Cine actualidad/ “ULTIMA NOCHE EN EL SOHO”
El cine que necesitábamos
Last Night In Soho
Reino Unido, 2021
Director: Edgar Wright
Productores: Tim Bevan, Eric
Fellner. Nira Park, Edgar Wright
Guión: Krysty Wilson-Cairns, Edgar
Wright
Música: Steven
Price
Fotografía: Chung-hoon
Chung
Diseño de Producción: Marcus Rowland
Montaje: Paul
Machliss
Reparto: Thomasin McKenzie (Eloise “Ellie”
Turner), Anya Taylor-Joy (Sandie), Matt Smith (Jack), Diana Rigg (Alexandra Collins), Terence Stamp (Lindsay), Michael
Ajao (John), Rita Tushingham (Peggy Turner), Synnove Karlsen (Jocasta)
Duración: 116 min.
Productora: Focus Features / Working Title
La joven Eloise, “Ellie” para los amigos,
vive con su abuela en Cornualles tras el suicidio de su madre. Enamorada de la música y el estilo de los
años 60 y del ambiente que se respìraba en el Londres de aquella época, Ellie
se marcha a estudiar moda a la capital británica y alquila un estudio en el
barrio bohemio del Soho. Muy pronto, la
joven descubrirá que su fascinación por la movida londinense de seis décadas
atrás le permite establecer una especie de conexión con Sandie, una aspirante a artista que vivió intensamente la noche en 1968…
Nacido en el condado de Dorset, Inglaterra, en 1974, Edgar Wright se dio a conocer cuando dirigió la serie “Spaced” en 1999, y poco después obtuvo el beneplácito de la crítica y el público gracias a “Zombies Party” (2004), una comedia de horror a la que seguirían títulos como “Arma fatal” (2007) y “Bienvenidos al fin del mundo” (2013) (los tres últimos, conformando la denominada “Trilogía del Cornetto”), “Scott Pilgrim contra el mundo” (2010) o “Baby Driver” (2016). Ya en 2007. Wright comenzó a darle vueltas a una historia que de alguna manera homenajeaba a los títulos míticos del “giallo” italiano, con “El gato de las 9 colas” y “Suspiria”, ambos de Dario Argento, en el pensamiento, y ubicando la trama en la década prodigiosa de 1960. Para escribir el guión, se puso en contacto con Krysty Wilson-Cairns (“Penny Dreadful”, “1917”), a la que le sugirió que la parte que transcurre en los años sesenta no tuviese diálogos y sólo fuese audible la maravillosa música de la época, si bien la guionista le hizo desistir de tan peregrina ocurrencia. Otra de las ideas de Wright sí llegó a materializarse, concretamente la de bautizar a la película con el título de alguna de aquellas míticas canciones, siendo el mismísimo Quentin Tarantino, experto en bandas sonoras epatantes, quien le sugirió “Last Night In Soho”, como el tema de 1968 que popularizaron Dave Dee, Dozy, Beaky, Mick & Tich.
Para protagonizar la película, Wright
enseguida pensó en la cada vez más popular Anya Taylor-Joy (“La bruja”,
“Gambito de dama”) para dar vida a la fascinante Sandie (nombre que
alude, cómo no, a la pizpireta Sandie Shaw, intérprete de “Marionetas en la
cuerda”, que se escucha en el film), contratando a continuación a Thomasin
McKenzie (“Jojo Rabbit”, “Tiempo”) para interpretar a la
protagonista Ellie, diminutivo de Eloise, evidente homenaje a la canción de
Barry Ryan que en España versionó Tino Casal.
Para rematar el juego de los nombres, recordar que el personaje de
Taylor-Joy en “La bruja” se llamaba precisamente… ¡Thomasin!
(¿casualidad o no?). Otros miembros del
reparto de “Ultima noche en el Soho” son Matt Smith (“Dr. Who”),
Terence Stamp (“El coleccionista”, “Superman II”), Michael
Ajao (“Attack The Block”) y las veteranas Rita Tushingham (“Un
sabor a miel”, “Doctor Zhivago”), que encarna a la abuela de Thomasin,
y Diana Rigg (“Los Vengadores”, “007 Al servicio secreto de Su
Majestad”, “Juego de Tronos”), en la que acabaría siendo su última aparición en la pantalla
dado que falleció poco después de concluir el rodaje.
Mi experiencia personal viendo por primera
vez en el cine “Ultima noche en el Soho” será para siempre maravillosa e
inolvidable. Desde el principio, las
extraordinarias canciones que se suceden casi sin parar (y además, sonando
mejor que nunca) me cautivaron, como lo hizo la interpretación de Thomasin McKenzie,
tan vulnerable pero tan valerosa a la vez. Y bueno, en cuanto aparece la glamourosa Anya Taylor-Joy, su presencia
arrebatadora traspasa la pantalla y, por si fuera poco, la actriz exhibe unas
dotes asombrosas para el canto, marcándose un par de asombrosas imitaciones de Petula
Clark (“Downtown”) y Cilla Black (“You’re My World”); si la
señorita Taylor-Joy merecía que se le siguiera la pista, ahora más, mucho más. Pero, dejando aparte las actuaciones e incluso el argumento en sí, lo realmente extraordinario de “Ultima noche en
el Soho” es su envoltura tanto visual como sonora. Se trata de un viaje inmersivo a un mundo
mágico de luces de neón y de colores abigarrados exquisitamente retratados (por
el coreano Chung-hoon Chung, “Old Boy”, “La doncella”, “It”)
en el que lo nuevo se funde con lo viejo y las líneas temporales parecen
entremezclarse, en el que las canciones del ayer suenan infinitamente mejor que
las actuales y en el que, sin tratarse de un film de terror propiamente dicho,
se pasa más miedo que en la mayoría de películas de ese género.
De vez en cuando me tropiezo en mi camino cinéfilo
con títulos que no sólo cuentan una historia sino que poséen una belleza y una
inventiva que impresiona por lo que contienen de ruptura, de evolución e
incluso de revolución a todos los niveles.
Lo fueron “Under The Skin” (Jonathan Glazer, 2013), “madre!”
(Darren Aronofsky, 2017), “El sacrificio de un ciervo sagrado” (Yorgos
Lanthimos, 2017) o el remake de “Suspiria” (Luca Guadagnino, 2018). “Ultima noche en el Soho” ingresa con
honores en este selecto club, el club de las películas que no sólo me gustan
sino que me fascinan, me maravillan y, más que encantarme, y si me lo permitís,
me hipermegaencantan. Esto es Cine,
amigos: creación, riesgo, belleza e
innovación.
Luis Campoy
Lo mejor: la belleza incuestionable de lo sensorial (la
imagen, el color, la música, el sonido…)
Lo peor: algún giro de guión previsible y arquetípico,
concretamente en sus últimos 15 minutos
Calificación: 9 (sobre
10)
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