¡Que la Fuerza nos acompañe!

Conforme se acerca la fecha mágica del viernes, día dieciocho de diciembre de 2015 (y siempre y cuando consiga mantenerme alejado de inoportunos e indeseados spoilers provenientes de los afortunados que anoche pudieron presenciar la premiere mundial en Los Angeles), mi nerviosismo de friki galáctico cincuentón crece y crece en incesante aumento.  Al fin y al cabo, hace ya 32 años que Han Solo, Luke Skywalker y la Princesa Leia nos dijeron adiós al final de “El Retorno del Jedi”, y la verdad es que nunca esperé que alguna vez regresaran.  El propio creador de la saga, George Lucas, siempre sostuvo que se sentía demasiado viejo como para rodar la trilogía que continuaría a la original, porque lo que más le interesaba era contar el origen de los personajes protagonistas, con especial relevancia para el superlativo villano Darth Vader.

La segunda trilogía estrenada (la que transcurre cronológicamente en primer lugar) debutó en los cines en 1999, y se despidió en 2005, dejando a los fans un sabor de boca agridulce.  Desde luego, no consiguió hacerle sombra a la tripleta original, por más que, en mi opinión, el Episodio III (“La Venganza de los Sith”) lograse rayar, en algunos pasajes, a mayor altura que el VI (el ya citado “El Retorno del Jedi”).  De las seis películas conservo entrañables recuerdos que me las hacen aún más memorables:  la rueda de un coche pisoteándome el pie mientras aguardaba en una larguísima cola para ver “La Guerra de las Galaxias” (actual Episodio IV) ante el Cine Chapí de Alicante;  acudir a ver “El Imperio Contraataca” provisto de la revista oficial del film, en la que no dudaban en destriparte la paternidad más secreta de todo el universo;  un viernes de instituto, “fumarme” todas las clases de la tarde para ser el primero ante la taquilla del Cine Navas en el que se iba a proyectar “El Retorno del Jedi”;  mucho después, llevar a mi hijo, con sólo diez mesecitos, al desaparecido cine Don Diego de Lorca, para que “la Amenaza Fantasma” (Episodio I) fuese la primera película que viese en su vida;  un apresurado viaje a Murcia para ver “El Ataque de los Clones” durante una inacabable jornada de compras;  y, finalmente, mi padre perdiéndose entre la muchedumbre que abarrotaba la sala a la que acudimos a ver (¡qué tiempos aquéllos!) “La Venganza de los Sith”).

Yo, y casi todos los “warsies” (fans de “Star Wars”) dábamos por hecho que la única forma de continuar compartiendo la Fuerza sería viendo las viejas películas una y otra vez, mirando series de televisión como “The Clone Wars”, jugando a los videojuegos oficiales de Lucasfilm, leyendo las novelas y comics que conforman el “universo expandido” o, los más afortunados, asistiendo a alguna de las múltiples convenciones que se celebran a lo largo del mundo.  Sin embargo, de repente un día se produjo un anuncio impactante:  Walt Disney Pictures había comprado a George Lucas todas sus creaciones, y lo primero que se proyectaba realizar era una nueva trilogía galáctica.


Yo estaba seguro de que todos y cada uno de los personajes de la trilogía clásica quedarían obviados en las nuevas películas, pero cuál fue mi sorpresa cuando se anunció que casi todos los intérpretes originales (Harrison Ford, Mark Hamill, Carrie Fisher, Peter Mayhew, Anthony Daniels y Kenny Baker) se habían comprometido con el director asignado al proyecto, J.J. Abrams para repetir sus papeles.  Eso sí, los veteranos servirían poco menos que de apoyo a las nuevas estrellas Daisy Ridley, John Boyega, Adam Driver, Oscar Isaac y Domhnall Gleeson, quienes ostentarán el mayor peso específico en la historia.  Y a la chita callando, o sin querer queriendo, incluso uno que no quería saber nada del argumento de la película que ha generado más expectación en la Historia del Cine, ha acabado por leer aquí y allá lo que pueden no ser más que aviesos rumores, o bien auténticos spoilers producto de alguna filtración.  Lo cierto es que, desde que se divulgó el primer tráiler hace ¡un año!, he tenido tiempo de convencerme de mis propias convicciones y de sacar mis propias conclusiones, las cuales se harán realidad (o no) en poco más de cuarenta y ocho horas, cuando verifique si es cierto que Rey (Ridley) y Kylo Ren (Driver) son hermanos e hijos de Luke Skywalker;  si es verdad que Finn (Boyega) tuvo como padre a Lando Calrissian;  y si, como me temo y no desearía, Han y Chewie pasan a mejor vida luchando heroicamente contra la Primera Orden, la malvada prolongación del defenestrado Imperio Galáctico.  Todo ésto que digo son meras elucubraciones que espero que no sean ciertas, porque soy simplemente un fan talludito que está deseando que la Fuerza vuelva a transportarle a una galaxia muy, muy lejana en la que vuelve a escucharse la maravillosa fanfarria de John Williams mientras una gigantesca nave pasa majestuosa ante la vista de un espectador que vuelve a sentirse un niño que se permite creer en la magia… del cine.

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