Cine actualidad/ “INDEPENDENCE DAY: CONTRAATAQUE”

 
Veinte años después

Recuerdo, casi como si la estuviera escuchando una y otra vez, la voz vibrante de mi amigo Pablo proclamando desde su micrófono que “por primera vez, simultáneamente con su exhibición en Murcia, se estrena en Lorca la película más taquillera del año:  ¡‘EL DÍA DE LA INDEPENDENCIA’!”.  De éso han pasado nada menos que veinte años, y mi estancia en aquélla emisora de radio (FM 10 entonces, Cadena Azul en la actualidad) hace mucho que pasó a la historia, aunque lo que realmente se convirtió en histórico fueron los efectos especiales y la recaudación de “Independence Day”, un film de ciencia ficción más americano que el pollo frito de Kentucky pero que, paradójicamente, dirigió un alemán.  De Roland Enmmerich llevaba algún tiempo oyendo hablar, aunque no ví sus primeros films (“El último vuelo del Arca de Noé”, “El secreto de Joey” o “Moon 44”) y sólo fui testigo de su forma de hacer cine a partir de la exitosa “Stargate”.  Con todo, lo de “Independence Day” superó con mucho a todo lo filmado por Emmerich anteriormente y obtuvo una acogida popular (no así crítica) sin precedentes.

Teniendo en cuenta el estratosférico taquillaje de la película original, lo raro es que un film como “Independence Day:  Contraataque” haya tardado veinte años en llegar.  De hecho, la premisa argumental podría haber tenido acomodo en cualquier lugar de estas dos décadas:  los extraterrestres, deseosos de cobrar venganza, se abaten de nuevo sobre la Tierra para terminar lo que empezaron en 1996.  Para hacerles frente, y ante el fallecimiento del intrépido coronel Steven Hiller, nuevamente el ex-presidente Thomas Whitmore, el científico David Levinson y el “doctor loco” Brackish Okun deben organizar la defensa de nuestro planeta, a la cual se incorpora una nueva generación de jóvenes e intrépidos pilotos.

En alguna parte he leído que Roland Emmerich había declarado que la única razón por la que tanto él como el co-guionista y co-productor Dean Devlin habían accedido a ponerse a los mandos de esta tardía secuela era por explorar las posibilidades que los últimos adelantos tecnológicos les ofrecían a la hora de volver a narrar un ataque alienígena sobre la Tierra.  Me creo absolutamente que ésa fuera su intención, tan evidente que resulta patente en todo el metraje;  por el contrario, si hubieran afirmado que una película como ésta tenía como objetivo elaborar una historia distinta, crear personajes creíbles, conformar diálogos inolvidables u obtener de sus actores unas interpretaciones dignas de Oscar, no me lo hubiera creído ni harto de tinto de verano.  Porque lo que hace “Independence Day 2” no es sino repetir indisimuladamente la misma premisa argumental (que tampoco en su momento brilló por su originalidad) utilizando como excusa a algunos de los personajes sobrevivientes del primer film y creando otros nuevos (tan arquetípicos como insulsos) que han de enfrentarse a las huestes extraterrestres en medio de un diluvio de efectos visuales diseñados por ordenador.

No acudí a ver “Independence Day:  Contraataque” esperando ver una obra maestra del cine, sino sólo convencido de que iba a distraerme durante dos horas al fresquito de una sala oscura.  Con esas expectativas tan disminuídas, difícilmente podía salir decepcionado;  y de milagro no salí.  Como ya he anticipado en algún párrafo anterior, la película no es sino una puesta al día de lo vivido veinte años atrás, una especie de secuela/remake que se debate entre el molesto deja-vu y la frustración de no aportar nada nuevo.  Las situaciones, los diálogos y los personajes nuevos deambulan en esa tierra de nadie entre lo ridículo y lo patético, y a los veteranos sólo se les soporta porque el paso del tiempo (y los muchos visionados de “ID4”) les ha convertido en queridos y familiares.  Jeff Goldblum, Bill Pullman (con esa absurda cojera que a nadie convence), Brent Spiner, Judd Hirsch, Vivica A. Fox e incluso un visto y no visto Robert Loggia (fallecido hace un par de meses) reaparecen sin brillo alguno, y los recién llegados Liam Hemsworth, Jessie T. Usher, Maika Monroe o Deobia Oparei, que deberían esforzarse por hacer olvidar al inolvidable Will Smith, se ven obligados a recitar frases tan estúpidas que, lógicamente, la convicción con la que defienden sus personajes es inexistente.  Sin embargo, y gracias a los efectos especiales, la música de Harald Kloser (que recupera algunos de los temas originales de David Arnold), el frenético montaje y la portentosa edición de sonido, esta “Idependence Day” del siglo XXI constituye un pequeño regalo tanto para los nostálgicos como para los fans más irredentos de la ciencia ficción, y, durante algo más de ciento veinte minutos, ese regalo es lo único que importa.

Luis Campoy

Lo mejor:  los efectos especiales y toda la parafernalia técnica
Lo peor:  la endeblez del guión, los ridículos diálogos, los personajes de Hemsworth y Usher
El cruce:  “Independence Day” + “La amenaza fantasma” + “Avatar”

Calificación:  6 (sobre 10)

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