No quiero que me entierren en el cementerio de
animales
“Cementerio viviente” (1989) de Mary Lambert, basada en la novela “Pet Sematary” (1983) del maestro Stephen
King, se convirtió desde el mismo día en que la ví en una de las películas de
terror que más miedo me habían dado en toda mi vida… y, por ampliación de contexto, en una de mis
películas favoritas.
Treinta años después, se ha
producido el temido remake a cargo del tándem formado por Kevin Kölsch y Dennis Widmyer, el cual en teoría iba
a ser más fidedigno al texto de King (de hecho, el título español es el mismo
que tuvo el libro cuando se publicó en nuestro país: “Cementerio
de animales”). Esto último es,
obviamente, falso, y ya en los trailers (malditos trailers) se apreciaba la
gran diferencia con respecto al texto original:
se ha cambiado la identidad del hijo fallecido y resucitado merced a los
poderes de un viejo cementerio de los indios micmacs que es capaz de traer de
vuelta a los muertos.
Mientras veía la nueva película,
la comparación con la anterior era inevitable, y tengo que admitir que, salvo la
interpretación de mi admirado Jason
Clarke, todo (pero todo) es sensiblemente inferior a lo que ví hace ya tres
décadas. El resto de los actores, la
caracterización de los personajes (asombrosa la falta de carisma de John Lithgow en contraste con el encantador
Fred Gwynne; innecesario el parecido de
los nuevos Ellie, Gage y Zelda con respecto a los antiguos; monumental el miscasting del nuevo “ángel
bueno” Pascow), el nulo acierto en la traducción de los diálogos e incluso los
poco lucidos efectos especiales constituyen algunos de los aspectos negativos
de esta “relectura” en la que, paradójicamente, lo que más me gustó fue justamente
lo que no estaba en el relato ni en la película originales: las escenas en las que el “zombie” es capaz
de hablar y razonar… antes de convertirse
en una inmisericorde máquina de matar.
Como anécdota, decir que, de
algún modo, el mítico grupo The Ramones
vuelve a estar presente en el remake. Por
un lado, en la escena del film antiguo en la que se producía el atropello
mortal, el conductor del camión iba escuchando una canción de aquéllos titulada
“Sheena Is A Punk Rocker”, mientras
que ahora ya no se oye la canción pero el camionero recibe una llamada
telefónica de una tal… Sheena. Por otra
parte, la fabulosa canción del título, “Pet
sematary”, vuelve a resonar en los créditos finales, si bien versionada por
Starcrawler.
Luis Campoy
Lo mejor:
las escenas del padre con la hija resucitada
Lo peor: la (odiosa) comparación con el film de 1989
El cruce:
“Cementerio viviente” + “Slender Man”
Calificación. 6,5 (sobre 10)
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