Cine actualidad/ “THOR: RAGNAROK”
El Dios
de la sonrisa
Cuando éramos críos, mi
superhéroe favorito siempre fue, como he contado muchas veces, el amistoso
vecino Spiderman. Era otro amigo,
Alfonso, alias “Dake” quien tenía predilección por el rubio y espigado Dios del
Trueno de Marvel, el poderoso Thor. Creado
por Stan Lee, Larry Lieber y Jack Kirby en 1962, el personaje bebía de las
fuentes de la mitología nórdica pero no alcanzó su punto álgido hasta que en
1983 el escritor y dibujante Walt Simonson se hizo con las riendas de la
colección. En el ámbito cinematográfico,
Thor obtuvo el protagonismo de una película en 2011, como paso previo a su
incorporación en el universo de “Los Vengadores”, en la que compartiría
estrellato con Iron Man, el capitán América, Hulk, la Viuda Negra y Ojo de Halcón. En sus dos primeras incursiones en solitario,
la citada “Thor” y su secuela, “El mundo oscuro” (2013), sus respectivos
directores, Kenneth Branagh y Alan Taylor, se empeñaron en otorgarle una solemnidad
y grandilocuencia que, tal vez, sobre el papel, parecían buenos
aditamentos. Sin embargo, el resultado
en ambas ocasiones fue más bien tedioso y deficitario, razón por la que los
dirigentes de Marvel optaron por contratar a un realizador de talante
radicalmente distinto, de cara a la elaboración de una tercera entrega. El elegido ha sido el neozelandés Taika Waititi,
conocido por “Lo que hacemos en las sombras” y que posée un talante en
principio muy poco adecuado para desarrollar una historia protagonizada por
Thor…
Tras los sucesos narrados en “Vengadores
2: La Era de Ultrón”, el Dios del Trueno
viaja a su mítico reino de Asgard ya que ha tenido una premonición de que la
llegada del Ragnarok (la guerra del fin del mundo) está próxima. En su ausencia, su hermanastro Loki ha
suplantado a su padre Odín, el rey de los dioses, pero las cosas se van a poner
realmente fastidiadas con la llegada de Hela, la malvada Diosa de la muerte…
Desde el principio de “Thor: Ragnarok” queda patente que la seriedad y
asepsia de las dos películas anteriores ya era cosa del pasado. La principal aportación de Taika Waititi
radica en el tono que imprime a la historia, tanto a nivel temático como
estético. Nunca antes habíamos
vislumbrado a Thor, Loki y el increíble Hulk tan divertidos, ocurrentes y “cachondos”,
lo cual no desentona en una historia en la que el humor es una pieza clave y fundamental.
Lo que Waititi ha construído es un tebeo marvelita
con mayúsculas, el polo opuesto a “Batman V Superman”, por poner un
ejemplo. Una aventura en la que la
comedia y la acción se erigen en protagonistas, ambientadas primero en un
Asgard menos suntuoso que otras veces y, posteriormente, en un planeta Sakaar
lleno de colorines. Todas las secuencias
que se desarrollan en el circo y en torno a éste constituyen el gran acierto
del film, no sólo por la claridad con la que se visualizan los combates, sino
sobre todo por el acierto de las escenas en las que Thor y Hulk tienen ocasión
de hacer las paces charlando y no a tortazos.
El difícil arte del diálogo brilla como pocas veces en este tipo de
películas, y de paso permite que los actores Chris Hemsworth y Mark Ruffalo
exploren otras facetas interpretativas poco habituales.
“Thor: Ragnarok” es, desde luego,
la película más entretenida del Dios del Trueno (no hacía falta mucho para éso),
aunque también tengo que decir que, en no pocos momentos, esas concesiones al
humor que antes he elogiado se vuelven un poco en su contra, rozando el
ridículo con la punta del martillo. Con
todo, he de reconocer que me lo pasé genial, aunque, ¿qué queréis que os diga?,
me sigo quedando con “mi” Spiderman de toda la vida que, por cierto, tampoco es
el que Marvel nos ha presentado últimamente en la reciente “Homecoming”.
Luis Campoy
Lo mejor:
el sentido del humor y la aventura, los excelentes diálogos; la aparición del Doctor Extraño
Lo peor:
el desperdicio de grandes actores como Karl Urban o Idris Elba
El cruce:
“Thor” + “Guardianes de la galaxia”
Calificación: 7,5 (sobre 10)
Calificación: 7,5 (sobre 10)
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