Las películas de mi vida/ "EMPIEZA EL ESPECTÁCULO"
TODO AQUEL JAZZ
All That Jazz
USA, 1979
Director: Bob Fosse
Productor: Robert Alan Aurthur
Guión: Robert Alan Aurthur & Bob Fosse
Música: Ralph Burns
Fotografía: Giuseppe Rotunno
Montaje: Alan Heim
Diseño de
Producción: Philip
Rosenberg
Diseño de
Vestuario: Albert Wolsky
Reparto: Roy Scheider (Joe Gideon), Jessica Lange (Angelique), Ann Reinking (Kate
Jagger), Leland Palmer (Audrey Paris), Erzsebet Foldi (Michelle), Cliff Gorman
(Davis Newman), Ben Vereen (O’Connor Flood), William LeMessena (Jonesy Hecht), David
Margulies (Larry Goldie), Anthony Holland (Paul Dann), John Lithgow (Lucas
Sergeant), Deborah Geffner (Victoria Porter)
Duración: 123 min.
Distribución: 20th Century Fox / Columbia Pictures
Los grandes musicales de Hollywood (“Sombrero de copa”,
“Un día en Nueva York”, “Cantando bajo la lluvia”, “Siete
novias para siete hermanos”…) se habían caracterizado no sólo por sus
canciones y números de baile, sino, sobre todo, por su optimismo, vitalidad y alegría. No obstante, en 1979 surgió una película
capaz de trascender las tonalidades habituales del género, sin dejar ser fiel a
sus requisitos básicos de preponderancia de la música y la danza. Adicciones varias, obsesión por el trabajo y
una fascinación irreprimible por la Muerte son algunos de los aderezos de “All
That Jazz”, un film muchísimo mejor de lo que se dijo en su momento, y
muchísimo menos conocido de lo que se merece…
Joe Gideon es un
prestigioso aunque obsesivo coreógrafo y director teatral que ronda los cincuenta
años pero no es capaz de sentar la cabeza en cuanto a su ámbito personal. Fuma demasiado, bebe demasiado y está
demasiado enganchado al sexo. Su frenético
ritmo de vida le acaba postrando en una cama de hospital, desde la que imagina
la que será la mejor coreografía de toda su carrera: su propia muerte…
El año 1974 fue especialmente
inolvidable para el actor, bailarín, coreógrafo y director teatral y cinematográfico
Bob Fosse (47 años en aquel entonces).
Fosse, que desde niño se había ido integrando en el mundillo del vodevil
gracias al trabajo de su padre, con trece años ya tenía su propio número
musical, y con quince realizó su primera coreografía. Tras el parón que supuso su alistamiento en
1945 en la Marina para combatir en la II Guerra Mundial (en la que no llegó a
participar por finalizar ésta en Septiembre de aquel mismo año), debutó en el
teatro en 1948 y en 1953 en el cine, en principio como bailarín aunque
enseguida ascendió al rango de coreógrafo con el musical teatral “The Pajama
Game” (1954). Quince años después,
tras acumular mucho éxito y prestigio en las tablas y nueve premios Tony (el equivalente
al Oscar teatral) y cuando ya se había casado tres veces (con Mary Ann Niles en
1947, con Joan McCracken en 1952 y con Gwen Verdon en 1960), dirigió su primera
película, “Noches en la ciudad” (“Sweet Charity”, 1969), un remake
en clave musical de “Las noches de Cabiria” de Federico Fellini, a la
que sucedería su mayor triunfo cinematográfico, la supertaquillera y
multipremiada “Cabaret” (1972), que catapultó a la fama a Liza
Minelli. El caso es que, como decíamos
antes, en 1974 Fosse se vio sumido en un doble reto que acabaría pasándole
factura. Por una parte, estaba
finalizando el montaje de su tercera película, “Lenny”, un falso
documental sobre el cómico y monologuista Lenny Bruce protagonizado por Dustin
Hoffman, y, por otra, se había comprometido a dirigir el musical de Broadway “Chicago”,
en el que iba a ejercer como coreógrafo, director ¡e incluso libretista! (junto
con Fred Ebb y el compositor John Kander, autores éstos de las canciones de “Cabaret”). La tensión acumulada, su dependencia del
tabaco y las anfetaminas y su agitadísima vida sexual (continuaba casado con
Gwen Verdon pero todo el mundo sabía que tenía una amante, Ann Reinking, además
de lo cual no perdía ocasión para beneficiarse a cuantas coristas se cruzaban
en su camino) le condujeron a un deterioro galopante de su salud que se tradujo
un infarto de miocardio, del cual afortunadamente logró reponerse gracias a una
arriesgada operación a corazón abierto.
