PÍLDORAS DE CINE (Marzo de 2019) (y II)
Aunque hace dos días parecía que
estábamos en verano y hoy que estamos en invierno, lo cierto es que la
Primavera ha venido y sólo Machado y Vivaldi saben cómo ha sido. Seguro que, si vivieran, incluso tales
maestros de la cultura arderían en deseos de enfrentarse a nuestras… ¡PÍLDORAS DE CINE!
Concebido inicialmente como Capitán Marvel (es decir, como un varón),
el guerrero kree Mar-Vell fue creado en 1967 por Stan Lee (guión) y Gene Colan
(dibujo) y gozó del honor de pasear por el Universo el nombre de la editorial
en la que nació, Marvel Comics (existen otros varios Capitanes Marvel en otros
medios de comunicación, pero hoy no toca hablar de ellos). Quince años después de su “nacimiento”, el “omnipotente”
Capitán Marvel falleció de cáncer en 1982, y la capitanía fue recayendo sucesivamente
en diversos personajes (Monica Rambeau, Genis-Vell, etc.) hasta que, finalmente,
la definitiva elegida fue Carol Danvers, quien ya desde 1968 era conocida como “Ms.
Marvel” (“Señorita Marvel”, para entendernos).
La llegada al cine de la Capitana tiene muchísimo que ver con la regeneración
que se prepara en el MCU (Universo Cinematográfico de Marvel) en cuanto se
estrene (el 26 de abril de este año) “Vengadores: Endgame”, conclusión de la espectacular “Infinity War” (2018) en la que, si os
acordáis, la mitad de la población humana (incluídos los superhéroes) era
aniquilada por el villano Thanos. Es
sabido que el papel que desarrollará la Capitana Marvel en “Endgame” será fundamental y decisivo, y
por ello se ha puesto en imágenes esta historia iniciática en la que Brie Larson (ganadora del Oscar en 2016
por “La habitación”) encarna a la
protagonista. Beneficiada por la
repercusión mediática de ciertas declaraciones realizadas por Larson y,
evidentemente, por haber sido estrenada, con muy buen ojo comercial, el viernes
8 de Marzo, Día de la Mujer, “Capitana
Marvel” lleva ya amasados 800 millones de dólares en todo el mundo; mas ¿está justificado tal taquillazo? Como divertimento estrictamente entendido, “Capitana Marvel” funciona de forma
irregular, adoleciendo de bruscos quebrantos de ritmo (el más evidente, la
larguísima secuencia que transcurre en casa de Monica Rambeau) y resultando
poco creíbles los “rejuvenecimientos” de Samuel
L. Jackson y un imposible Clark
Cregg. En su contra también juega el
hecho de contar con un villano tan soso como previsible (Jude Law nos brinda uno de sus peores trabajos), pero, a su favor,
hemos de reconocer que la música compuesta por Pinar Toprak es de lo mejorcito que hemos escuchado últimamente.
Calificación: 7 (sobre 10)
“MULA”
Incumplir la palabra dada suele
ser motivo de profunda desaprobación, pero, si se trata del gran Clint Eastwood desdiciéndose nuevamente
de su promesa de no volver a actuar, la comunidad cinéfila le aplaudirá
encantada. “Mula” es la historia verídica de un anciano norteamericano, Leo Sharp (aquí rebautizado
como Earl Stone) quien, para satisfacer determinadas necesidades propias y, más
adelante, de su familia y amigos, se convirtió en “mula” o contrabandista de
drogas, al servicio de un peligroso cártel mexicano. Con muchos puntos de contacto con su
celebrada “Gran Torino”, “Mula” recupera la figura del héroe
solitario enfrentado a todo y a todos, si bien en este caso, no me agradó ver a
Eastwood desempeñando una actividad tan poco defendible. Pero, a la propia dificultad para aceptar la verosimilitud
de lo narrado (por muy real que sea la historia original), hay que añadir una
realización bastante desganada del viejo Clint, y algún que otro error garrafal
como el personaje interpretado por Michael
Peña, que no aporta absolutamente nada y está de más en todas las escenas
en las que sale. Ojalá que el legendario
realizador tenga todavía la oportunidad de despedirse del Séptimo Arte con un
último trabajo a la altura de su categoría.
Calificación: 6,5 (sobre 10)
“EL GORDO Y EL FLACO”
Durante las postrimerías del cine
mudo, Stan Laurel (el Flaco) y Oliver Hardy (el Gordo) constituyeron una de las
parejas cómicas más famosas y taquilleras del mundo. Con el advenimiento del cine sonoro, que
relegó paulatinamente al olvido a tantas otras estrellas de la época (Lloyd,
Keaton, el propio Chaplin), la popularidad de Laurel & Hardy comenzó a
declinar, de manera que, cuando realizaron una gira por Gran Bretaña durante
los años 50, los teatros en los que actuaban estaban tristemente vacíos. “El
Gordo y el Flaco” (título españolizado del original “Stan & Ollie”) narra los avatares de aquella última tournée del
dúo, intercalando algún breve apunte en flashback de sus momentos de esplendor. El mayor mérito del realizador Jon S. Baird, amén de haber
seleccionado a una pareja de actores ciertamente fabulosa (Steve Coogan y John C. Reilly) es el de saber recrear, con las
dosis justas de nostalgia y ternura, un tiempo que se pasó, un estilo de cine
apenas recordado, un humor que tristemente pasó de modo. Puede que “El
Gordo y el Flaco” no sea una grandísima película, pero sí es una preciosa
pequeña película para cinéfilos.
Calificación: 8 (sobre 10)
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