Año nuevo, píldoras nuevas. Por primera vez en lo que llevamos de 2017,
nos embarcamos en la fabricación y dispensación de nuestras muy célebres… ¡PÍLDORAS DE CINE!
“LION”
En 1986, un niño hindú de apenas
5 años, Sheru (Saroo) se perdió en la estación de tren de su pueblo sito en el
condado de Khandwa. Después de no pocas
vicisitudes, acabó en un orfanato de Calcuta, en el que fue adoptado por un
matrimonio australiano, los Brierley, quienes se lo llevaron a vivir con ellos
a la isla de Tasmania. Ya con 30 años,
Saroo decide conocer la verdad de su origen y se lanza a una búsqueda casi
imposible de la familia que quedó atrás en la India… Con un rosario de buenas intenciones que acaba
por desarmar al más pintado, el joven director Garth Davis lleva a la pantalla
la odisea autobiográfica de Saroo Brierley, y lo hace bebiendo de dos fuentes
temáticas infalibles: “Oliver Twist” y,
cómo no, “Slumdog Millionaire”. De ésta
última sustrae el mismo tono e incluso los mismos perfiles de casting, aunque
sin la magia visual del film de Danny Boyle.
Además, la presencia de Dev Patel (el protagonista de “Slumdog…”) es la
guinda que le faltaba a este pastel que consta de dos mitades bien diferenciadas
(Saroo perdido en India y cobijado en Australia; Saroo que toma conciencia de sus ancestros y
quiere retornar a ellos) de las que, sin duda, el principio es la parte más
emotiva y mejor acabada.
Calificación: 7,5 (sobre 10)
“MÚLTIPLE”
Kevin Wendell es un hombre
aquejado de personalidad múltiple, lo que técnicamente se conoce como Trastorno
Disociativo de Identidad (DID). Hasta 23
personalidades diferentes confluyen dentro de él, alternándose en el control de
su cuerpo. Este es el punto de partida
de “múltiple”, la nueva propuesta de M. Night Shyamalan, antaño celebradísimo
realizador de “El sexto sentido” y cuya carrera había ido cayendo más y más en
picado hasta que, hace dos años, lograse un nuevo éxito con “La visita”. Con “Múltiple” parece estar cosechando otro triunfo, a pesar de que, en mi humilde opinión, lo fía todo al
deslumbrante trabajo de su actor protagonista, James McAvoy, ciertamente magistral. Sin embargo, el desarrollo de la historia no
deja de ser tan previsible como el de cualquier thriller psicológico (“Vestida
para matar”, “Identidad”, “Mujer blanca soltera busca”) de su misma estirpe,
contando además con un final tan decepcionante como increíble resulta el
epílogo autorreferencial. Como he dicho,
sólo el trabajo de McAvoy y de la joven Anya Taylor-Joy (“La bruja”) redime el
film de la mediocridad.
Calificación: 7 (sobre 10)
“LA LUZ ENTRE LOS OCÉANOS”
El cine es un arte cambiante, una
disciplina cuyos temas y formas varían con el transcurso del tiempo,
adecuándose al gusto de los espectadores de cada época. Si Derek Cianfrance pensaba que su nueva
película, “La luz entre los océanos”, podría gozar de un cierto éxito
comercial, desde luego se ha llevado el batacazo de su vida. En la estela de dramones pretéritos como “Imitación
a la vida”, “Escrito sobre el viento” o “Un
lugar en el sol”, “La luz entre los océanos” adapta una durísima novela de M.
L. Stedman sobre la culpa, el remordimiento y la redención, temas que al
parecer no interesan mucho a la audiencia de hoy en día. Con todo, la fotografía, la música y, sobre
todo, el despliegue interpretativo de Michael Fassbender, Alicia Vikander y
Rachel Weisz se confabulan para dar lugar a un film que, si eres mínimamente
sensible, te conmoverá irremediablemente.
Calificación: 8,5 (sobre 10)
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