PÍLDORAS DE CINE (Febrero 2017) (y II)
En estos tiempos turbulentos
marcados por la ominosa omnipresencia de Donald Trump, deseoso de amargarnos la
vida un día sí y otro también, lo mejor es aislarse durante un ratito en el
mundo de la fantasía. Si no se puede acudir
regularmente a la sala de proyección más próxima, lo que el doctor Luis os
receta son sus celebérrimas… ¡PÍLDORAS
DE CINE!
“VIVIR DE NOCHE”
De todos es sabido que Ben
Affleck, quien vuelve a estar en la cresta de la ola gracias a su papel del
Hombre Murciélago en “Batman v Superman”, está mejor considerado como director
que como actor. Su anterior realización,
“Argo”, incluso cosechó una importante remesa de Oscars en 2013, por lo cual
las expectativas eran altas de cara a su nueva incursión en el terreno de la
dirección. “Vivir de noche” se basa nuevamente
en un libro de Dennis Lehane, inspirador de su debut como realizador, “Adiós,
pequeña, adiós”; en este nuevo relato,
ambientado en los violentos años 20, Affleck ha hallado un filón en el que
homenajear a sus films favoritos del cine negro. Las referencias a “Scarface”, “Al rojo vivo”
o “El Padrino” pululan a sus anchas durante todo el metraje, lo cual se
agradece. Sin embargo, el Affleck-director
comete un irreparable error de casting, al otorgar a su alter ego, el
Affleck-actor, el papel protagonista. Su
inexpresividad, todavía más acentuada tras una (innecesaria) operación de
cirugía estética, imposibilita que nos creamos del todo la ascensión de ese
humilde atracador irlandés que no parará hasta ponerse al frente del crimen
organizado de la luminosa Florida. Por lo
demás, y obviando muchos diálogos que me temo que están traducidos muy a la
ligera, la fotografía, el vestuario y el diseño de producción son una verdadera
delicatesen, y los tiroteos son de lo mejorcito que se ha visto dentro del
género gansteril en muchos años.
Calificación: 7 (sobre 10)
“MINE”
Parece que las hazañas bélicas
protagonizadas por soldados que pisan una mina antipersona en pleno desierto, y
no pueden retirar el pie so pena de que el aparato estalle, se han puesto de
moda en todo el planeta. Si hace unos
meses nos llegaba un corto filmado por el realizador lorquino Bernardo
Hernández y protagonizado por Jordi Rebellón y Fernando Guillén Cuervo, ahora es el estadounidense Armie Hammer el
encargado de erigirse en sufrido protagonista de este thriller que, de haber
durado una hora menos, hubiera resultado muchísimo más interesante. Pero ¡ay! los directores italianos Fabio Guaglione y Fabio Resinaro fracasan
estrepitosamente en su intento de mantener el interés durante 1 hora y 46 minutos
a base de rellenar con retazos de culebrón los infinitos vacíos dejados por una
anécdota tan impactante como esquemática.
El tráiler me encantó y me dejó alucinado…. pero aquel modélico ejercicio de virtuosismo resumidor
naufraga en un mar de despropósitos. No
todo vale para estirar el chicle; cuando
la goma de mascar se expande sin ton ni son, pierde el sabor y el aroma, y lo
que más deseas es sacártela de la boca de una vez. Comparativamente, más satisfactorio resulta
el corto de Bernardo que el largo de Guaglione & Resinaro.
Calificación: 5
(sobre 10)
“CONTRATIEMPO”
Mario Casas es el máximo exponente del
star-system made in Spain. A pesar de
que el paso inexorable del tiempo le va alejando del prototipo del galán
teenager, los productores deben pensar que
también sus fans crecen y evolucionan de igual manera, y el muchacho
enlaza una película con otra sin solución de continuidad. En esta ocasión, Casas encabeza el reparto de
la nueva película de Oriol Paulo, algo así como el hermano pobre de de J.A, Bayona. Como guionista, Paulo escribió el libreto de “Los
ojos de Julia” y la reciente “Secuestro”, y, como realizador, anteriormente había
dirigido “El cuerpo”, y a fe mía que todas esas películas parecen, si no
hermanas gemelas, sí al menos primas hermanas.
Ese suspense tan toscamente esbozado como hábilmente visualizado; esos finales de traca (en el buen sentido) que
pretenden epatar al espectador… Vista
una película de la factoría, vistas todas (o casi), y las consecuencias acaban
siendo muy perjudiciales: todos los
personajes se notan cortados por el mismo patrón, las subtramas son
absolutamente predecibles y el golpe de efecto final se ve venir desde muy
lejos. Por lo demás, el envoltorio técnico
es irreprochable, los actores secundarios nunca fallan (aquí, el recurrente José
Coronado, la guapísima Barbara Lennie y una inesperada Ana Wagener) y el auténtico
suspense consiste en tratar de entender los diálogos pronunciados por Mario
Casas.
Calificación: 6
(sobre 10)
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