Cine actualidad/ “LOS JUEGOS DEL HAMBRE: SINSAJO, Parte 2”
Líder
y justiciera
Parece que fue ayer cuando le
conté a mi hija que había leído acerca de una película norteamericana, basada
en una saga de novelas distópicas para adolescentes, que estaba arrasando por
todos los Estados Unidos. Parece que fue
ayer… pero ya han pasado tres años.
Durante ese período, de la saga literaria de Suzanne Collins ya se han
estrenado entre nosotros las cuatro películas que se han realizado: “Los juegos del hambre” (2012), “Los juegos
del hambre: En llamas” (2013), “Los
juegos del hambre: Sinsajo, Parte 1”
(2014) y la conclusiva “Los juegos del hambre:
Sinsajo, Parte 2” (2015), que es la causa del presente artículo.
Como continuación de los sucesos
narrados en “Sinsajo, Parte 1”, Katniss Everdeen acepta convertirse en el
símbolo de la revolución que la presidenta Alma Coin pretende desatar sobre el
Capitolio. Ayudada por sus fieles
compañeros de armas Gale Hawthorne, Finnick Odair y el atormentado Peeta
Mellark, Katniss parte hacia la capital de Panem al frente de una misión
supuestamente propagandística, pero que acabará deviniendo heroica, dramática y
decisiva.
Cuando se estrenó hace un año “Los
juegos del Hambre: Sinsajo, Parte 1”,
casi todos coincidimos en que no había sido una buena idea dividir el último
libro de la serie en dos películas, ya que la primera parte conformaba un nudo
más bien lento y algo soso que sólo servía como preámbulo de un desenlace que
se intuía enérgico y emocionante. Así ha
sido… al menos en parte. Porque si de
algo puede presumir “Sinsajo, Parte 2” es de contar con un montón de escenas de
acción, resueltas competentemente por el director Francis Lawrence (¿tendrá
algo que ver con el Comisario de “Aguila Roja”, Francis Lorenzo?), y de un buen
ritmo con los mínimos altibajos necesarios.
No, no es la parte técnica de la que cojea la película. Si algo puede reprochársele a este capítulo
final de la saga es su extraño manejo de las emociones y las ideologías.
Porque no debemos olvidar que “Los
juegos del hambre”, primero en la versión impresa y después en la
cinematográfica, es algo así como la Biblia de millones de adolescentes de todo
el mundo, el manual de estilo de toda una generación. Lo que choca de la contemplación de la
segunda “Sinsajo” es el modo en que dribla los sentimientos más dolorosos, como
si no tuviera tiempo para regocijarse en ellos, pero sí se permite condicionar
el pensamiento de los espectadores más inmaduros y, por tanto, más
maleables. No sé qué me sorprendió
más: si la manera en que Francis
Lawrence minimiza el shock ante las varias muertes importantes que se producen
(como si el dolor y la pérdida no fueran importantes en aras de una causa
mayor), o la deriva que adopta la protagonista en el desenlace, tomando partido
por una facción muy concreta y alzándose en juez, jurado y ejecutor de una
causa que, aun siendo muy benevolentes ante su indiscutible nobleza, no deja de
ser otra cosa que su propia causa. Muy
curioso que en este tipo de films, cuyo público natural es el más predispuesto
a seguir el ejemplo de lo que ve en pantalla, la heroína sea capaz de imponer
un punto de vista en el que lo popular no deja de ser ilegal y antidemocrático.
Jennifer Lawrence (adalid en la
ficción de los oprimidos, y en la realidad de las mujeres peor remuneradas que
los hombres) vuelve a erigirse en la estrella indiscutible de la función, muy
por encima de los algo descafeínados Liam Hemsworth y Josh Hutcherson, este
último indudablemente esforzado.
Julianne Moore, Donald Sutherland y Woody Harrelson vuelven a cobrar un
sustancioso cheque por hacer de comparsas de lujo, en la cinta que cierra la
carrera del malogrado Philip Seymour Hoffman, cuyo prematuro fallecimiento
obligó a cambiar sobre la marcha un par de secuencias que no pudo terminar de
rodar.
Luis Campoy
Lo mejor:
Jennifer Lawrence, la nueva estrella mediática de Panem y el mundo
entero
Lo peor:
la poco ejemplarizante conducta de la protagonista en el final del film
El cruce: “Los juegos
del hambre” + “Divergente + “Gladiator”
Calificación. 7,5 (sobre 10)
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