Cine actualidad/ "PAN, Regreso a Nunca Jamás"
Perdidos
como Niños Perdidos
Soy devoto de la cultura
anglosajona y a veces incluso angloparlante…
pero confieso que, cuando veo escrito en un cartelón el título “Pan”, así
a secas, una parte de mí está segura (Pablito Calvo is never forgotten) de que
junto a éste va a aparecer otro igual de grande diciendo… “Vino”…
Bromas aparte, desde que aparecieron
las primeras noticias sobre esta nueva adaptación del personaje creado por Sir
James Matthew Barrie en 1904, pensé que era demasiado pronto para que el niño
que no quería crecer regresara a las pantallas.
No sólo estaba aún reciente la aceptable versión de P.J. Hogan, sino que
poco después se había estrenado “Descubriendo Nunca Jamás”, el biopic del
escritor protagonizado por el mismísimo Johnny Depp. Así pues, y siempre con la omnipresente
versión de Walt Disney en el horizonte, me pregunto por qué los ejecutivos de Warner
Bros. no se dieron cuenta de que estaban invirtiendo un dineral en un juguete
carísimo que corría un serio riesgo de no funcionar…
Pero también tuvo que influir la
insistencia denodada de un director más o menos prestigioso, Joe Wright, que ha
sido lo bastante listo (y afortunado) como para mantenerse una década viviendo
de los réditos de sus dos obras más logradas:
la maravillosa “Orgullo y prejuicio” (2005) y la arriesgada “Expiación”
(2007). Empeñado en devolver a Peter Pan
a las pantallas de cine, Wright y su guionista Jason Fuchs se esfuerzan por ser
medianamente originales, ya que lo que “Pan” cuenta no es el relato habitual
sino los orígenes del mito, que arranca durante la Segunda Guerra Mundial,
cuando el chico volador apenas tiene 12 años y su némesis, el Capitán Garfio, no
es sino un aventurero más simpático que temible.
Está de moda la revisitación más
o menos adulta de famosos cuentos infantiles o de sus versiones en dibujos
animados, tendencia que ha ido in crescendo desde el éxito (comercial) de “Alicia
en el País de las Maravillas” de Tim Burton.
Desde entonces, hemos tenido de vuelta a Blancanieves, Caperucita Roja,
la Bella Durmiente o la Cenicienta, unas con más fortuna que otras, y están en
producción nuevos retornos de La Bella y la Bestia o Mary Poppins. En cuanto a nuestro “Pan” sin “Peter” en el
título, es innegable el cariño y el respeto con los que Wright y su equipo han
acometido la tarea. El arranque, con ese
internado asolado por un ataque aéreo que recuerda a una escena casi idéntica
de “Las crónicas de Narnia”, se beneficia del hallazgo de un fabuloso Levi
Miller, un chaval de 13 años que compone a un inmejorable Peter Pan. Pero ¡ay!, enseguida la acción se traslada al
País de Nunca Jamás y de repente no se sabe si nos hallamos en medio de la tan
(injustamente) denostada versión de Steven Spielberg, “Hook, el Capitán Garfio”,
o en un universo apocalíptico digno de Mad Max.
La incorporación de canciones de Nirvana y los Ramones, y, sobre todo, la
caracterización del pirata Barbanegra acaba de descentrar al personal. ¿Ante qué tipo de película nos hallamos? ¿Es infantil?
¿Es para adultos? ¿Es de
aventuras? ¿Es de ciencia ficción? Los efectos especiales te bombardean, te
aturden, como si no quisieran que pensases, y entonces aparecen los
indios. Pero espera… ¿indios?
¿De verdad esa nívea doncella que hace poco interpretó a la sueca
Lisbeth Salander ha sido la elegida para incorporar a la piel roja Tigrilla? ¿Y ese Garfio tan guaperas? ¿Es bueno?
¿Es malo? ¿Es regular? ¿Es Indiana Jones o es Han Solo…?
Se acaba la película y uno no
sabe a qué carta quedarse. Hugh Jackman,
que a priori es el gran reclamo de la función, aparece tan caricaturesco que no
infunde el miedo que debería; Garrett
Hedlund, el joven Garfio, parece más preocupado por parecerse en sus gestos a
Harrison Ford que en justificar su futura enemistad con Peter Pan; y Rooney Mara, una Tigrilla imposible, no
puede trascender un irresoluble error de casting. Los más afortunados son los recién
llegados: el ya citado Levi Miller y el
británico Adeel Akhtar, que borda a un carismático Smee. Como nota negativa, destacar la irregular
partitura del siempre excelente John Powell, que proporciona más ruido que
nueces y no calla cuando es obvio que debería, y unos efectos especiales que
deberían maravillar pero que marean y atosigan.
Acabo de leer que nuestra ambiciosa producción ha pinchado allá donde se
ha estrenado, y se rumorea que sus pérdidas podrían llegar a los 150 millones
de dólares. Lo siento, pero no me acaba
de extrañar: no saber lo que quieres
contar ni cómo contarlo, es lo que tiene.
Luis Campoy
Lo mejor: Levi Miller, un perfecto Peter Pan
Lo peor:
el exceso de efectos especiales, el exceso de música, el exceso en cada
aparición de Hugh Jackman
El cruce:
“Hook” + “Avatar” + “Mad Max”
Calificación: 6 (sobre 10)
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