Diversión
en pequeñas grandes dosis
Dentro de su ambicioso e
inteligente plan de producción, la todopoderosa Marvel empezó por trasladar a
la pantalla los más conocidos de los héroes sobre los que detentaba los
derechos cinematográficos (ésto es, todos menos Spiderman, los mutantes de la Patrulla
X y los Cuatro Fantásticos), con unos resultados por todos conocidos. Como colofón a su llamada “Fase 2”, la
compañía auspiciada por Disney nos trae un nuevo personaje que, aun siendo uno
de los Vengadores fundadores en los tebeos, no ha sido objeto de culto masivo
debido a su propia condición de justiciero de proporciones diminutas.
Identidad secreta del científico
Henry “Hank” Pym, el Hombre Hormiga debutó a principios de la década de 1960 en
la colección “Tales to Astonish”, y enseguida sus poderes de reducción y
aumento de tamaño resultaron interesantes a la hora de componer el quinteto de
Vengadores originales junto a Iron Man, Thor, Hulk y la Avispa. En la película recién estrenada en nuestro
país, Ant Man (parece que de repente suena poco comercial la habitual
traducción española como “Hombre Hormiga”) ya no es el primigenio Dr. Pym, sino
un ladrón con vocación de Robin Hood, un tal Scott Lang que recibe el traje y
los poderes reductores por casualidad y casi por obligación, viéndose abocado a
una carrera que no deseaba pero que le abrirá las puertas de la redención…
El proceso de elaboración de “Ant
Man” ha durado más tiempo del previsto y deseado, existiendo un primer guión
elaborado por el que iba a ser su director, Edgar Wright (“X-Men. Primera Generación”), quien, poco antes de
comenzar el rodaje, abandonó el barco aludiendo a las archifamosas “diferencias
creativas” con Marvel. Ya avanzada la
producción y sin posibilidad de echarse atrás, entró en escena un nuevo
realizador, el irregular Peyton Reed, quien apostó por un toque más ligero y
humorístico… lo cual finalmente no ha
quedado nada mal.
Ajustando la composición de la
película a la propia idiosincrasia del personaje, Reed ha creado una historia
pequeña para un héroe pequeño, en la que lo importante no son tanto las
espectaculares escenas de acción (que alguna hay) como los diálogos entre el
protagonista Scott Lang y los diferentes personajes que le complementan: desde el viejo HanK Pym (que se erige en su
mentor) y su hija hasta el terrible villano Chaqueta Amarilla, pasando por su niña,
su ex-mujer y la actual pareja de ésta, así como un trío de amiguetes a cuál
más impresentable. El hecho de
abandonarse menos a la magia de los efectos especiales (que no obstante,
aparecen cuando tienen que parecer) y rebajar el tono mucho más oscuro de, por
ejemplo, la reciente “Vengadores 2: La
era de Ultrón”, supone un arma de doble filo que casi siempre es empleada con
acierto. Por un lado, es de agradecer
que un minihéroe capaz de convertirse en hormiga viva unas peripecias en las
que las risas amenizan la función, pero por otro (y éste es el principal
hándicap para mí), se echa de menos algo más de épica, un pelín más de
trascendencia (siquiera en algún momento), una pizca más de grandeza. Naturalmente, lo de la grandeza hubiera sido
un conbtrasentido en estas circunstancias, así que, quizás por ello, Peyton
Reed, que dirige muy bien a los actores que tiene a sus órdenes, se conforma
con una realización un tanto plana y casi televisiva.
Encabezado por un entonado y
carismático Paul Rudd, el reparto de “Ant Man” se completa con las presencias
de un desmejorado Michael Douglas, una atractiva Evangeline Lilly, un convincente
Corey Stoll, una sufridora Judy Greer (que repite como madre tras su semejante
papel en “Jurassic World”) y un campechano Michael Peña, que en su actuación
simboliza y concentra el espíritu de comedia y buenrollismo que preside toda la
película.
Luis Campoy
Lo mejor:
los actores, el sentido del humor
Lo peor:
se toma tan poco en serio a sí misma que de vez en cuando se echa en
falta algo más de épica
El cruce:
“El increíble hombre menguante” + “Cariño, he encogido a los niños”
Calificación: 7 (sobre 10)
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