Cine actualidad/ "A CAMBIO DE NADA"
Renovando
el cine español
Gracias a la encomiable labor que
realizan entidades sin ánimo de lucro como el Cine Club Paradiso de Lorca, al
que mucho me honro de pertenecer, muchas películas que no han tenido cabida en
las salas comerciales llegan por fin al público inquieto de ciudades como la
mía. Hace pocas semanas, pude disfrutar
en una sesión “cineclubera” de la película “A cambio de nada”, debut como
director de largometrajes del actor Daniel Guzmán (Roberto en la añorada serie “Aquí
no hay quien viva”), y quiero expresar que aquella fue una tarde muy agradable
para mí…
Inspirada vagamente en vivencias autobiográficas,
“A cambio de nada” narra las peripecias de Darío, un chico de dieciséis años
que, harto de las peleas entre sus padres divorciados e incapaz de hallar su
propio lugar en el mundo, decide escaparse de casa e iniciar una vida en
solitario, que le llevará a adquirir nuevas y enriquecedoras experiencias…
Recuerdo que durante los primeros
compases de “A cambio de nada”, me persiguió constantemente la sensación de
que, efectivamente, estaba ante la ópera prima de un director amateur, lo cual
no es una vergüenza y menos cuando uno también hizo sus pinitos como realizador
muchos años atrás… No obstante, al ir
avanzando el metraje, lo que prevalecen son unas situaciones que exhalan
autenticidad, unos diálogos que fluyen sin artificios y unos actores que
resultan tan naturales que se nota que han sido dirigidos por otro actor.
Guzmán hace de la sencillez su
bandera, y la peripecia de Darío parece remitir a un clima más benévolo, el de
las películas “sociales” del cine español de los setenta y primeros ochenta. No por casualidad, la banda sonora se nutre
de canciones de Julio Iglesias y Demis Roussos, y, si llegan a sonar también Los
Chichos, no hubiera sido de extrañar que por una esquina aparecieran El Vaquilla,
El Torete o cualquiera de aquellos iconos de José Antonio de la Loma. La deriva de Darío y su inseparable Luismi no
les hace adentrarse tanto en aquel universo de delincuencia, pero es indudable
que “A cambio de nada” refleja meridianamente que en la adolescencia se cometen
innumerables locuras mientras uno trata de hallarse a sí mismo.
Ganadora, entre otros, del premio
Goya al mejor actor novel, “A cambio de nada” tiene en el joven Miguel Herrán (19
años) a su intérprete ideal, con ese aire de Hayden Christensen mezclado con
Fran Perea; Herrán agradeció a Daniel
Guzmán que, con su elección para la película, le hubiese brindado “una vida
nueva”, y es cierto que el cine español puede ganar un intérprete con un futuro
prometedor. Pero si Herrán está
bien, sus compañeros no le andan a la zaga:
Antonio Bachiller (el orondo LuisMi) es un auténtico hallazgo, Felipe
Vélez (Justo) borda su papel de mentor y Antonia Guzmán (la abuela del
realizador) compone un personaje entrañable.
En cuanto al ubicuo e inevitable Luis Tosar, su omnipresencia comienza a
resultar contraproducente para sí mismo y para la industria; es muy bueno, buenísimo, pero ¿realmente
tiene que aparecer en todas las películas y acaparar todos los papeles para
hombres de su edad?
Luis Campoy
Lo mejor.
La honestidad y naturalidad que desprende; los actores, en especial Felipe Vélez
Lo peor:
formalmente, denota la (lógica) inexperiencia del director
El cruce:
“Perros callejeros” + “Deprisa, deprisa” + “El Bola”
Calificación: 8 (sobre 10)
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