Cuentan que fue la gran
Shirley MacLaine (que había protagonizado la versión fílmica de "Noches
en la ciudad” sustituyendo a la original Gwen Verdon) quien sugirió a Fosse
la idea de realizar una película sobre sí mismo, en la que no sólo narrase su
vida sino también imaginase su propia muerte, teatralizada como si de una coreografía
se tratara. Tras el infarto y el
relativo fracaso de “Lenny” (incomprendida por la crítica y más bien
ignorada por el público, que le tenía encasillado en parámetros exclusivamente
musicales), Fosse consideró que había llegado el momento de hacer caso a
MacLaine y ponerse manos a la obra en la construcción de su “biografía”. Para ello, escribió él mismo un primer
borrador de guión que mezclaba lo autobigráfico con lo surrealista y lo onírico,
inspirándose claramente en “8 ½” (“Otto E Mezzo”, 1963) de su
admirado Fellini, y se lo hizo llegar a su amigo, el escritor y productor Robert
Alan Aurthur (“El hombre perdido”), para que lo acabara de pulir; fue
idea de Aurthur la división de la historia en dos actos de una hora cada uno
(el film dura 123 minutos), el primero dedicado a Eros, el dios del amor, y el
segundo a Thanatos, la deidad que representa a la muerte. Aunque Aurthur falleció de cáncer en 1978, un
año antes de que la película llegara a estrenarse, su libreto era tan bueno que
Columbia Pictures, a pesar de los problemas económicos que llevaba
tiempo registrando, aceptó producirlo, no sin convencer a 20th Century Fox
para que se hiciera cargo de su distribución.
Dado que “All That
Jazz” (título tomado de una de las canciones de “Chicago”, pero que
en español fue sustituído por “Empieza el espectáculo”, libre traducción
de la frase que Joe Gideon recita cada mañana ante el espejo) tenía un
fortísimo tono autobiográfico, la pretensión inicial de Fosse era
protagonizarlo él mismo, pero la compañía aseguradora se negó a correr riesgos
con un señor que por muy poco había sobrevivido a un infarto y no debía asumir
más responsabilidades. Para interpretar
a Gideon, Columbia puso sobre la mesa los nombres de Paul Newman, Jack Nicholson,
Jack Lemmon, Gene Hackman o Warren Beatty, quien acabó siendo el mejor
posicionado pero que acabó prefiriendo hacer “El cielo puede esperar”. Fosse llamó a Richard Dreyfuss, quien acababa
de encadenar dos éxitos consecutivos con “Encuentros en la tercera fase”
y “La chica del adiós” y éste aceptó en primera instancia, si bien la exigencia
de interpretar a un bailarín y coreógrafo que además iba a estar todo el tiempo
encima de él le provocó un ataque de pánico del que se zafó escurriendo el
bulto y proponiendo en su lugar al que fuera su compañero en la popularísima “Tiburón”,
Roy Scheider. Scheider (46 años),
que no había hecho musicales en cine y estaba hasta el gorro de interpretar
siempre a policías, decidió aceptar el reto, y durante un mes recibió un
entrenamiento intensivo por parte del mismísimo Fosse. El grueso de los personajes secundarios corrió
a cargo de actores y actrices a los que Fosse conocía de sobras merced a su
trayectoria teatral, empezando por Ann Reinking, que aceptó
interpretarse a sí misma, si bien su personaje ahora se llamaría Kate Jagger,
la amante de Gideon. A Fosse no le tembló
el pulso a la hora de ofrecerle el rol de ex-mujer a su auténtica esposa Gwen Verdon,
pero ésta prefirió inhibirse en favor de Leland Palmer. La joven Erzsebet Foldi fue
seleccionada para dar vida a la hija de Gideon, Michelle, aunque la verdadera
hija de Fosse, Nicole, también realizó un breve cameo. Cliff Gorman, que había sido Lenny
Bruce en el teatro pero que en la adaptación de “Lenny” al cine fue
reemplazado por el más conocido Dustin Hoffman, se resarció convirtiéndose en
el “fantasista” Davis Newman. Ben
Vereen, procedente del teatro musical (fue uno de los protagonistas de “Noches en la ciudad”) y que
acababa de triunfar con su personaje de “Gallito George” en la serie “Raíces”,
incorporó al showman O’Connor Flood, quien acompaña a Gideon en su última
gran actuación. Un aún poco conocido John Lithgow (“Fascinación”), interpretó a Lucas Sergeant, coreógrafo rival de
Gideon que estaba inspirado en el eterno “enemigo” de Fosse, Michael Bennett. Sandahl
Bergman, la futura Valeria de “Conan,
el Bárbaro”, fue la primera bailarina en el número “Take Off With Us”. Y Jessica
Lange, la estrella del “King
Kong” de 1976, realizó su segundo papel en la pantalla dando vida a una tal
Angelique, una dama vestida de blanco que resulta ser la mismísima Muerte; al
igual que un incorregible Gideon coquetea con ella en la película, también
Fosse le tiró los tejos a la actriz, que parece que se dejó querer por el
director.
