Comunicación
y lenguaje
Hablar de extraterrestres en el
cine casi nos obliga a mencionar al insigne Steven Spielberg, uno de los más
afamados y reconocidos creadores de la Historia del Séptimo Arte. Spielberg nos ha deparado al menos tres
películas que narran la llegada de alienígenas a nuestro planeta, abordándola desde
dos diferentes puntos de vista: el de
los visitantes buenos y pacíficos (“Encuentros en la tercera fase”, 1977 y “E.T.
El Extraterrestre”, 1982) y el de los agresivos y violentos (“La Guerra de los
Mundos”, 2005). “La llegada”, el nuevo
film del canadiense Denis Villeneuve, se alinea decididamente del lado de la
primera corriente expuesta, ya que, digámoslo ya, sus viajeros de allende las
estrellas no tienen como propósito inmediato el exterminio de la Humanidad.
Un buen día y sin previo aviso,
doce gigantescas naves espaciales de origen extraterrestre se posicionan sobre doce
localizaciones diferentes de nuestro planeta.
¿Quiénes son? ¿De dónde
vienen? Y, lo más importante, ¿qué quieren? Para averiguarlo, el ejército norteamericano
recluta a una prestigiosa lingüista, la doctora Louise Banks, para que averigüe la forma
de dialogar con los recién llegados.
Pero ¿cómo comprender y hacerse comprender ante una especie que, en
apariencia, nada tiene que ver con la nuestra…?
“La llegada” se basa en un relato
breve del escritor chino-americano Ted Chiang, publicado en 1998 con el título “La
historia de tu vida”. Se trata de una
historia en la que se entremezclan la ficción y la ciencia, la fantasía y el
realismo, el intimismo y la tensión. Partiendo
de los mismos postulados, Denis Vileneuve y su guionista Eric Heisserer
construyen un ensamblaje en el que los extraterrestres acaban siendo catalizadores
de un proceso de regeneración que no sólo afectará a la doctora Banks.
En este nuevo mundo dominado por
la tecnología y surcado por infinitas redes sociales, un film como “La llegada”
está destinado a hacer correr ríos de tinta.
Su punto de partida y su desarrollo cautivará a millones de adeptos a la
ficción científica… al tiempo que
decepcionará a quienes esperaban que esta enésima visita extraterrestre fuese como
las narradas por H.G. Wells (o el propio Spielberg), o, lo que es lo mismo, como
las que hemos visto en “Independence Day”, “Mars Attacks” o “Invasión a la
Tierra”. Obviamente, la narración de
Chiang y Villeneuve es tan lícita y digna como cualquier otra, y en ningún tráiler
ni merchandising se da a entender que la película vaya a ser un pirotécnico
espectáculo de acción y efectos especiales.
Lo que pretende “La llegada” es visitar nuestros corazones, espolear
nuestros cerebros, hacernos elucubrar sobre lo que se nos muestra y lo que se
nos oculta. Porque en “La llegada” no
todo es lo que parece, y lo que importa no es tanto lo que sucede como lo que
sucederá o podría suceder.
Vinculada a una corriente de
películas fantásticas en las que lo que predomina es la exposición sosegada y
científica (“La amenaza de Andrómeda”, “Naves misteriosas”, “Solaris”, “Contact”,
“Interstellar”), “La llegada” se beneficia de una realización lúcida e
inspirada en la que se suceden momentos destinados a albergarse en nuestro
imaginario colectivo. La llegada de
Louise a la nave alienígena, el primer encuentro con los extraterrestres y la
visualización de cómo éstos se comunican, todo ello al son de la misteriosa y
metafórica partitura de Johann Johansson, pasarán a la Historia del género. Por otra parte, el enigma de las visiones de
la doctora Banks o el exceso de protagonismo de cierto personaje más relevante
de lo que parece, sólo quedarán medianamente explicados al final, aunque
incluso después de que éste haya llegado, son muchas las cuestiones que podemos
continuar planteándonos... lo cual es la esencia de un buen cine-fórum, ¿no?.
No cuesta trabajo imaginar que “La
llegada” recibirá no pocas nominaciones para los próximos premios Oscar, y que
estará representada en categorías como la de Mejor Actriz Protagonista (Amy
Adams), Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión Adaptado, Mejor Fotografía
o Mejor Banda Sonora Original. Con todo,
el mayor premio ya lo ha recibido: la
acogida enfervorizada por parte del público que era su destinatario natural, el
que gusta de contemplar, asimilar, meditar y, posteriormente, teorizar y
compartir sus teorías. No siempre se
consigue que todos nosotros nos atrevamos a sacar a pasear al Carl Sagan o Isaac
Asimov que llevamos dentro.
Luis Campoy
Lo mejor:
las secuencias a bordo de la nave alienígena; la interpretación de Amy Adams
Lo peor:
el exceso de expectativas que sus admiradores más kamikazes han ido
difundiendo
El cruce:
“Contact” + “Encuentros en la tercera fase” + “Interstellar”
Calificación: 8,5 (sobre 10)
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