Cine actualidad/ “OVERLORD”
Violencia disfrutable
Lo recuerdo como si lo hubiera leído ayer mismo. Con motivo del estreno de “En busca del Arca perdida”, el artículo que trataba de ella en el Fotogramas número 1668 de Noviembre de 1981 decía que “los nazis eran los villanos favoritos de todos”, mientras que a su líder Adolf Hitler lo calificaban como “el gran malo del mundo”. Si ya hace 37 años se daba por hecho que el III Reich era el enemigo preferido al que enfrentarse en películas de todo tipo, es normal que, en pleno siglo XXI, los supremacistas alemanes continúen nutriendo las manifestaciones culturales de todo tipo (cine, televisión, literatura), independientemente del género y el tono desde el que se les aborde.
“Overlord” arranca con un comando de paracaidistas norteamericanos lanzándose sobre la Francia ocupada por los alemanes, en plena II Guerra Mundial. Su misión es desactivar una antena de radio con el fin de posibilitar un decisivo desembarco (¿el de Normandía?) que va a tener lugar de inmediato. Pero las cosas se tuercen enseguida, e irremisiblemente. Los pocos supervivientes se ven obligados a refugiarse en una aldea en la que los nazis están realizando una serie de extraños experimentos, y nadie está a salvo de convertirse en involuntario conejillo de indias…
Sin nada que ver con el famoso anime de igual título, “Overlord” es una producción del famoso J. J. Abrams, creador de la serie “Perdidos” y que actualmente se halla inmerso en el rodaje del Episodio IX de la saga “Star Wars”. En esta ocasión, Abrams cede el asiento de director a su apadrinado Julius Avery, australiano de 41 años, quien se ha basado en un argumento desarrollado por el guionista Billy Ray (autor de los libretos de “El color de la noche”, “Volcano” o “Capitán Phillips”).
El arranque de “Overlord”, como si de una película bélica al uso se tratase, es ejemplar. Diálogos concisos, personajes de una pieza descritos con apenas una frase, y, muy pronto, una primera escena de acción, que se resuelve correctamente a pesar de su nocturnidad. Enseguida nos damos cuenta de quiénes van a ser los auténticos protagonistas, pero aun así los secundarios son tratados con mimo y gozan de buenos momentos para reivindicarse. En cuanto hace acto de presencia lo fantástico, el belicismo se hace a un lado y va emergiendo la auténtica vocación de la película, adscrita al terror más bien gore. Yo no soy muy fan de este subgénero, pero tengo que reconocer que el film está desarrollado con bastante habilidad. Naturalmente, no todos los estómagos van a ser capaces de disfrutar una producción de estas características, pero, una vez abandonados con gozo a la causa, no puedes evitar pasártelo pipa, a poco que no seas demasiado tiquismiquis. Siempre con una agradecida pátina de humor en los momentos más salvajes, “Overlord” se desmadra en una espiral de violencia brutal, ríos de sangre y explosiones a tutiplén. Es tan delicada y sutil como una patada en los mismísimos, pero mucho más divertida que un film de guerra convencional.
En la parte interpretativa de “Overlord”, destacar al poco o nada carismático protagonista Jovan Adepo (un claro error de casting), al que se comen todos sus compañeros de cast, destacando el villano principal Pilou Asbaek (Euron Greyjoy en “Juego de tronos”) y, sobre todo, el emergente Wyatt Russell, hijo de Kurt Russell y Goldie Hawn.
“Overlord” es un film tan sumamente entretenido (repito: si has sido capaz de conectar con su peculiar tono gore) como fácilmente olvidable, pero lo rápido que dejas de pensar en ella no impide que gozarla sea todo un disfrute.
Luis Campoy
Lo mejor: el sonido, la música de Jed Kurzel, su apocalíptica y divertidísima violencia
Lo peor: no es apta para cualquier estómago, y además se olvida demasiado rápidamente
El cruce: “Malditos bastardos” + “Corazones de hierro” + “Zombis nazis”
Calificación: 7 (sobre 10)
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