Mafia
irlandesa
Voy a decir una obviedad: Francis Ford Coppola y Martin Scorsese han
sentado cátedra; lo del primero es tan
evidente que las calles de Asturias todavía conservan legibles las huellas de
sus pisadas, reciente su vista a España para recoger el premio Princesa de
Asturias. Pero
también el viejo Martin ha aportado su particular parafernalia al universo
cinematográfico mafioso, que rayó a un nivel insuperable con los “Padrinos” de
Coppola. Estos dos directores,
italoamericanos ambos, han sido quienes han convertido a la “Cosa Nostra” en
una criatura cinematográfica tan imperecedera como reconocible.
“Black Mass” (“Misa negra”, sería
su traducción literal del inglés, en referencia a la liturgia creada en torno
al “oscuro” protagonista) recrea la vida de un famoso gangster de Boston, James
“Whitey” Bulger, amo y señor del hampa irlandesa y exterminador de sus competidores
italianos, que, en un momento dado, accedió a convertirse en confidente del
FBI. El personaje, verídico, cumple
actualmente condena en la cárcel de Plymouth, a pesar de que ya ha cumplido 86
años.
La historia que narra “Black Mass”
proviene de una serie de artículos escritos por unos periodistas que tenían
como “garganta profunda” a un agente disidente de la Oficina Federal de
Inteligencia, harto de que alguno de sus compañeros (en especial el agente John
Connolly) tratasen a Bulger a cuerpo de rey e hicieran la vista gorda ante sus
cada vez más salvajes fechorías, amparándose en sus supuestos “soplos”, falsos
la mayoría de ellos. Lo cierto es que
Bulger y Connolly eran amigos desde la niñez, y para aquellos irlandeses esa
amistad constituía un vínculo de lealtad imposible de ser quebrado, tanto que
llegó un momento en que el uno dependía tanto del otro que llegaron a
constituir dos caras de la misma moneda.
Lo mejor de “Black Mass” ya se
atisba en su poster: Johnny Depp,
caracterizado hasta casi no parecer él.
De Depp hemos escrito miles de cosas, la mayoría malas, desde que Jack
Sparrow le abdujo poco menos que inexorablemente hace ya 12 años. Hasta entonces, se trataba de un actor que se
jactaba de elegir concienzudamente sus personajes, procurando no entregarse a
la más evidente su comercialidad; pero
desde que protagonizó “Piratas del Caribe”, la caricatura y la sobreactuación
han constituído su marca de fábrica, incluso cuando ha querido dar vida a
personajes “serios”. Afortunadamente
para él, cuando todavía está a tiempo de reconducir su carrera (tiene 52 años),
ha sabido hincarle el diente a un psicópata real y además ha topado con un
director, Scott Cooper, capaz de contenerle y extraer lo mejor de él. Sobreponiéndose a un maquillaje que a veces
roza la inverosimilitud, Depp logra su mejor interpretación en mucho tiempo, y
muy probablemente una nominación al Oscar.
Pero a pesar de los méritos de
Johnny Depp y del excelente reparto que ha logrado reunir Scott Cooper, hay
algo que chirría en “Black Mass”, y lo hace desde el mismísimo arranque. Pueden ser los diálogos, puede ser el montaje
o puede tratarse de la música (una película como ésta pedía a gritos una partitura
como las que en los años 70, cuando acontece la mayor parte de la acción,
componían Lalo Schifrin o Dave Grusin, y no el sinfonismo de andar por casa de
Junkie XL), que, por cierto, no cesa cuando debería. En su intento de parafrasear a Coppola y
sobre todo a Scorsese, “Black Mass” combina las escenas violentas (lo mejor, a
pesar del deja vu) con secuencias intimistas en las que Johnny Depp/Bulger comparte
protagonismo con su amigo el agente del FBI Connolly (Joel Edgerton), su
hermano senador (Benedict Cumberbatch) o su esposa (Dakota Johnson, bastante
más casta que en “50 sombras de Grey”).
También aparecen por allí Kevin Bacon, Peter Sarsgaard o Corey Stoll,
además de Julianne Nicholson, que hace de esposa de Connolly y tiene a su cargo
la escena de más elevada virulencia… psicológica: Bulger intimida a la mujer de su amigo sin
causarle daño alguno, pero llenando sus futuras pesadillas de miedo y asco a
partes iguales.
Luis Campoy
Lo mejor:
Johnny Depp… de Oscar
Lo peor:
ver sus mejores secuencias y no poder dejar de pensar en Coppola y
Scorsese
El cruce:
“El Padrino 2” + “Uno de los nuestros” + “Casino”
Calificación: 7 (sobre 10)
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