Cine actualidad/ "WARCRAFT, El origen"
Cinejuego digital
Prefiero leer o ver películas a
jugar. Esta es una aseveración
irrefutable. No tengo videoconsola (las
de mis hijos sólo las utilizan ellos), y el ordenador lo uso para escribir o
realizar otras tareas que considero más gratificantes e imperecederas. Sirva todo lo expuesto para aclarar que soy
un neófito total en lo que se refiere a videojuegos, industria pujante que
mueve muchos miles de millones de euros al año.
Eso sí, de tanto oírlos nombrar, conozco el nombre de tres o cuatro de
los entretenimientos electrónicos más populares, y entre ellos está el que
sirve de base a la película que hoy comentamos:
“Warcraft”.
Los orcos del planeta Draenor,
huyendo de la desolación que está corroyendo a su mundo, llegan al reino humano
de Azaroth a través de un portal interdimensional. Los guerreros no están dispuestos a dejarse
invadir así como así, de modo que una cruenta batalla está a punto de estallar….
La compañía Blizzard Entertainment
lanzó al mercado en 1994 la primera entrega de su producto estrella “Warcraft”, un juego de
estrategia y fantasía épica que enseguida cautivó a millones de personas de
todo el mundo. Su sentido de la
aventura, su argumento, que mezclaba “Dragones y mazmorras” con “El Señor de
los Anillos”, y su abigarrada mezcla de razas (humanos y orcos a la greña) lo
catapultaron desde el principio a una fama que no ha hecho más que crecer y
expandirse. El salto al cine no podía
tardar en producirse…
Al igual que muchos otros famosos
videojuegos (“Mortal Kombat”, “Prince of Persia”, “Tomb Rider”, “Resident Evil”,
“Super Mario Bros.” o la aún por estrenar “Assasins Creed”), “Warcraft” ha sido
trasladada a la pantalla de cine… y, al
igual que en todos los casos anteriormente citados, los resultados son, por
decirlo de un modo suave, más bien irregulares.
Obviamente, se ha tratado de complacer a los fans, a ésos que se pasan
horas y horas pegados a la pantalla del ordenador y la consola, y la estética
de infografía apabullante preside la función de principio a fin. Tal vez pretendiendo una fidelidad irreprochable,
el espectáculo que ha orquestado el prometedor Duncan Jones (director de “Moon”
y “Código Fuente”… e hijo del recientemente fallecido David Bowie) depara al
público un despliegue demoledor de efectos visuales generados por ordenador, la
mayoría de ellos muy meritorios. Eso sí,
como en demasiados otros casos, la locura cibernética no sólo puede causar
admiración, sino también un temprano hartazgo.
Los magos del microchip se obstinan en crear realidades y personajes de
la nada, cuando lo más cercano y creíble sería simplemente transformar o
adecuar los existentes, que resultarían así mucho más realistas. Yo prefiero ver un ejército de doscientos
soldados de carne y hueso que una horda de doscientos mil digitales, al igual
que me complace más un entorno tangible que uno recreado a partir de una
pantalla verde. Pero claro, yo no soy un
fanático del videojuego, así que no soy el destinatario natural de este
producto.
Otro “pequeño” defecto es la
infantilización de la historia que finalmente ha llegado a la pantalla, que
pasa por ser una especie de precuela del grueso de lo narrado en los
videojuegos existentes, lo cual presagia la pretensión de que este film inicie
toda una franquicia cinematográfica. Los
orcos y los hombres están condenados a entenderse, siempre y cuando logren
desenmascarar y neutralizar a las ovejas negras de cada bando, aun a costa del
sacrificio de líderes venerables de ambas facciones. También resulta chirriante la elección del
reparto (a pesar de que el desorbitado presupuesto hubiera permitido atinar más
en este sentido), de modo que a los orcos los interpretan actores de doblaje
cuyo físico ha sido sustituído (¿cómo no?) por una monstruosa combinación de
pixels, y a los personajes humanos unos visiblemente inadecuados Dominic Cooper
como el Rey Llane, Ben Foster como el Guardián Medivh y el insoportable Ben
Schnetzer como Khadgar. Eso sí, el
cuerpazo de Paula Patton deslumbra en su papel de la medio orca Garona, y el
televisivo Travis Fimmell (el “Ragnar Lodbrok” de la serie “Vikingos”) se luce
como el heroico Anduin Lothar.
Puede que los fans la disfruten y
babéen de placer mientras la ven…. pero a
mí, como simple espectador ocasional, “Warcraft” me ha parecido un espectáculo
deslumbrante pero agotador en el que todo se confía a la magia tan aséptica de
los efectos visuales.
Luis Campoy
Lo mejor:
los efectos visuales, la música de Ramin (“Juego de Tronos”) Djawadi
Lo peor:
los efectos visuales, cuya omnipresencia resulta agotadora
El cruce:
“El Señor de los Anillos” + “Excalibur” + “Willow”
Calificación: 6 (sobre 10)
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