Cine actualidad/ "DOS BUENOS TIPOS"
Aquellos
maravillosos setenta
A finales de los 80 y principios
de los 90, Shane Black era el guionista más cotizado de Hollywood. Sus libretos para “Una pandilla alucinante”, “Arma
letal 1 & 2”, “El último boy-scout” o “El útimo gran héroe” le auparon a
una situación de privilegio de la que sólo le descabalgó el notorio fracaso de “Memoria
letal”, que, con escritura suya, sufrió el daño irreparable de una pésima
dirección a cargo de Renny Harlin. Black
desapareció de la industria durante casi 10 años, hasta que regresó con más
brío que nunca, guionizando y realizando la simpática “Kiss Kiss Bang Bang”,
que fue su pasaporte para la puesta en escena de “Iron Man 3”, la cual de nuevo
le otorgó prestigio y una creciente legión de adeptos.
“Dos buenos tipos” es la cuarta
película de Shane Black como director (si contamos el telefilm “Edge”), y en
ella se repite, una vez más, el esquema favorito de Black: una pareja de colegas (Mel Gibson y Danny Glover
en “Arma letal”; Bruce Willis y Damon
Wayans en “El último boy scout”; Arnold
Schwarzenegger y Austin O’Brien en “El último gran héroe”; Robert Downey Jr. y Val Kilmer en “Kiss Kiss
Bang Bang”) obligados a colaborar mal que les pese, afrontando una complicada
trama detectivesca jalonada por tiros y persecuciones. En este caso, la acción se traslada a la
década de los setenta, concretamente al glorioso año 1977, fecha del estreno de
la mítica primera entrega de “Star Wars”, pero también una época en la que el hippismo
daba sus últimas boqueadas, al tiempo que la pornografía comenzaba a abrirse un
hueco en la producción cinematográfica, todavía camuflada bajo la etiqueta de “arte
y ensayo”.
Beneficiada de un chispeante
sentido del humor, “Dos buenos tipos” reconstruye primorosamente una etapa
crucial para la cultura y contracultura del siglo pasado, y lo hace con un
gusto exquisito que se refleja en los decorados, los vestuarios y sobre todo en
la maravillosa fotografía a cargo del muy ilustre Philippe Rousselot. Ayer le comentaba a alguien que, tal como
está planteada, la película que nos ocupa constituye un auténtico festín para
cinéfilos… aunque mucho me temo que,
para un espectador medio, aquel que no se fija compulsivamente en la técnica y
no está habituado a apreciar la sutileza de unas interpretaciones tamizadas de
comicidad, “Dos buenos tipos” quedará como una rara avis, un experimento
fallido en el que ni la acción ni el humor tienen verdadera trascendencia.
Y es que “Dos buenos tipos” es un
plato de alta cocina, en el que algunos criticarán su indefinición y otros
aplaudirán su mixtura de géneros; donde
el simple consumidor echará a faltar aún más tiros y más sangre, el aficionado
friki elogiará su equilibrio. Yo,
evidentemente, me sitúo en el bando de sus admiradores, y es que en no pocos
momentos uno tiene la sensación de hallarse ante una delicia disfrazada de
celuloide, una gozada en la que abundan los momentos memorables ante los que
dan ganas de aplaudir. Sin embargo,
también me aburrí en otros instantes, algunos giros de guión me parecieron muy
forzados y muchos diálogos los noté excesivamente simples, algo imperdonable en
un guionista tan ilustre como Black.
Un muy entonado Ryan Gosling (demostrando
su versatilidad al componer un personaje diametralmente opuesto al desarrollado
en “Drive” o “Sólo Dios perdona”) y un siempre excelente y rotundo Russell
Crowe (sobre todo rotundo, ¿para qué vamos a negarlo?) protagonizan “Dos buenos
tipos”, acompañados de una Kim Basinger radiante en su madurez y de dos jóvenes
actrices que harán carrera: la
sofisticada Margaret Qualley y la nueva Lolita de Hollywood, Angourie Rice,
todo un descubrimiento que a no mucho tardar seguirá los pasos de la
espectacular Chloe Grace Moretz.
Luis Campoy
Lo mejor:
la fotografía, la ambientación, el sentido del humor
Lo peor:
no será saboreada por todos los paladares, y de ahí su preocupante
fracaso en taquilla
El cruce:
“El último boy scout” + “Bullitt” + “Garganta profunda”
Calificación: 7,5 (sobre 10)
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