Cine actualidad/ “DURANTE LA TORMENTA”


La frecuencia de Adriana McFly

En aquella época ya lejana en la que uno podía pasarse horas enteras recorriendo los pasillos de los videoclubs, recuerdo que un día alquilé “Frequency” (Gregory Hoblit, 2000) con muchísimas ganas de verla, pero la casualidad o el destino, en forma de repentina indisposición de mi padre, me obligaron a pasarme toda la jornada en el hospital, de modo que, para no pagar el temible recargo, al día siguiente tuve que devolver la película…  sin haberla sacado siquiera de su estuche.  En “Frequency”, un joven (Jim Caviezel), durante una extraña aurora boreal, logra contactar con su padre fallecido (Dennis Quaid), mediante una vieja emisora de radio, y de esta manera le advierte de que aún está a tiempo de evitar los sucesos que le condujeron a la muerte.

En “Durante la tormenta”, la tercera película como director del guionista Oriol Paulo (Barcelona, 1975), se nos cuenta cómo, durante una aparatosa tormenta eléctrica, una mujer, utilizando un viejo televisor y una videocámara, establece contacto con el niño que vivió, veinticinco años atrás, en la casa en la que ahora ella reside.  De este modo, Vera (Adriana Ugarte) tiene ocasión de prevenir al niño sobre el accidente que le ocasionó la muerte, lo cual le acarreará a ella misma no pocas consecuencias inesperadas:  al alterar los acontecimientos del pasado, también modificará su propio presente, en el que ya no está casada con su marido y, por lo tanto, la hija de ambos nunca nació…

Creo que es evidente que el punto de partida de ambas historias es tan sospechosamente coincidente que, como mínimo, hay que hablar de un “respetuoso homenaje”;  pero también es verdad que, en la película emblemática del subgénero de los viajes en el tiempo (“Regreso al futuro”, 1985), Marty McFly utilizaba asimismo un fenómeno meteorológico (un rayo) para generar la energía que le permitiría regresar a su época de origen.  Así pues, trataremos de no limitarnos a enjuiciar “Durante la tormenta” basándonos en sus similitudes de planteamiento sino en cómo juega sus bazas para desarrollar su trama.  Lo primero que tengo que decir es que, durante la primera media hora, me maravilló la portentosa dirección de actores, tanto de los intérpretes adultos como de la niña (Luna Fulgencio):  todos y cada uno de ellos actuaban con una asombrosa verosimilitud y espontaneidad, algo poco común en el cine en general y en el hispano en particular.  Sin embargo, en el momento en que aparece Chino Darín, se produce una fisura que poco a poco va extendiéndose a todos los demás elementos que conforman el film.  Los esfuerzos del hijo del gran Ricardo Darín por disimular su inconfundible acento argentino hacen que hable con una voz impostada, antinatural, y, además, su aparición coincide con el momento en que la historia abraza definitivamente lo fantástico, lo cual redunda en que, lógicamente, la verosimilitud se va resintiendo a pasos agigantados.

Creo que hasta el espectador más despistado habrá sido capaz de anticiparse a la mayor revelación de “Durante la tormenta” (la identidad real de cierto personaje, tan obvia que seguro que a nadie le sorprendió), pero, así y todo, los pequeños detalles de la trama están resueltos con sumo mimo y cuidado, tras haber tenido la habilidad de sembrar múltiples pistas aquí y allá que luego propiciarán que los comportamientos vistos en las diferentes realidades alternativas adquieran su verdadero sentido (es indudable que Paulo y su co-guionista Lara Sendim se saben de memoria las tres entregas de la citada “Regreso al futuro”, así como también la maravillosa “Qué bello es vivir” de Frank Capra).

Pero si algo hay que elogiar en “Durante la tormenta” es, sobre todo, el formidable reparto en el que cada actor tiene sus momentos de lucimiento, empezando por la excelente Adriana Ugarte (“El tiempo entre costuras”) y continuando por Alvaro Morte (“La casa de papel”), Javier Gutiérrez (“Campeones”), Miquel Fernández (“Tu cara me suena 6”), Francesc Orella (“Merlí”) o la mismísima Belén Rueda (“El orfanato”), vieja conocida de la casa.  Ellos y el resto de un superlativo elenco, bajo la habilidosa dirección de Oriol Paulo, consiguen insuflar vida y sentimiento a un libreto que, en otras manos, podría haber resultado incluso ridículo.

Luis Campoy

Lo mejor:  la primera media hora, con una sobresaliente Adriana Ugarte saliéndose de la pantalla
Lo peor:  Chino Darín, el punto más débil del reparto y, por ende, de toda la película
El cruce:  Frequency” + “Regreso al futuro” + “Regreso al futuro 2” + “Qué bello es vivir
Calificación:  7,5 (sobre 10)

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