El rodaje de “All That Jazz” dio comienzo en Septiembre de 1978 y
se prolongó durante 101 días. Además de
los consabidos decorados, se emplearon localizaciones reales como el Palace
Theatre de Broadway, los estudios Kaufman Astoria de Queens o el Anfiteatro de
Coney Island. Philip
Rosenberg (“Próxima parada, Greenwich Village”, “Network”)
diseñó los decorados, Albert Wolsky (“Paso
decisivo”, “Una mujer descasada”, “Grease”) firmó el
vestuario, el maestro italiano Giuseppe Rotunno (“Rocco
y sus hermanos”, “El gatopardo”, “Satiricón”, “Roma”, “Amarcord”)
fue el artífice de la espléndida fotografía y Alan Heim (“Godspell”,
“Hair”) realizó el impresionante montaje. El apartado musical lo lideró Ralph
Burns en calidad de compositor, arreglista y director de la orquesta, pero lo
que más se recuerda son las canciones que suenan durante los inolvidables números
de baile coreografiados por Fosse, entre las que destacan el rítmico “On
Broadway” de George Benson que ilustra
el multitudinario casting de bailarines que abre el film, el “There’s No
Business Like Show Business” de Ethel Merman que
suena en los títulos de crédito finales, el “Everything Old Is New Again”
de Peter
Allen que bailan Kate y Michelle y, por supuesto, el “Bye Bye Love” de
los Everly Brothers, aquí retitulado “Bye Bye Life” y que interpretan,
en una versión “celestial” de ¡once minutos!, Gideon y O’Connor Flood, es
decir, los propios Roy Scheider y Ben Vereen.
Mención especial para el tema clásico con el que Gideon realiza cada día
su aseo matinal, el “Concierto Alla Rustica en Sol Mayor” de Antonio
Vivaldi, una auténtica gozada barroca.
“All That Jazz” debutó en cines norteamericanos el 20 de Diciembre
de 1979 (5 de Septiembre de 1980 en España), con críticas mixtas y una recaudación
de 38 millones de dólares, más de 3 veces su presupuesto. Los premios no tardarían mucho en caer: dos BAFTAs, una nominación al Globo de Oro,
un Bodil danés, cuatro Oscars (Banda sonora, Montaje, Dirección Artística, Diseño
de Vestuario) y el que mayor prestigio internacional le deparo: la Palma de Oro
del Festival de Cannes. Por si fuera
poco, Stanley Donen, el mítico realizador de “Un día en Nueva York”, “Cantando
bajo la lluvia”, “Siete novias para siete hermanos”, “Charada”
o “Dos en la carretera” afirmó públicamente que “All That Jazz”
era “la mejor película que había visto en su vida”, lo cual favoreció
notoriamente la carrera comercial del film.
Además de por sus evidentes valores cinematográficos, “All That Jazz”
se hizo inmediatamente famosa por incluir en el cáustico monólogo de Davis
Newman “El Fantasista” (“The Stand-Up”) las
cinco etapas de la asimilación de la muerte enunciadas por la psiquiatra Elisabeth
Kübler-Ross en 1969: cólera,
negación, pacto, depresión y aceptación.
Es evidente que, si Fosse incluye ese concepto en su película, es para enfatizar
lo que de alegato vitalista tiene la dedicación de cada uno a la profesión que
realmente ama, y por eso Gideon, incluso en su lecho de muerte, no deja de soñar
con esa última coreografía, ese último baile que le proporcione la eternidad,
la vida eterna, la derrota final sobre la Parca. Naturalmente, la dicotomía fantasía/realidad
parece que se salda en favor de la segunda, y la canción que tanto nos estaba
maravillando finaliza bruscamente con el frío rechinar de la cremallera
corriéndose sobre la mortaja en la que yace el cadáver del protagonista. A pesar de los denodados desvelos de las tres
mujeres que más le han amado (su hija, su ex-esposa y su actual compañera),
Gideon encara su último viaje hacia la luz blanca que le aguarda al final del
túnel, seguramente con la conciencia tranquila por haber concebido su obra más
genial. La interpretación de Roy Scheider
resulta fascinante y conmovedora, tan lejos de su registro habitual de policía
que nadie asociaría a su Martin Brody de “Tiburón” con un implacable pero
sensible director teatral hambriento de amor.
Como
si de una profecía se tratase, apenas ocho años después del estreno de “All
That Jazz”, Bob Fosse sufrió un segundo y definitivo infarto del que ya no
se recuperó, falleciendo el 23 de Septiembre de 1987 a la edad de 60 años. Tal vez en sus últimos estertores de consciencia
tuvo tiempo de rememorar la maravillosa fantasía de once minutos que crease para
ilustrar su despedida de la vida y el amor… que, en un pase televisivo en nuestra
TVE, alguien se atrevió a interrumpir para emitir unos mezquinos segundos de
publicidad.
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