zegler en la “West
Side Story” de Steven Spielberg.
Mi impresión de “Balada
de pájaros cantores…” es básicamente positiva. Hay que alabar el trabajo de dirección de Francis Lawrence así como la
ambientación y el vestuario (esa falda pantalón que luce el futuro presidente
Snow no tiene precio), por no hablar de la extraordinaria música de James Newton Howard, que, por ponerle
algún defecto, no para casi nunca, ¡con lo efectivo que resulta a veces algún
silencio!.
Película elegante y bastante madura, esta quinta entrega de “Los juegos del hambre” es un claro
ejemplo de que a veces una colección de novelas juveniles puede dar lugar a una
saga cinematográfica resuelta con inteligencia y ambición, a la que, como suelo
decir, sólo se le puede objetar su abultada e innecesaria duración. ¡Casi tres horas no eran para nada
necesarias, por muchos pájaros y muchas serpientes que cantaran la balada!
Luis Campoy
Calificación: 7,5 (sobre 10)
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