Cine actualidad/ “SUPERLÓPEZ”


Volador, bigotudo y español

Confieso que nunca he leído un cómic de Superlópez.  Su creador, Juan López Fernández, alias “Jan” (n. 1939), lo creó en 1973 como una parodia ibérica de Superman, pero cuando sus aventuras comenzaron a ser publicadas por Editorial Bruguera, yo ya estaba enganchado a Spiderman y a Los Vengadores, y mi cupo de comic europeo lo cubrían Asterix (Goscinny & Uderzo), Tintín (Hergé), Mortadelo y Filemón (Ibáñez) o Zipi y Zape (Vázquez).  El caso es que lo que en principio Jan había imaginado como una simple burla del Hombre de Acero, poco a poco fue adquiriendo verdadera entidad y persiguiendo objetivos más ambiciosos…

En un remoto planeta, un científico convierte a su hijo recién nacido en el arma definitiva contra el dictador que los oprime.  Para protegerle, envía al bebé en una nave espacial a la Tierra, donde será adoptado por un matrimonio rural.  Conforme va creciendo, el niño descubre que es diferente a quienes les rodean, y, al llegar a la madurez, se descubrirá capaz de realizar prodigiosas hazañas e incluso volar.  Juan López en realidad es… ¡Superlópez!.

Como dije al principio, los primeros cómics de Superlópez sólo pretendían parodiar/burlarse del personaje más icónico del comic superheroico, o sea, Superman.  De este modo, el protagonista es un extraterrestre nacido en Chitón (parodia de Kriptón), su novia se llama Luisa Lanas (obvia alusión a Lois Lane) y su mejor amigo es Jaime González (trasunto de Jimmy Olsen).  Sus padres adoptivos, los López, son un matrimonio maduro que reside en el campo (al igual que los Kent), si bien la carrera profesional y aventurera del héroe se desarrolla en una gran ciudad (aquí Barcelona, Metrópolis en el original).  La mayor diferencia entre Clark Kent/Superman y Juan López/Superlópez es que el segundo ostenta orgulloso un bigotón marca de la casa, que ya lucía desde bebé.

Según parece, adaptar a Superlópez era un viejo proyecto que se remonta quince años atrás, y que ha ido pasando de mano en mano y de despacho en despacho.  El realizador que finalmente ha podido culminar la labor no es otro que Javier Ruiz Caldera, quien ya consiguió llevar a buen puerto otro popular tebeo español, “Anacleto, Agente Secreto”.  Sin embargo, el primer borrador de guión no convenció a Caldera, de modo que contrató a los guionistas de “Dos apellidos vascos”, Borja Cobeaga y Diego San José, para “amenizar” el relato y, de paso, meter algunos chistes adicionales.  Supongo que, con Cobeaga y San José a bordo, tarde o temprano tenía que salir a relucir el nombre de Dani Rovira, quien ha sido finalmente el protagonista.

Me cae bien Dani Rovira.  Era un buen comediante, un excelente monologuista, y su transformación en actor de cine con “Ocho apellidos vascos” se saldó con un éxito sin precedentes.  Sin embargo, tiene para mí un par de inconvenientes, a saber:  siempre hace de Dani Rovira, y además se prodiga demasiado.  Cuando todavía no se había estrenado “Superlópez”, ya se estaba anunciando su nueva película, “Miamor perdido”, y en los trailers puede comprobarse cómo la interpretación de Rovira discurrirá por los mismos cauces a los que nos tiene acostumbrados:  chico encantador, despistado, algo atontolinado, pero con un corazón de oro.  Lo siento, pero yo no veré “Miamor perdido”, por la misma razón que no ví su anterior “Thi Mai”:  porque, sin haberlas visto, ya me sé de memoria cada entonación y cada tic de Dani Rovira, el cual, repito, me cae estupendamente como persona, pero me temo que necesito tomarme un descanso de él como intérprete.

En cuanto a “Superlópez”, carezco del sustrato de “experto en la materia” desde el que suelo afrontar otras críticas, de modo que, como no puedo aseverar si es o no fiel al comic en que se basa, me tengo que limitar a analizar el producto final.  Y dicho producto, la verdad, me pareció más bien poquita cosa, una película simpática y que proporciona cuatro o cinco buenas carcajadas, pero que me hizo pensar demasiadas veces en la muy poco reivindicable “Capitán Trueno y el Santo Grial”;  ambas comparten el hándicap de un presupuesto mucho más bajo de lo que quieren aparentar, y adolecen asimismo de un exceso de ambición que no pueden o no saben respaldar con hechos cinematográficos.  Las interpretaciones de Gonzalo de Castro o Ferrán Rañé, por ejemplo, parecen de otro tiempo y no hubieran desentonado en “Los Chiripitifláuticos” o “Las aventuras de Enrique y Ana”.  Tampoco me gustó especialmente la villana encarnada por Maribel Verdú (esta mujer se merece papeles de muchísima más enjundia), y del resto del reparto sólo destacaría al infalible Julián López (el inolvidable Juancarlitros de “No controles”) y a los entrañables Pedro Casablanc y. Gracia Olayo.

Lo mejor de “Superlópez” acaban siendo las secuencias en las que se homenajea respetuosamente al “Superman” de Richard Donner, reconstruyendo decorados e incluso movimientos de cámara, pero debo decir que los supuestamente sofisticados efectos especiales no me parecieron nada del otro mundo… algo imperdonable si tenemos en cuenta que el protagonista se supone que viene precisamente de otro planeta.  Antes de acabar, una pequeña consideración a tenor del ambiente político que se vive actualmente en nuestro país:  ¿qué pensarán los independentistas catalanes de esos planos finales en los que Superlópez, encaramado a lo alto del monumento a Colón barcelonés, es definido como “El primer superhéroe ESPAÑOL”?

Luis Campoy

Lo mejor:  algunos chistes afortunados que ciertamente te arrancan algunas carcajadas
Lo peor:  la sensación de que la mayoría de las películas de humor españolas están cortadas por el mismo patrón
El cruce:  “Superman” + “Capitán Trueno y el Santo Grial”
Calificación:  6 (sobre 10)

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