La
gran evacuación
“Cada vez que oigo hablar de
cultura, quito el seguro de mi pistola”, decía el oficial nazi de la excelente
“Mephisto” de Istvan Szabo. Pues yo,
cada vez que oigo que una película (reciente) ha obtenido el beneplácito de
público y crítica, o que todos los críticos del mundo, unánimemente, la
aplauden, o que ya desde su estreno, se ha convertido en una de las mejores de
la historia de su género…. me pongo a
temblar. Literalmente. Porque sé lo que viene a continuación: uno, que no es el típico enfant terrible, en
esas situaciones, cuando todo el universo universal parece remar en la misma y
única dirección, no puede evitar, inconscientemente, enfrentarse a la película
en cuestión con el hacha levantada, presto a buscar no ya los multielogiados
aciertos, sino también los inevitables defectos. Y a fe mía que, cuando uno busca…. encuentra.
Francia, 26 de Mayo de 1940. Miles de soldados ingleses, franceses y
belgas pertenecientes a un ejército aliado que acaba de ser derrotado por las
fuerzas de ocupación alemanas, se reúnen en la playa de Dunkerque a la espera
de ser evacuados por mar. Sin embargo, la
armada de Hitler, conocedora de la gigantesca maniobra, ataca sin piedad a las
indefensas tropas que se baten en retirada, provocando una tragedia que sólo
podrá ser evitada parcialmente por el apoyo desinteresado de embarcaciones
particulares provenientes de las vecinas costas británicas…..
Diez películas dirigidas en casi
veinte años de carrera. Este es el
bagaje que como director atesora el londinense Christopher Nolan (nacido en
1970), autor, entre otros alabados títulos, de la celebradísima trilogía sobre
Batman, así como de “Memento”, “Origen” o “Interstellar”. Fue a raíz del estreno de esta última cuando
empezaron a oírse (tímidas) voces discrepantes con respecto al canon de
magnificencia absoluta que muchos reclamaban, siendo este humilde servidor uno
de los que se negó a otorgarle el “10” a un espectáculo que, para mí, poseía
una duración excesiva, ostentaba no pocas lagunas en su ritmo y en algunos
pasajes adolecía de una sensiblería un tanto empalagosa.
Con “Dunkerque”, Christopher
Nolan afronta su primera producción netamente bélica, y lo hace diríase que
pretendiendo corregir alguno de los (para mí) defectos anteriormente
expuestos: para empezar, la duración es
mucho más ajustada (apenas 106 minutos) y los sucesos están narrados con más
asepsia y frialdad. La acción de
“Dunkerque” está estructurada en tres bloques bien diferenciados: por un lado, presenciamos la agonía de los
soldados a punto de ser evacuados (con Fionn Whiteahead, Harry Styles, cantante
de One Direction, y Kenneth Branagh canalizando el interés); por otra parte, vemos cómo la aviación
británica (centrada en el personaje de Tom Hardy) trata de proteger a sus
muchachos del persistente ataque de los stukas alemanes; y, finalmente, somos testigos de cómo algunos
patronos civiles (ejemplificados en Mark Rylance) ponen sus humildes barquitos
a disposición de la Armada de Su Majestad, rescatando a miles de soldados que,
sin su intervención, habrían perecido irremisiblemente. Como era de esperar, estas tres historias
acabarán por confluir, otorgando un sentido orgánico a una película que
necesitaba multiplicar sus puntos de vista.
Empezaré por exponer lo que me
gustó de “Dukerque”, que fue, honestamente, casi todo. El arranque, en el que un acongojado Fionn
Whitehead logra sobrevivir a las escaramuzas de la Wehrmacht y arribar a la
playa, es un prodigio de fotografía, sonido y montaje que, acompañado por la
espléndida partitura de Hans Zimmer, semeja casi una película de terror. Durante todo el metraje, la maravillosa
dirección de fotografía del holandés Hoyte van Hoytema se erige en pilar básico
de esta superproducción bélica, logrando no pocos momentos inolvidables, como
ese plano ya inmortal de los cascos de los soldados bañados por la luminosidad
grisácea de la primavera francesa. Las
escaramuzas aéreas están magistralmente filmadas (no esperábamos menos de
Nolan), los bombardeos son terriblemente sobrecogedores y el momento en que el
barco varado va inundándose de agua es sin duda desasosegante. En realidad, la puesta en escena es, de
principio a fin, magistral.
Sin embargo, también hubo cosas
que no me gustaron. En su afán por
bifurcar (trifurcar) la historia y expandir sus frentes, Nolan pretende que el
espectador divida a partes iguales tanto su atención como sus simpatías, pero
tanto las breves pinceladas de guión como algunas elecciones de casting
resultan notoriamente fallidas. Los
personajes no están debidamente caracterizados ni en su idiosincrasia ni tan
siquiera en la apariencia física de los actores que los encarnan, por no hablar
de la inquietante falta de carisma de la mayoría de ellos. Además, da la sensación de que tanto Tom Hardy
como Cillian Murphy están totalmente desaprovechados, siendo solamente Mark
Rylance capaz de otorgar humanidad a su rol.
Si el público no logra simpatizar, o empatizar, con los protagonistas de
la historia, llega un momento en que se desentiende de ellos, en que le da
igual lo que les pase, con lo cual el componente puramente humano queda muy
damnificado. Asímismo, aproximadamente a
mitad de metraje, el film deriva en una laguna de inacción en la que durante un
buen rato no pasa nada, o lo que pasa no es lo bastante relevante (creí que se
me aparecía el fantasma de “Interstellar”), aunque por suerte la última media
hora vuelve a remontar el vuelo.
Pero lo que menos me gusta es
sentirme forzado a integrarme a pescozones en el rebaño, por el hecho de que
todos esos críticos han coincidido (incluso ése que siempre discrepa), a opinar
lo mismo que el resto de aficionados para no tener que sentirme la díscola oveja
negra. Sí, me gustó “Dunkerque” y sí, me
parece una buena película, pero otras películas de guerra, posiblemente menos buenas,
me han gustado más, sencillamente porque, aun careciendo de su innegable perfección
técnica, poséen personajes más humanizados y mejor dibujados, que son los que,
al fin y al cabo, determinan las emociones más profundas.
Luis Campoy
Lo mejor:
la puesta en escena, la fotografía, el montaje, el sonido, la música
Lo peor:
los personajes apenas están esbozados y la mayoría de los actores,
desaprovechados
El cruce:
“Salvar al soldado Ryan” + “Tora Tora Tora” + “Tiburón”
Calificación: 8 (sobre 10)
Comentarios